/ sábado 15 de agosto de 2020

El comercio está muerto

En 2012 asistí a una conferencia en Nueva York en la cual el director de la banca electrónica del banco más grande del mundo, en ese entonces Citibank, explicó sus planes para desarrollar el primer banco en línea en Estados Unidos. Esa institución en línea estaba inspirada en un pequeño banco que no tenía ninguna sucursal y que, en aquel tiempo, era el líder en transacciones digitales del mundo, ese banco tan innovador había nacido en África, específicamente en Kenia.

La situación en Kenia era delicada en ese entonces, la gente no tenía acceso a servicios bancarios, la mayoría ni siquiera tenía electricidad en su casa y, sin embargo, todos tenían celulares. No estoy hablando de iPhones, sino de esos viejos celulares Nokia, cuya batería duraba una semana (bastante útil considerando que muchas personas tenían que viajar varios kilómetros para encontrar un lugar dónde cargar la batería). El sistema desarrollado por esta compañía permitió a la gente hacer pagos, transferencias y todo tipo de operaciones bancarias a través de mensajes SMS sin la necesidad de construir infraestructura que damos por sentado es necesaria para el desarrollo comercial, y así África se convirtió en el único lugar, del que tenga noticia, donde es más fácil tener una cuenta de banco que electricidad en tu casa.

Y es que el día de hoy, los comerciantes al menudeo se encuentran en una situación muy parecida. Sí cuentan con infraestructura física, pero no pueden usarla por cuestiones sanitarias. El mundo no se detiene y si bien el consumo ha caído considerablemente, la demanda de bienes y servicios es insaciable. Varios estudios de mercado estiman que a mayo 2020 el 40% de los mexicanos ya realizaban sus compras en línea, sin duda alguna empujados por el cierre de tiendas y el miedo a la infección, en tan sólo un par de años más llegaremos al 50% y es de esperarse que muy pronto el comercio electrónico sobrepase por mucho al volumen de ventas de locales comerciales. Esta tendencia no ha respetado sectores, hemos visto una migración al e-commerce por parte de todo tipo de empresas, desde supermercados (Walmart te entrega el mismo día en la puerta de tu hogar), hasta automotrices (Tesla vende sus vehículos exclusivamente en línea, aun cuando vayas a su único punto de venta en el país, en Polanco, te van a sentar enfrente de una computadora donde pondrás la orden directamente desde su sitio web).

El fin del comercio tradicional ya llegó, apresurado un poco por esta pandemia, si usted no está vendiendo sus productos a través de una pantalla electrónica, tenga por seguro que alguien más ya lo está haciendo y será cuestión de unas cuantas semanas antes de que sus clientes se den cuenta.

El comercio está muerto, viva el e-commerce.

En 2012 asistí a una conferencia en Nueva York en la cual el director de la banca electrónica del banco más grande del mundo, en ese entonces Citibank, explicó sus planes para desarrollar el primer banco en línea en Estados Unidos. Esa institución en línea estaba inspirada en un pequeño banco que no tenía ninguna sucursal y que, en aquel tiempo, era el líder en transacciones digitales del mundo, ese banco tan innovador había nacido en África, específicamente en Kenia.

La situación en Kenia era delicada en ese entonces, la gente no tenía acceso a servicios bancarios, la mayoría ni siquiera tenía electricidad en su casa y, sin embargo, todos tenían celulares. No estoy hablando de iPhones, sino de esos viejos celulares Nokia, cuya batería duraba una semana (bastante útil considerando que muchas personas tenían que viajar varios kilómetros para encontrar un lugar dónde cargar la batería). El sistema desarrollado por esta compañía permitió a la gente hacer pagos, transferencias y todo tipo de operaciones bancarias a través de mensajes SMS sin la necesidad de construir infraestructura que damos por sentado es necesaria para el desarrollo comercial, y así África se convirtió en el único lugar, del que tenga noticia, donde es más fácil tener una cuenta de banco que electricidad en tu casa.

Y es que el día de hoy, los comerciantes al menudeo se encuentran en una situación muy parecida. Sí cuentan con infraestructura física, pero no pueden usarla por cuestiones sanitarias. El mundo no se detiene y si bien el consumo ha caído considerablemente, la demanda de bienes y servicios es insaciable. Varios estudios de mercado estiman que a mayo 2020 el 40% de los mexicanos ya realizaban sus compras en línea, sin duda alguna empujados por el cierre de tiendas y el miedo a la infección, en tan sólo un par de años más llegaremos al 50% y es de esperarse que muy pronto el comercio electrónico sobrepase por mucho al volumen de ventas de locales comerciales. Esta tendencia no ha respetado sectores, hemos visto una migración al e-commerce por parte de todo tipo de empresas, desde supermercados (Walmart te entrega el mismo día en la puerta de tu hogar), hasta automotrices (Tesla vende sus vehículos exclusivamente en línea, aun cuando vayas a su único punto de venta en el país, en Polanco, te van a sentar enfrente de una computadora donde pondrás la orden directamente desde su sitio web).

El fin del comercio tradicional ya llegó, apresurado un poco por esta pandemia, si usted no está vendiendo sus productos a través de una pantalla electrónica, tenga por seguro que alguien más ya lo está haciendo y será cuestión de unas cuantas semanas antes de que sus clientes se den cuenta.

El comercio está muerto, viva el e-commerce.

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