/ miércoles 24 de marzo de 2021

El despilfarro de Pemex

Me encuentro escribiendo mi colaboración el día de la conmemoración del nacimiento de Benito Juárez, ese héroe mitológico al que se le cuelgan todos los atributos que pudiera tener un buen gobernante; ¿por quién? Pues por los gobernantes actuales que no saben cómo resolver los problemas presentes o futuros y por eso recurren a la nostalgia que nos produce dicho personaje.

Pero les tengo noticias, ni Juárez fue perfecto y el México que él vivió no existe más. Lo mismo sucede con Lázaro Cárdenas, a quien se le da el mismo tratamiento. En primer lugar, él no expropió el petróleo, éste ya era propiedad de la nación según lo estipulado en la Constitución de 1917. Él les expropió a los extranjeros su infraestructura. Nada más. Y lo traigo a colación por su importancia en la discusión del tema que quiero tratar con ustedes

Nuestro actual presidente es muy dado a invocar el nombre de estos dos expresidentes, con lo que justifica sus acciones al implementar políticas públicas demagógicas como la austeridad (Juárez) y el impulso a Pemex (Cárdenas).

Es con esta justificación en que el presidente está empeñado en rescatar a Pemex no importando los costos. Así, prometió que México se hará cargo de los pagos de deuda de la gigante estatal y aseguró que ya se tomó una "decisión" para ello, aunque no dio más detalles.

Veamos la realidad fuera del mito y la demagogia: se produjeron en 2020, 8.9% menos gasolina que en 2019. Se trata de la séptima baja consecutiva en la producción de Pemex y el nivel más bajo registrado en por lo menos 30 años.

Los pasivos de la empresa ascienden a 4 billones 345,000 millones de pesos, equivalentes a 217,000 millones de dólares (1/4 del PIB nacional), además tuvo dos años consecutivos pérdidas: 347 mil millones de pesos en 2019 y 481 mil millones en 2020 (medio billón de pesos).

También se encuentra en un sector que vive un cambio de época y, por otro lado, no posee un plan de transición energética. Cuando el mundo transita a las energías limpias 2020, se incrementaron sus emisiones de óxido de azufre en 18.7% y las de dióxido de carbono en 6.8%.

El presidente tiene una gran preocupación por Pemex, lo que lo llevó a cambiar la Ley de la Industria Eléctrica urgentemente. Esta Ley aprobada tendrá un enorme efecto negativo sobre el PIN nacional, el cual será menor a 4%. Recordemos que venimos de una recesión de casi el 9% y la cual tenemos que remontar para recuperar los empleos perdidos y los que se están necesitando con cada nueva generación.

Además, afectará severamente la confianza en el país y la credibilidad en el mismo, así como su productividad y competitividad.

Su costo se estima en 60,000 millones de pesos, en perjuicio del erario y de quienes cumplen ante el fisco y esperan a cambio servicios de salud, de educación o de seguridad.

Por otro lado, el gobierno pagará una defensa legal ante las innumerables demandas que ya se están presentando, y que, en el peor de los casos, enfrentará gastos por compensaciones por miles de millones de dólares.

Le tengo noticias al presidente: Usted no es ni Juárez ni Cárdenas, y México y el mundo se encuentran ya en el siglo veintiuno.

Me encuentro escribiendo mi colaboración el día de la conmemoración del nacimiento de Benito Juárez, ese héroe mitológico al que se le cuelgan todos los atributos que pudiera tener un buen gobernante; ¿por quién? Pues por los gobernantes actuales que no saben cómo resolver los problemas presentes o futuros y por eso recurren a la nostalgia que nos produce dicho personaje.

Pero les tengo noticias, ni Juárez fue perfecto y el México que él vivió no existe más. Lo mismo sucede con Lázaro Cárdenas, a quien se le da el mismo tratamiento. En primer lugar, él no expropió el petróleo, éste ya era propiedad de la nación según lo estipulado en la Constitución de 1917. Él les expropió a los extranjeros su infraestructura. Nada más. Y lo traigo a colación por su importancia en la discusión del tema que quiero tratar con ustedes

Nuestro actual presidente es muy dado a invocar el nombre de estos dos expresidentes, con lo que justifica sus acciones al implementar políticas públicas demagógicas como la austeridad (Juárez) y el impulso a Pemex (Cárdenas).

Es con esta justificación en que el presidente está empeñado en rescatar a Pemex no importando los costos. Así, prometió que México se hará cargo de los pagos de deuda de la gigante estatal y aseguró que ya se tomó una "decisión" para ello, aunque no dio más detalles.

Veamos la realidad fuera del mito y la demagogia: se produjeron en 2020, 8.9% menos gasolina que en 2019. Se trata de la séptima baja consecutiva en la producción de Pemex y el nivel más bajo registrado en por lo menos 30 años.

Los pasivos de la empresa ascienden a 4 billones 345,000 millones de pesos, equivalentes a 217,000 millones de dólares (1/4 del PIB nacional), además tuvo dos años consecutivos pérdidas: 347 mil millones de pesos en 2019 y 481 mil millones en 2020 (medio billón de pesos).

También se encuentra en un sector que vive un cambio de época y, por otro lado, no posee un plan de transición energética. Cuando el mundo transita a las energías limpias 2020, se incrementaron sus emisiones de óxido de azufre en 18.7% y las de dióxido de carbono en 6.8%.

El presidente tiene una gran preocupación por Pemex, lo que lo llevó a cambiar la Ley de la Industria Eléctrica urgentemente. Esta Ley aprobada tendrá un enorme efecto negativo sobre el PIN nacional, el cual será menor a 4%. Recordemos que venimos de una recesión de casi el 9% y la cual tenemos que remontar para recuperar los empleos perdidos y los que se están necesitando con cada nueva generación.

Además, afectará severamente la confianza en el país y la credibilidad en el mismo, así como su productividad y competitividad.

Su costo se estima en 60,000 millones de pesos, en perjuicio del erario y de quienes cumplen ante el fisco y esperan a cambio servicios de salud, de educación o de seguridad.

Por otro lado, el gobierno pagará una defensa legal ante las innumerables demandas que ya se están presentando, y que, en el peor de los casos, enfrentará gastos por compensaciones por miles de millones de dólares.

Le tengo noticias al presidente: Usted no es ni Juárez ni Cárdenas, y México y el mundo se encuentran ya en el siglo veintiuno.