/ viernes 11 de enero de 2019

¿El fin justifica los medios?

Fraseario

Aída Holguín

Con el fin de frenar el huachicoleo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ordenó el cierre de algunos ductos de Pemex “hasta ver quién se cansa primero” (los huachicoleros o el gobierno) –dijo muy sonriente el presidente–.

Entonces lo que dure esa medida dependerá de que una de esas dos cosas suceda y, por esa “razón”, la distribución de combustibles en ciertas zonas del país se seguirá haciendo -por tiempo indeterminado- a través de autotanques y carrotanques “por ser medios de transporte más seguros”.

Con esta medida tan desmedida, hasta el momento son -por lo menos- siete entidades federativas las que ya se han visto afectadas por el desabasto de combustibles. Situación que, por obvias razones, ha trascendido a través de los medios de comunicación. Esto, a su vez, ha provocado -por enésima ocasión- el disgusto del presidente, quien asegura que este asunto se está magnificando porque gasolina sí hay, y el problema ocurre solamente en algunos puntos del país.

Los dos “pequeños” detalles que el presidente López Obrador parece no saber y, por ende, no ha considerado al momento de justificar y defender su “brillante” idea, es que escasez y desabasto no son lo mismo. Es decir, que no basta con que haya mucha gasolina (o sea, que no haya escasez), sino que hay que distribuirla de manera oportuna y suficiente (o sea, abastecer la demanda); de lo contrario, el desabasto se extenderá -aún más- conforme pasen los días.

Una vez que ya ha quedado claro por qué escasez y desabasto no son lo mismo (como erróneamente lo ha expresado el presidente), también es importante aclarar que, en definitiva, es aplaudible el hecho de que por fin alguien le ponga un alto al histórico y costoso robo de hidrocarburos; sin embargo, el medio al que el gobierno de López Obrador ha recurrido para tratar de lograrlo, es simplista y, por lo tanto, inadecuado. Tan inadecuado es, que no sólo ha provocado el rápido avance del desabasto de combustibles, sino también la especulación en los precios (aunque lo nieguen) sin siquiera haber sospechas de escasez.

El caso es que, trátese de desabasto o de cambios en la logística de entrega (así es como le llaman) de Pemex, es imprescindible que el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno analicen a conciencia los medios y no únicamente los fines.

En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por el filósofo y escritor británico Aldous Huxley: “Los buenos fines sólo pueden lograrse mediante el empleo de medios apropiados. El fin no puede justificar los medios, por la razón simple y obvia de que los medios empleados determinan la naturaleza de los fines producidos”.

laecita.wordpress.com

laecita@gmail.com


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Aída Holguín

Con el fin de frenar el huachicoleo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ordenó el cierre de algunos ductos de Pemex “hasta ver quién se cansa primero” (los huachicoleros o el gobierno) –dijo muy sonriente el presidente–.

Entonces lo que dure esa medida dependerá de que una de esas dos cosas suceda y, por esa “razón”, la distribución de combustibles en ciertas zonas del país se seguirá haciendo -por tiempo indeterminado- a través de autotanques y carrotanques “por ser medios de transporte más seguros”.

Con esta medida tan desmedida, hasta el momento son -por lo menos- siete entidades federativas las que ya se han visto afectadas por el desabasto de combustibles. Situación que, por obvias razones, ha trascendido a través de los medios de comunicación. Esto, a su vez, ha provocado -por enésima ocasión- el disgusto del presidente, quien asegura que este asunto se está magnificando porque gasolina sí hay, y el problema ocurre solamente en algunos puntos del país.

Los dos “pequeños” detalles que el presidente López Obrador parece no saber y, por ende, no ha considerado al momento de justificar y defender su “brillante” idea, es que escasez y desabasto no son lo mismo. Es decir, que no basta con que haya mucha gasolina (o sea, que no haya escasez), sino que hay que distribuirla de manera oportuna y suficiente (o sea, abastecer la demanda); de lo contrario, el desabasto se extenderá -aún más- conforme pasen los días.

Una vez que ya ha quedado claro por qué escasez y desabasto no son lo mismo (como erróneamente lo ha expresado el presidente), también es importante aclarar que, en definitiva, es aplaudible el hecho de que por fin alguien le ponga un alto al histórico y costoso robo de hidrocarburos; sin embargo, el medio al que el gobierno de López Obrador ha recurrido para tratar de lograrlo, es simplista y, por lo tanto, inadecuado. Tan inadecuado es, que no sólo ha provocado el rápido avance del desabasto de combustibles, sino también la especulación en los precios (aunque lo nieguen) sin siquiera haber sospechas de escasez.

El caso es que, trátese de desabasto o de cambios en la logística de entrega (así es como le llaman) de Pemex, es imprescindible que el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno analicen a conciencia los medios y no únicamente los fines.

En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por el filósofo y escritor británico Aldous Huxley: “Los buenos fines sólo pueden lograrse mediante el empleo de medios apropiados. El fin no puede justificar los medios, por la razón simple y obvia de que los medios empleados determinan la naturaleza de los fines producidos”.

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