/ sábado 28 de mayo de 2022

El grave daño causado a los suelos por el sobrepastoreo

Por: Óscar Estrada

La actividad ganadera se ha practicado de manera generalizada en nuestro estado desde mediados del siglo XIX. Es considerada, además, como un pilar muy importante que ha impulsado su desarrollo económico. De hecho, esta actividad sigue ocupando hasta la fecha, la mayor proporción de la superficie del estado. Sin embargo, su éxito como actividad productiva dependerá en gran medida de la cantidad y distribución de la lluvia que se tenga en el año y de la cantidad y calidad de los pastizales presentes en cada área.

Si bien, las lluvias están fuera de nuestro control, el manejo de los pastizales será entonces un factor muy importante a tomar en cuenta, para lograr los mejores resultados en la práctica de esta actividad productiva. Los pastizales juegan, además, un papel fundamental en el ecosistema. Son la cubierta que desempeña un papel clave en la protección de los suelos de la erosión.

Hasta ahora, generalmente ha sido muy poco el cuidado que el sector ganadero ha puesto en la protección de los suelos. Cada propietario trata siempre de tener la mayor cantidad posible de cabezas de ganado en su terreno, y por lo general, no se hace una adecuada distribución y extensión de los potreros. Como consecuencia de ello, el ganado permanece la mayor parte del año en los mismos terrenos, hasta que se agotan los pastizales, se compactan los suelos y quedan así expuestos a la erosión.

En estas condiciones, al llegar de nuevo las lluvias, éstas no se infiltran y recargan los acuíferos como debería ocurrir, sino que corren libremente arrastrando a su paso los suelos hacia las corrientes de agua, para llegar finalmente a las presas, con lo cual se aumenta considerablemente el volumen de azolve año con año, y se reduce su capacidad de almacenamiento de agua. Desafortunadamente, es muy común observar, sobre todo en la época de estiaje, enormes extensiones de terreno con graves problemas de sobrepastoreo y suelos desnudos a lo largo y ancho de nuestro estado.

Urge entonces, impulsar políticas públicas y programas adecuados para tratar este grave problema, que hasta ahora no ha sido atendido como debería ser, y las consecuencias las seguirá pagando no sólo la propia actividad ganadera, sino también estos importantes ecosistemas de los que depende la permanencia de una gran cantidad de especies vegetales y de fauna silvestre, entre otros, además del invaluable y escaso recurso del agua.

Han surgido en los últimos años algunas alternativas para mejorar el manejo de los pastizales, como la ganadería regenerativa o el manejo holístico, con experiencias incluso desarrolladas ya por varios productores ganaderos de nuestro estado, que están mostrando muy buenos resultados, tanto en la rentabilidad económica de la propia ganadería, como para la adecuada protección y conservación de los suelos y pastizales. Acerca de estas prácticas, abordaremos información y algunas propuestas en nuestra próxima entrega.

oestradam81@hotmail.com

Por: Óscar Estrada

La actividad ganadera se ha practicado de manera generalizada en nuestro estado desde mediados del siglo XIX. Es considerada, además, como un pilar muy importante que ha impulsado su desarrollo económico. De hecho, esta actividad sigue ocupando hasta la fecha, la mayor proporción de la superficie del estado. Sin embargo, su éxito como actividad productiva dependerá en gran medida de la cantidad y distribución de la lluvia que se tenga en el año y de la cantidad y calidad de los pastizales presentes en cada área.

Si bien, las lluvias están fuera de nuestro control, el manejo de los pastizales será entonces un factor muy importante a tomar en cuenta, para lograr los mejores resultados en la práctica de esta actividad productiva. Los pastizales juegan, además, un papel fundamental en el ecosistema. Son la cubierta que desempeña un papel clave en la protección de los suelos de la erosión.

Hasta ahora, generalmente ha sido muy poco el cuidado que el sector ganadero ha puesto en la protección de los suelos. Cada propietario trata siempre de tener la mayor cantidad posible de cabezas de ganado en su terreno, y por lo general, no se hace una adecuada distribución y extensión de los potreros. Como consecuencia de ello, el ganado permanece la mayor parte del año en los mismos terrenos, hasta que se agotan los pastizales, se compactan los suelos y quedan así expuestos a la erosión.

En estas condiciones, al llegar de nuevo las lluvias, éstas no se infiltran y recargan los acuíferos como debería ocurrir, sino que corren libremente arrastrando a su paso los suelos hacia las corrientes de agua, para llegar finalmente a las presas, con lo cual se aumenta considerablemente el volumen de azolve año con año, y se reduce su capacidad de almacenamiento de agua. Desafortunadamente, es muy común observar, sobre todo en la época de estiaje, enormes extensiones de terreno con graves problemas de sobrepastoreo y suelos desnudos a lo largo y ancho de nuestro estado.

Urge entonces, impulsar políticas públicas y programas adecuados para tratar este grave problema, que hasta ahora no ha sido atendido como debería ser, y las consecuencias las seguirá pagando no sólo la propia actividad ganadera, sino también estos importantes ecosistemas de los que depende la permanencia de una gran cantidad de especies vegetales y de fauna silvestre, entre otros, además del invaluable y escaso recurso del agua.

Han surgido en los últimos años algunas alternativas para mejorar el manejo de los pastizales, como la ganadería regenerativa o el manejo holístico, con experiencias incluso desarrolladas ya por varios productores ganaderos de nuestro estado, que están mostrando muy buenos resultados, tanto en la rentabilidad económica de la propia ganadería, como para la adecuada protección y conservación de los suelos y pastizales. Acerca de estas prácticas, abordaremos información y algunas propuestas en nuestra próxima entrega.

oestradam81@hotmail.com