/ miércoles 26 de mayo de 2021

El gran reto del PAN

Duele reconocerlo: AMLO arrolló en las pasadas elecciones por los errores que cometimos como partido y como gobierno.

El PAN, el partido de la democracia, del bien común, de la dignidad de la persona humana, se contaminó e introdujo las prácticas políticas que combatía.

El manejo del padrón de sus militantes para controlar las candidaturas, la corrupción en algunos de sus funcionarios sin los deslindes contundentes de la dirigencia, nos fueron restando capacidad de representar a los ciudadanos de mejor manera y esa falta de congruencia nos restó legitimidad y credibilidad. Nuestra soberbia, desdén y falta de compromiso social permitieron que fueran los intereses particulares o de grupo los que se impusieran como lógica de funcionamiento.

Mientras tanto, en nuestro país, la pobreza y la desigualdad se normalizaban en el paisaje y la impunidad y la corrupción brotaban como fuente de toda injusticia.

Hoy nos debatimos con ese pasado y con el déficit de narrativa de futuro convincente porque no nos creen.

Pero el gobierno de López Obrador desaprovechó su enorme oportunidad para realizar los cambios necesarios para reformar al Estado mexicano y se distrajo en ocurrencias impulsivas sin potencia transformadora, dilapidando en poco tiempo el cuantioso capital político obtenido en las urnas. Demostró que era un excelente candidato, pero un pésimo gobernante.

Esto ha motivado a un amplio número de ciudadanos a construir un gran frente opositor utilizando el voto útil para votar por aquel partido de la alianza Va por México que pueda ganarle en los trescientos distritos electorales para quitarle la mayoría que ha utilizado para imponer sin empacho sus decisiones políticas. Todo partido que gana tiende a hacerlo, pero sus propuestas han sido de muy mala factura y el déficit de resultados contra las enormes expectativas que había generado se le han comenzado a revertir. Morena viene bajando en apoyo popular.

El PAN debe aprovechar esta oportunidad para hacer una valiente sacudida que nos permita recuperar el discurso del futuro: La propuesta convincente para crecer con inclusión, de manera sostenible y cerrando las brechas de desigualdad de oportunidades, de ingresos y de derechos que erosionan nuestra sociedad.

El riesgo de no hacerlo permitiría a AMLO consolidar su proyecto hegemónico, o al PRI convertirse en el ganón y desplazar al PAN a tercera fuerza política nacional.

Es momento de honrar la doctrina democrática, humanista y ética de los fundadores de nuestro partido. Es momento de someter al pragmatismo electoral a los principios éticos, al compromiso social y alzarse con dignidad a tender la mano solidaria a los que más lo necesitan.

Este 6 de junio tendremos victorias y derrotas electorales. En ambos casos deberemos aprovechar este momento y comprometernos a rescatar ese PAN humanista, democrático, que construye ciudadanía e instituciones para el bien común, que combate la corrupción y la impunidad; el PAN instrumento de los mexicanos para construir un mejor país. Desterremos al PAN propiedad de unos cuantos que imponen sus proyectos y candidaturas. No es momento de buscar culpables, sino de buscar soluciones. Generosidad y altura de miras para lograrlo.

Duele reconocerlo: AMLO arrolló en las pasadas elecciones por los errores que cometimos como partido y como gobierno.

El PAN, el partido de la democracia, del bien común, de la dignidad de la persona humana, se contaminó e introdujo las prácticas políticas que combatía.

El manejo del padrón de sus militantes para controlar las candidaturas, la corrupción en algunos de sus funcionarios sin los deslindes contundentes de la dirigencia, nos fueron restando capacidad de representar a los ciudadanos de mejor manera y esa falta de congruencia nos restó legitimidad y credibilidad. Nuestra soberbia, desdén y falta de compromiso social permitieron que fueran los intereses particulares o de grupo los que se impusieran como lógica de funcionamiento.

Mientras tanto, en nuestro país, la pobreza y la desigualdad se normalizaban en el paisaje y la impunidad y la corrupción brotaban como fuente de toda injusticia.

Hoy nos debatimos con ese pasado y con el déficit de narrativa de futuro convincente porque no nos creen.

Pero el gobierno de López Obrador desaprovechó su enorme oportunidad para realizar los cambios necesarios para reformar al Estado mexicano y se distrajo en ocurrencias impulsivas sin potencia transformadora, dilapidando en poco tiempo el cuantioso capital político obtenido en las urnas. Demostró que era un excelente candidato, pero un pésimo gobernante.

Esto ha motivado a un amplio número de ciudadanos a construir un gran frente opositor utilizando el voto útil para votar por aquel partido de la alianza Va por México que pueda ganarle en los trescientos distritos electorales para quitarle la mayoría que ha utilizado para imponer sin empacho sus decisiones políticas. Todo partido que gana tiende a hacerlo, pero sus propuestas han sido de muy mala factura y el déficit de resultados contra las enormes expectativas que había generado se le han comenzado a revertir. Morena viene bajando en apoyo popular.

El PAN debe aprovechar esta oportunidad para hacer una valiente sacudida que nos permita recuperar el discurso del futuro: La propuesta convincente para crecer con inclusión, de manera sostenible y cerrando las brechas de desigualdad de oportunidades, de ingresos y de derechos que erosionan nuestra sociedad.

El riesgo de no hacerlo permitiría a AMLO consolidar su proyecto hegemónico, o al PRI convertirse en el ganón y desplazar al PAN a tercera fuerza política nacional.

Es momento de honrar la doctrina democrática, humanista y ética de los fundadores de nuestro partido. Es momento de someter al pragmatismo electoral a los principios éticos, al compromiso social y alzarse con dignidad a tender la mano solidaria a los que más lo necesitan.

Este 6 de junio tendremos victorias y derrotas electorales. En ambos casos deberemos aprovechar este momento y comprometernos a rescatar ese PAN humanista, democrático, que construye ciudadanía e instituciones para el bien común, que combate la corrupción y la impunidad; el PAN instrumento de los mexicanos para construir un mejor país. Desterremos al PAN propiedad de unos cuantos que imponen sus proyectos y candidaturas. No es momento de buscar culpables, sino de buscar soluciones. Generosidad y altura de miras para lograrlo.