/ viernes 13 de julio de 2018

El genoma americano

La identidad americana ha sido un motivo para la discusión en ámbitos que van de la etnología a la filosofía. Los teóricos han pretendido establecer el conjunto de rasgos definitorios del nativo americano.

En la actualidad, gracias a los avances en el campo de la genética, ya podemos contar con un avance en la tarea de definir al americano original, sin tanta especulación, con datos y procedimientos científicos.

La biología elemental nos enseñó que los seres humanos somos producto de genes y de memes; los primeros diseñan nuestro organismo y los segundos nuestra vida cultural. Todo ser humano es una mezcla de genes y de memes.

Los mexicanos tenemos genes y memes tanto europeos como indígenas. En cuanto al genoma de los mexicanos, se dice que sabemos mucho más de su componente europeo, y ello se debe a que los estudios del genoma a nivel mundial se han desarrollado sobre el humano europeo.

Con el fin de saber más sobre el genoma indígena en México, el Instituto Mexicano de Medicina Genómica (Inmegen) se dispuso a analizar, con la intervención de decenas de especialistas, el genoma de algunos voluntarios mexicanos pertenecientes a seis grupos étnicos (tarahumaras, tepehuanos, nahuas, totonacas, zapotecas y mayas).

Encontrar variantes genéticas en los indígenas permite, entre otras cosas, estimar los efectos sobre la salud tanto de los indígenas como de los mestizos. Pero más allá de la aplicación médica de estos conocimientos, son de gran valor para la integración de un perfil que identifique al nativo americano.

El aspecto genómico de los americanos contribuirá al esclarecimiento de su originalidad biológica, lo cual traerá consigo una reconsideración científica (antropológica) y ética (filosófica) sobre su ser integral. Ya no nos podemos permitir especulaciones asentadas en prejuicios más que en resultados científicos.

Es tiempo de una contribución determinante (desde la ciencia) a la gastada y estéril discusión sobre las razas humanas. Más allá de una superioridad y una inferioridad, vamos fundamentando nuestra convivencia en conocimientos que ayuden a fortalecernos entre todos.



La identidad americana ha sido un motivo para la discusión en ámbitos que van de la etnología a la filosofía. Los teóricos han pretendido establecer el conjunto de rasgos definitorios del nativo americano.

En la actualidad, gracias a los avances en el campo de la genética, ya podemos contar con un avance en la tarea de definir al americano original, sin tanta especulación, con datos y procedimientos científicos.

La biología elemental nos enseñó que los seres humanos somos producto de genes y de memes; los primeros diseñan nuestro organismo y los segundos nuestra vida cultural. Todo ser humano es una mezcla de genes y de memes.

Los mexicanos tenemos genes y memes tanto europeos como indígenas. En cuanto al genoma de los mexicanos, se dice que sabemos mucho más de su componente europeo, y ello se debe a que los estudios del genoma a nivel mundial se han desarrollado sobre el humano europeo.

Con el fin de saber más sobre el genoma indígena en México, el Instituto Mexicano de Medicina Genómica (Inmegen) se dispuso a analizar, con la intervención de decenas de especialistas, el genoma de algunos voluntarios mexicanos pertenecientes a seis grupos étnicos (tarahumaras, tepehuanos, nahuas, totonacas, zapotecas y mayas).

Encontrar variantes genéticas en los indígenas permite, entre otras cosas, estimar los efectos sobre la salud tanto de los indígenas como de los mestizos. Pero más allá de la aplicación médica de estos conocimientos, son de gran valor para la integración de un perfil que identifique al nativo americano.

El aspecto genómico de los americanos contribuirá al esclarecimiento de su originalidad biológica, lo cual traerá consigo una reconsideración científica (antropológica) y ética (filosófica) sobre su ser integral. Ya no nos podemos permitir especulaciones asentadas en prejuicios más que en resultados científicos.

Es tiempo de una contribución determinante (desde la ciencia) a la gastada y estéril discusión sobre las razas humanas. Más allá de una superioridad y una inferioridad, vamos fundamentando nuestra convivencia en conocimientos que ayuden a fortalecernos entre todos.