/ sábado 4 de mayo de 2019

El Día del Trabajo


La mañana del día 1° de mayo escuché en el radio al presidente López decir que el desfile no era para celebrar, sino para protestar. Buenas declaraciones “de armonía” para incitar y desarrollar, aún más, la pugna entre trabajadores y patrones, entre su “socialismo bolivariano transformador” y el “neoliberalismo” al que tiene en la mira para desaparecer a cambio de la pobreza o como él le llama ahora, “la austeridad republicana juarista”.

Su planeado gobierno antineoliberal no contempla administrar las empresas con el pensamiento adecuado, y es por esta razón por la que cuando quieren administrar cualquier empresa, inmediatamente huele a fracaso. Así lo demuestran todos los gobiernos antineoliberales del mundo.

El manejo científico, “neoliberal” de un negocio, requiere de un cambio mental adecuado de parte del empresario para con los trabajadores, así como de ellos para con el patrón. En la producción, el problema humano es el primer reto; en todas partes, y para resolverlo, son indispensables no solamente la buena voluntad, sino también una mayor eficiencia y mayor carácter. Muchos jefes de segundo y tercer nivel en una empresa no pueden hacer el diseño de un sistema; no saben de matemáticas ni de ortografía ni de física ni de nuevas tecnologías, mucho menos de psicología. No quieren reconocer que la buena voluntad de un trabajador es indispensable para el aumento de la productividad. Es sólo a través del ser pensante que podemos esperar grandes cosas para el trabajador y el empleador. Con el pensamiento chairo vamos a un total desastre.

Toda empresa realmente próspera es el resultado de la habilidad para dirigirla. Los hombres y las cosas “cooperan”, fluyen, cuando hay alguien que los haga cooperar.

Una industria dirigida por los antineoliberales, por el Estado, por el socialismo, es una industria pobre y enferma. Es un terrible desperdicio de trabajo, de tiempo, y de materiales, sin considerar la calidad en relación a la competencia mundial. La gente no puede consumir cuando no está produciendo. El desempleo y la inconformidad siempre están presentes. Es prudente recordar que los bajos salarios y una vida llena de restricciones nunca abaratan la producción.

Ver la realidad es el principal problema de la mal llamada 4T: “Suponiendo, dijo una vez Lincoln a sus opositores, que la cola de un becerro es otra pata, ¿cuántas patas tendrá el animal? “Cinco”, contestaron todos en coro… No tendrá más de 4, dijo tranquilamente Lincoln, porque suponer una cosa no es volverla real….”.



La mañana del día 1° de mayo escuché en el radio al presidente López decir que el desfile no era para celebrar, sino para protestar. Buenas declaraciones “de armonía” para incitar y desarrollar, aún más, la pugna entre trabajadores y patrones, entre su “socialismo bolivariano transformador” y el “neoliberalismo” al que tiene en la mira para desaparecer a cambio de la pobreza o como él le llama ahora, “la austeridad republicana juarista”.

Su planeado gobierno antineoliberal no contempla administrar las empresas con el pensamiento adecuado, y es por esta razón por la que cuando quieren administrar cualquier empresa, inmediatamente huele a fracaso. Así lo demuestran todos los gobiernos antineoliberales del mundo.

El manejo científico, “neoliberal” de un negocio, requiere de un cambio mental adecuado de parte del empresario para con los trabajadores, así como de ellos para con el patrón. En la producción, el problema humano es el primer reto; en todas partes, y para resolverlo, son indispensables no solamente la buena voluntad, sino también una mayor eficiencia y mayor carácter. Muchos jefes de segundo y tercer nivel en una empresa no pueden hacer el diseño de un sistema; no saben de matemáticas ni de ortografía ni de física ni de nuevas tecnologías, mucho menos de psicología. No quieren reconocer que la buena voluntad de un trabajador es indispensable para el aumento de la productividad. Es sólo a través del ser pensante que podemos esperar grandes cosas para el trabajador y el empleador. Con el pensamiento chairo vamos a un total desastre.

Toda empresa realmente próspera es el resultado de la habilidad para dirigirla. Los hombres y las cosas “cooperan”, fluyen, cuando hay alguien que los haga cooperar.

Una industria dirigida por los antineoliberales, por el Estado, por el socialismo, es una industria pobre y enferma. Es un terrible desperdicio de trabajo, de tiempo, y de materiales, sin considerar la calidad en relación a la competencia mundial. La gente no puede consumir cuando no está produciendo. El desempleo y la inconformidad siempre están presentes. Es prudente recordar que los bajos salarios y una vida llena de restricciones nunca abaratan la producción.

Ver la realidad es el principal problema de la mal llamada 4T: “Suponiendo, dijo una vez Lincoln a sus opositores, que la cola de un becerro es otra pata, ¿cuántas patas tendrá el animal? “Cinco”, contestaron todos en coro… No tendrá más de 4, dijo tranquilamente Lincoln, porque suponer una cosa no es volverla real….”.