/ viernes 1 de mayo de 2020

El Covid nuestro de cada día


La vida es frágil, pero se debate con fuerza Gao Xingjian

Por más que queramos o no el tema del Covid llegó para permanecer entre

nosotros por un buen tiempo (para toda la vida, dicen muchos), hagamos lo que

hagamos lo realizamos pensando en este dichoso virus asiático que ha trastornado parte

de nuestra prestada existencia, es decir, de alguna manera ya estamos contagiados

todos; pero algo positivo debe de haber; mi amigo y colega columnista del presente

rotativo Javier Félix me dijo la semana pasada que este virus nos ha obligado a ser más

reflexivos de lo frágil y corta que es la vida y a darnos cuenta de lo que nos falta para

hacer una sociedad con mejores formas de convivencia humana. Tiene razón y mucha.

Hace unos días vi parte de una de las conferencias que realiza la Secretaría de

Salud de nuestro país, en donde una reportera cuestionó al famoso subsecretario López

Gatell sobre si era necesario que nuestro presidente Andrés Manuel se realizara la

prueba del Covid-19, a lo que el flamante funcionario respondió que la fuerza del

presidente es moral y no de contagio. Me tomó unos minutos tratar de entender tan

elocuente y profunda respuesta y concluí que todo obedece a la naturaleza de nuestra

política azteca en una administración que durante la jornada diaria tiene entre sus

acciones arremeter contra los periodistas (no paleros al régimen), agarrarla contra

artistas y deportistas que dan su opinión sobre lo que la realidad nos muestra y decirnos

que todo va bien.

Continuamos pues en nuestro diario vivir con información del coronavirus, unos

en fase 2, otros en fase 3 y otros completamente desfasados, unos destanteados por las

multas que ahora dicen van a cobrar por ir más de dos en el auto y otros hechos camote

porque un día les dicen que hay que usar cubrebocas y al otro día que no es

indispensable, y así vivimos y sobrevivimos en un México donde lo único certero es que

no hay certeza de cuándo y hasta dónde.

Punto y aparte

El auge de las redes sociales hizo que mucha gente pensara en la desaparición

ineludible del periodismo en sus diversas vertientes, los medios de comunicación están

acabados, opinaron muchos a quienes esto les convendría, sin embargo, el periodismo a

través de los medios tradicionales han dado un ejemplo claro de su importancia en estos


días de pandemia, hoy más que nunca se requiere de la información veraz y el tacto de

quienes saben obtenerla y compartirla. En el programa radiofónico de Los Editorialistas

hemos tenido enlaces telefónicos con gente de España, Holanda, Colombia, Brasil,

Nicaragua y El Salvador para conocer de viva voz lo que realmente acontece en estos

países, de igual manera hemos conversado con especialistas de la salud que asesoran en

cuestiones específicas a quienes nos realizan sus preguntas. El Heraldo de Chihuahua

lleva puntualmente sus análisis sobre el virus con un seguimiento oportuno de la

realidad. Bien, muy bien. En estos días la información directa y objetiva es fundamental.


La vida es frágil, pero se debate con fuerza Gao Xingjian

Por más que queramos o no el tema del Covid llegó para permanecer entre

nosotros por un buen tiempo (para toda la vida, dicen muchos), hagamos lo que

hagamos lo realizamos pensando en este dichoso virus asiático que ha trastornado parte

de nuestra prestada existencia, es decir, de alguna manera ya estamos contagiados

todos; pero algo positivo debe de haber; mi amigo y colega columnista del presente

rotativo Javier Félix me dijo la semana pasada que este virus nos ha obligado a ser más

reflexivos de lo frágil y corta que es la vida y a darnos cuenta de lo que nos falta para

hacer una sociedad con mejores formas de convivencia humana. Tiene razón y mucha.

Hace unos días vi parte de una de las conferencias que realiza la Secretaría de

Salud de nuestro país, en donde una reportera cuestionó al famoso subsecretario López

Gatell sobre si era necesario que nuestro presidente Andrés Manuel se realizara la

prueba del Covid-19, a lo que el flamante funcionario respondió que la fuerza del

presidente es moral y no de contagio. Me tomó unos minutos tratar de entender tan

elocuente y profunda respuesta y concluí que todo obedece a la naturaleza de nuestra

política azteca en una administración que durante la jornada diaria tiene entre sus

acciones arremeter contra los periodistas (no paleros al régimen), agarrarla contra

artistas y deportistas que dan su opinión sobre lo que la realidad nos muestra y decirnos

que todo va bien.

Continuamos pues en nuestro diario vivir con información del coronavirus, unos

en fase 2, otros en fase 3 y otros completamente desfasados, unos destanteados por las

multas que ahora dicen van a cobrar por ir más de dos en el auto y otros hechos camote

porque un día les dicen que hay que usar cubrebocas y al otro día que no es

indispensable, y así vivimos y sobrevivimos en un México donde lo único certero es que

no hay certeza de cuándo y hasta dónde.

Punto y aparte

El auge de las redes sociales hizo que mucha gente pensara en la desaparición

ineludible del periodismo en sus diversas vertientes, los medios de comunicación están

acabados, opinaron muchos a quienes esto les convendría, sin embargo, el periodismo a

través de los medios tradicionales han dado un ejemplo claro de su importancia en estos


días de pandemia, hoy más que nunca se requiere de la información veraz y el tacto de

quienes saben obtenerla y compartirla. En el programa radiofónico de Los Editorialistas

hemos tenido enlaces telefónicos con gente de España, Holanda, Colombia, Brasil,

Nicaragua y El Salvador para conocer de viva voz lo que realmente acontece en estos

países, de igual manera hemos conversado con especialistas de la salud que asesoran en

cuestiones específicas a quienes nos realizan sus preguntas. El Heraldo de Chihuahua

lleva puntualmente sus análisis sobre el virus con un seguimiento oportuno de la

realidad. Bien, muy bien. En estos días la información directa y objetiva es fundamental.