/ jueves 11 de febrero de 2021

El homicidio explicado en términos de mercado

Para la mayoría de nosotros es difícil explicar cómo una persona puede quitarle la vida a otra. Es un bien tan preciado, que se nos hace irracional y poco creíble que alguien pueda llegar a ese grado. Sin embargo, en el estado de Chihuahua se dieron 2,176 casos de homicidio.

En un sistema de mercado los productos son absorbidos en el mercado bajo tres premisas: La posibilidad de que el bien o servicio coincidan con el mercado meta, que el retorno de la venta sea aceptable y el riesgo sea bajo. A manera de ejemplo los productos deben de poder ser accesibles al consumidor, el beneficio económico debe de ser suficiente y los riesgos de no perder o que falle la operación deben de ser mínimos.

Los crímenes, incluyendo al homicidio, tienen un comportamiento similar. El victimario y la víctima deben de coincidir en tiempo y espacio, el beneficio debe de ser suficiente para contrarrestar el riesgo de ser capturado.

Quizá pensaría uno que el beneficio de perpetuar la vida de un ser humano es irracional. Pero en realidad nuestras costumbres de consumo en un mercado de bienes y servicios lo es también, llegando al grado de que una botella de vino se llega a cotizar en más de 24 mil dólares.

El riesgo de fracaso en el tema de homicidio se llama impunidad. A medida que ésta se reduce, el costo de un homicidio se eleva. Está muy documentado que a medida que la impunidad es menor, la forma de llevar a cabo un homicidio se vuelve más sofisticada, los hechos ya no se dan tan a la vista de testigos, se utilizan armamentos más precisos, se traslada a la víctima a otro lugar y los cuerpos se esconden para no dejar rastro.

Por otro lado, si la posibilidad de ser capturado es de 50%, como fue en Juárez en 2015, la posibilidad de cometer dos homicidios estadísticamente es prácticamente imposible. En el caso actual, con una impunidad de 5%, una persona podría perpetuar, estadísticamente, hasta 20 eventos antes de ser capturado.

En este sentido, lo que termina sucediendo es que, conforme la impunidad disminuye, los homicidios se reservan para cuando, al parecer del victimario, no existe otra alternativa de arreglo, es decir, el beneficio tiene que ser mayor, a menor impunidad.

Evidentemente existen factores de orden social, psicológico, de factores de riesgo que inciden en la comisión de homicidios. Pero ninguna variable correlaciona mejor con el homicidio que la impunidad.

Singapur, un país que anteriormente fue el reino de la impunidad, hoy su tasa de homicidio es de 0.2 homicidios por cada 100 mil habitantes. Esto lo lograron cuando, quizá desproporcionadamente, redujeron la impunidad a prácticamente cero. La ciudad de Chihuahua terminó con una tasa de 36.77, Ciudad Juárez con 101.20, el estado de Chihuahua con 62.45 y el país con una tasa de 15.


Para la mayoría de nosotros es difícil explicar cómo una persona puede quitarle la vida a otra. Es un bien tan preciado, que se nos hace irracional y poco creíble que alguien pueda llegar a ese grado. Sin embargo, en el estado de Chihuahua se dieron 2,176 casos de homicidio.

En un sistema de mercado los productos son absorbidos en el mercado bajo tres premisas: La posibilidad de que el bien o servicio coincidan con el mercado meta, que el retorno de la venta sea aceptable y el riesgo sea bajo. A manera de ejemplo los productos deben de poder ser accesibles al consumidor, el beneficio económico debe de ser suficiente y los riesgos de no perder o que falle la operación deben de ser mínimos.

Los crímenes, incluyendo al homicidio, tienen un comportamiento similar. El victimario y la víctima deben de coincidir en tiempo y espacio, el beneficio debe de ser suficiente para contrarrestar el riesgo de ser capturado.

Quizá pensaría uno que el beneficio de perpetuar la vida de un ser humano es irracional. Pero en realidad nuestras costumbres de consumo en un mercado de bienes y servicios lo es también, llegando al grado de que una botella de vino se llega a cotizar en más de 24 mil dólares.

El riesgo de fracaso en el tema de homicidio se llama impunidad. A medida que ésta se reduce, el costo de un homicidio se eleva. Está muy documentado que a medida que la impunidad es menor, la forma de llevar a cabo un homicidio se vuelve más sofisticada, los hechos ya no se dan tan a la vista de testigos, se utilizan armamentos más precisos, se traslada a la víctima a otro lugar y los cuerpos se esconden para no dejar rastro.

Por otro lado, si la posibilidad de ser capturado es de 50%, como fue en Juárez en 2015, la posibilidad de cometer dos homicidios estadísticamente es prácticamente imposible. En el caso actual, con una impunidad de 5%, una persona podría perpetuar, estadísticamente, hasta 20 eventos antes de ser capturado.

En este sentido, lo que termina sucediendo es que, conforme la impunidad disminuye, los homicidios se reservan para cuando, al parecer del victimario, no existe otra alternativa de arreglo, es decir, el beneficio tiene que ser mayor, a menor impunidad.

Evidentemente existen factores de orden social, psicológico, de factores de riesgo que inciden en la comisión de homicidios. Pero ninguna variable correlaciona mejor con el homicidio que la impunidad.

Singapur, un país que anteriormente fue el reino de la impunidad, hoy su tasa de homicidio es de 0.2 homicidios por cada 100 mil habitantes. Esto lo lograron cuando, quizá desproporcionadamente, redujeron la impunidad a prácticamente cero. La ciudad de Chihuahua terminó con una tasa de 36.77, Ciudad Juárez con 101.20, el estado de Chihuahua con 62.45 y el país con una tasa de 15.