/ sábado 27 de julio de 2019

El destino está claro

La prosperidad es el fenómeno total del consumo


No todas las “transformaciones” son buenas o positivas. Sólo veamos el desastre en que acabaron las mismas en los casos de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

La transformación a las que nos quiere llevar el mal llamado presidente es la misma que la de los países que viven en una pobreza peor que la que ha vivido nuestro país. Por ejemplo, si todos compráramos únicamente lo indispensable y buscáramos la ínfima calidad para gastar menos dinero, desaparecerían inmediatamente del mundo el progreso, el arte y la cultura. Las ciudades de la nación se convertirían en barracas, y nuestra alimentación y vestido serían de lo peor, esto es en lo que se convertirán con la 4ª, lo que nos quiere imponer López.

Los artistas, los artesanos y los genios desaparecerían y volveríamos a la visión comunista de la sociedad. No pueden convertirse riquezas sin invertir algo en ellas.

En la función enormemente benefactora del neoliberalismo como no lo quiere entender López, es el propósito de los mercados el estimular a la gente a desear más y gastar el dinero necesario para consumir más, para que se pueda dar más satisfactores para vivir en abundancia y no negándose continuamente todo eso que le agrada. La prosperidad es el fenómeno total del consumo. La riqueza no es consumida porque la gente sea rica, sino es rica porque consume la riqueza. El gastar dinero en cosas buenas hace del mundo un lugar más agradable.

Bajo la 4ª, el destino de bienestar está mucho muy claro. Es de pobreza, de permitir ser esclavo de un sujeto que se cree y se piensa redentor, mesías y salvador, hundiendo más en la pobreza a los mexicanos, y salvador de nuestros vecinos del sur: El Salvador, Honduras y Guatemala.

Lo que nos puede salvar es la seguridad que solamente podemos tener progreso, seguridad y democracia a través de la la masa anónima de trabajadores sinceros, inteligentes, laboriosos y económicos, y no de los “sabios y buenos”.

El caos que ya vemos y sentimos con los corruptos de la 4ª, realmente nos traerá lo que ya algunos prevenían: “Estaremos igual que Venezuela”… o quizá peor.

Los jóvenes no deben pasar sus mejores años de juventud esperando recibir dinero del que se cree mesías y quien espera ser alabado por lo mismo. Es el espíritu inconquistable por promesas imposibles, que afecta por creer en el populismo de aquel que intenta ser visto como un ser milagroso. El joven debe creer lo que lo convertirá en ese que podrá lograr lo que su espíritu le dicte para que nada le sea imposible.

La claridad de nuestro destino depende de cada uno de nosotros.

La prosperidad es el fenómeno total del consumo


No todas las “transformaciones” son buenas o positivas. Sólo veamos el desastre en que acabaron las mismas en los casos de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

La transformación a las que nos quiere llevar el mal llamado presidente es la misma que la de los países que viven en una pobreza peor que la que ha vivido nuestro país. Por ejemplo, si todos compráramos únicamente lo indispensable y buscáramos la ínfima calidad para gastar menos dinero, desaparecerían inmediatamente del mundo el progreso, el arte y la cultura. Las ciudades de la nación se convertirían en barracas, y nuestra alimentación y vestido serían de lo peor, esto es en lo que se convertirán con la 4ª, lo que nos quiere imponer López.

Los artistas, los artesanos y los genios desaparecerían y volveríamos a la visión comunista de la sociedad. No pueden convertirse riquezas sin invertir algo en ellas.

En la función enormemente benefactora del neoliberalismo como no lo quiere entender López, es el propósito de los mercados el estimular a la gente a desear más y gastar el dinero necesario para consumir más, para que se pueda dar más satisfactores para vivir en abundancia y no negándose continuamente todo eso que le agrada. La prosperidad es el fenómeno total del consumo. La riqueza no es consumida porque la gente sea rica, sino es rica porque consume la riqueza. El gastar dinero en cosas buenas hace del mundo un lugar más agradable.

Bajo la 4ª, el destino de bienestar está mucho muy claro. Es de pobreza, de permitir ser esclavo de un sujeto que se cree y se piensa redentor, mesías y salvador, hundiendo más en la pobreza a los mexicanos, y salvador de nuestros vecinos del sur: El Salvador, Honduras y Guatemala.

Lo que nos puede salvar es la seguridad que solamente podemos tener progreso, seguridad y democracia a través de la la masa anónima de trabajadores sinceros, inteligentes, laboriosos y económicos, y no de los “sabios y buenos”.

El caos que ya vemos y sentimos con los corruptos de la 4ª, realmente nos traerá lo que ya algunos prevenían: “Estaremos igual que Venezuela”… o quizá peor.

Los jóvenes no deben pasar sus mejores años de juventud esperando recibir dinero del que se cree mesías y quien espera ser alabado por lo mismo. Es el espíritu inconquistable por promesas imposibles, que afecta por creer en el populismo de aquel que intenta ser visto como un ser milagroso. El joven debe creer lo que lo convertirá en ese que podrá lograr lo que su espíritu le dicte para que nada le sea imposible.

La claridad de nuestro destino depende de cada uno de nosotros.