/ sábado 23 de febrero de 2019

El culto

Los seguidores de AMLO no escuchan razón alguna; es prácticamente imposible razonar con ellos, es como hablar con alguien que ha pasado por un lavado de cerebro.

Así es como funciona un culto: gradualmente alteran el cerebro de sus víctimas, sincronizándolo a una sola voz y programándolo para vetar toda opinión que no coincida con la de ellos. Para las mentes manipuladas, los esfuerzos para llegarles con la verdad objetiva lo perciben como actos de agresión en contra del que encuentran o ven como un salvador, como un ser divino, como su mesías, lo que refuerza un afecto prácticamente pasional hacia su líder. Ese mesías será defendido prácticamente hasta a muerte, aún en contra de personas que antes fueron amigos o hasta de familiares

El país se encuentra en una crisis creada por un culto, y ese culto es AMLO. Para ellos, no hay otra verdad.

Cuando se cree que un simple hombre está sobre la cultura, la ciencia, la política, la moral, y la decencia, y que cuenta con mayor credibilidad que cualquier medio de comunicación; y cuando se le ve, aún superior a los que sus ojos puedan ver y sus oídos puedan escuchar, podemos afirmar que el seguidor está total y profundamente indoctrinado.

Esto no ha sucedido por accidente, ha sido preparado concienzudamente. Los líderes del culto han tomado como rehenes o como presa a las personas emocionalmente vulnerables, otorgando soluciones imaginarias a su soledad, a su desapoderamiento y a su soledad.

El que consideran su líder infalible, honesto y hasta mágico, ha dominado el arte de generar miedo y de hacer ver a toda oposición como egoístas, corruptos, fifís, ricos, neoliberales y antipueblo, y los hace creer que él es el único y posible salvador, el mesías.

Cada día diseña e inventa corrupciones generalizadas y ubica nuevos dirigentes sin experiencia y sin estudios adecuados, a gente inexperta en importantes puestos… ¡ah!, pero son, por ser del pueblo, sabios y buenos.

Algunos que han intentado rescatar amigos, conocidos o hasta familiares de las programaciones mentales a las que han sido sometidos, nos cuentan la enorme e increíble dificultad para desprogramar tanto engaño, tantas mentiras, y tantas falsas promesas y expectativas.

Nadie se une voluntariamente a un culto. Para lograrlo, son desviados, engañados, y dirigidos hacia el borde del abismo, de la rendición emocional e intelectual, hasta que son obligados a caer. Es prácticamente imposible dejar dicho culto voluntariamente. Les es imposible darse cuenta que están luchando contra sus propios intereses al alinearse con el que los tienen secuestrados. Dejar el culto no es una opción, por lo que los que tratan de hacerlos ver, sentir y escuchar la verdad y la realidad para rescatarlos, encuentran siempre insultos, amenazas y hasta violencia, e inclusive la muerte.

Los seguidores de AMLO no escuchan razón alguna; es prácticamente imposible razonar con ellos, es como hablar con alguien que ha pasado por un lavado de cerebro.

Así es como funciona un culto: gradualmente alteran el cerebro de sus víctimas, sincronizándolo a una sola voz y programándolo para vetar toda opinión que no coincida con la de ellos. Para las mentes manipuladas, los esfuerzos para llegarles con la verdad objetiva lo perciben como actos de agresión en contra del que encuentran o ven como un salvador, como un ser divino, como su mesías, lo que refuerza un afecto prácticamente pasional hacia su líder. Ese mesías será defendido prácticamente hasta a muerte, aún en contra de personas que antes fueron amigos o hasta de familiares

El país se encuentra en una crisis creada por un culto, y ese culto es AMLO. Para ellos, no hay otra verdad.

Cuando se cree que un simple hombre está sobre la cultura, la ciencia, la política, la moral, y la decencia, y que cuenta con mayor credibilidad que cualquier medio de comunicación; y cuando se le ve, aún superior a los que sus ojos puedan ver y sus oídos puedan escuchar, podemos afirmar que el seguidor está total y profundamente indoctrinado.

Esto no ha sucedido por accidente, ha sido preparado concienzudamente. Los líderes del culto han tomado como rehenes o como presa a las personas emocionalmente vulnerables, otorgando soluciones imaginarias a su soledad, a su desapoderamiento y a su soledad.

El que consideran su líder infalible, honesto y hasta mágico, ha dominado el arte de generar miedo y de hacer ver a toda oposición como egoístas, corruptos, fifís, ricos, neoliberales y antipueblo, y los hace creer que él es el único y posible salvador, el mesías.

Cada día diseña e inventa corrupciones generalizadas y ubica nuevos dirigentes sin experiencia y sin estudios adecuados, a gente inexperta en importantes puestos… ¡ah!, pero son, por ser del pueblo, sabios y buenos.

Algunos que han intentado rescatar amigos, conocidos o hasta familiares de las programaciones mentales a las que han sido sometidos, nos cuentan la enorme e increíble dificultad para desprogramar tanto engaño, tantas mentiras, y tantas falsas promesas y expectativas.

Nadie se une voluntariamente a un culto. Para lograrlo, son desviados, engañados, y dirigidos hacia el borde del abismo, de la rendición emocional e intelectual, hasta que son obligados a caer. Es prácticamente imposible dejar dicho culto voluntariamente. Les es imposible darse cuenta que están luchando contra sus propios intereses al alinearse con el que los tienen secuestrados. Dejar el culto no es una opción, por lo que los que tratan de hacerlos ver, sentir y escuchar la verdad y la realidad para rescatarlos, encuentran siempre insultos, amenazas y hasta violencia, e inclusive la muerte.