/ jueves 27 de agosto de 2020

El escenario catastrófico y los video escándalos

El 22 de agosto la Secretaría de Salud informó que el número de fallecimientos por Covid-19 había superado los 60 mil, cantidad que su subsecretario Hugo López-Gatell pronosticó el 4 de junio como “catastrófico”, cuando en abril había declarado que serían sólo 6 mil las muertes.

La Universidad de Washington ajustó sus cifras y vaticinó que para el primero de diciembre el número de víctimas mortales de la pandemia sería de más de 130 mil, con lo que México podría superar a Brasil en la tasa de mortalidad al alcanzar 94 muertes por cada 100 mil habitantes.

Malo para comunicar y pésimo para calcular, Gatell de superestrella mediática se ha convertido en uno de los personajes públicos más cuestionados por su ineficiencia e incompetencia. En premio a ello no sólo continúa a cargo del combate de la pandemia, sino que además se le agregaron otros seis organismos públicos a su subsecretaría, entre ellos Cofepris.

México en este momento ocupa el tercer lugar en fallecimientos por la Covid-19 en el mundo y podría superar a Brasil, hasta ahora el segundo, si son acertados los pronósticos de los especialistas extranjeros.

El escenario es por lo tanto catastrófico, uno de los pocos aciertos de Gatell, ya que la pandemia podría durar dos años como lo aseveró la OMS y ya alcanza un total de más de 800 mil muertes y más de 23 millones de contagios en todo el orbe.

Por otra parte, la aparición de videos relacionados con las corruptelas políticas ha sido un distractor utilizado por el gobierno federal para desviar la atención sobre las graves crisis que afectan al país.

El video entregado por Lozoya y filtrado a los medios muestra a dos exfuncionarios del Senado, ligados a legisladores panistas, recibiendo fajos de billetes en bolsas de plástico que guardan en sendas maletas.

La denuncia del exdirector de Pemex también fue dada a conocer mediáticamente (con sus 63 fojas), en la cual acusa a tres expresidentes, algunos secretarios y a varios legisladores a los cuales involucró Lozoya en sus acciones delictivas.

Unos días después de la aparición de tal video el periodista Loret de Mola publicó otros dos videos donde el excoordinador de Protección Civil del actual gobierno entrega unos sobres con dinero a Pío López Obrador, hermano del presidente. David León reconoció la autenticidad de los videos y debido al escándalo ya no asumirá su cargo en la nueva empresa distribuidora de medicinas.

Así pues, en medio de la tormenta nuestros políticos tercermundistas se enfrascan en una batalla abierta en aras de desacreditar a sus opositores con miras de lograr una posición ventajosa en las elecciones de 2021.

Esta ofensiva desafortunadamente ha sido encabezada por el propio presidente López Obrador, pues en lugar de coordinar junto con otros dirigentes (como los gobernadores) una campaña unificada en contra de la pandemia, se ha dedicado más a exhibir las corruptelas de personajes de otros sexenios.

La guerra en contra de la corrupción prometida por López Obrador debe seguir adelante, pero no con fines electorales o personales. Por algo el mandatario ha recalcado que busca justicia y no venganza.

Hay tiempos para cada problema y en estos tiempos se requiere prioritariamente un frente común para poder superar la peor pandemia de este siglo, lo cual no se podrá lograr si los mexicanos continuamos divididos y confrontados.

El 22 de agosto la Secretaría de Salud informó que el número de fallecimientos por Covid-19 había superado los 60 mil, cantidad que su subsecretario Hugo López-Gatell pronosticó el 4 de junio como “catastrófico”, cuando en abril había declarado que serían sólo 6 mil las muertes.

La Universidad de Washington ajustó sus cifras y vaticinó que para el primero de diciembre el número de víctimas mortales de la pandemia sería de más de 130 mil, con lo que México podría superar a Brasil en la tasa de mortalidad al alcanzar 94 muertes por cada 100 mil habitantes.

Malo para comunicar y pésimo para calcular, Gatell de superestrella mediática se ha convertido en uno de los personajes públicos más cuestionados por su ineficiencia e incompetencia. En premio a ello no sólo continúa a cargo del combate de la pandemia, sino que además se le agregaron otros seis organismos públicos a su subsecretaría, entre ellos Cofepris.

México en este momento ocupa el tercer lugar en fallecimientos por la Covid-19 en el mundo y podría superar a Brasil, hasta ahora el segundo, si son acertados los pronósticos de los especialistas extranjeros.

El escenario es por lo tanto catastrófico, uno de los pocos aciertos de Gatell, ya que la pandemia podría durar dos años como lo aseveró la OMS y ya alcanza un total de más de 800 mil muertes y más de 23 millones de contagios en todo el orbe.

Por otra parte, la aparición de videos relacionados con las corruptelas políticas ha sido un distractor utilizado por el gobierno federal para desviar la atención sobre las graves crisis que afectan al país.

El video entregado por Lozoya y filtrado a los medios muestra a dos exfuncionarios del Senado, ligados a legisladores panistas, recibiendo fajos de billetes en bolsas de plástico que guardan en sendas maletas.

La denuncia del exdirector de Pemex también fue dada a conocer mediáticamente (con sus 63 fojas), en la cual acusa a tres expresidentes, algunos secretarios y a varios legisladores a los cuales involucró Lozoya en sus acciones delictivas.

Unos días después de la aparición de tal video el periodista Loret de Mola publicó otros dos videos donde el excoordinador de Protección Civil del actual gobierno entrega unos sobres con dinero a Pío López Obrador, hermano del presidente. David León reconoció la autenticidad de los videos y debido al escándalo ya no asumirá su cargo en la nueva empresa distribuidora de medicinas.

Así pues, en medio de la tormenta nuestros políticos tercermundistas se enfrascan en una batalla abierta en aras de desacreditar a sus opositores con miras de lograr una posición ventajosa en las elecciones de 2021.

Esta ofensiva desafortunadamente ha sido encabezada por el propio presidente López Obrador, pues en lugar de coordinar junto con otros dirigentes (como los gobernadores) una campaña unificada en contra de la pandemia, se ha dedicado más a exhibir las corruptelas de personajes de otros sexenios.

La guerra en contra de la corrupción prometida por López Obrador debe seguir adelante, pero no con fines electorales o personales. Por algo el mandatario ha recalcado que busca justicia y no venganza.

Hay tiempos para cada problema y en estos tiempos se requiere prioritariamente un frente común para poder superar la peor pandemia de este siglo, lo cual no se podrá lograr si los mexicanos continuamos divididos y confrontados.