/ sábado 9 de marzo de 2019

El Imperio afila sus garras en el talón de Aquiles de la 4T

“Quienes más sufren en una crisis son quienes no jugaron ningún rol en crearla”

Joseph Stiglitz – Premio Nobel de Economía Norteamericano

(1943-)


El talón de Aquiles, el punto más vulnerable o su mayor éxito en lo económico, de la Cuarta Transformación (4T), puede ser captar o no el capital suficiente para lograr o no, el 4% de crecimiento anual promedio en el sexenio, de Andrés Manuel, sea inversión pública, privada, nacional o extranjera.

Andrés Manuel en su programa de gobierno incluye una propuesta: crecimiento promedio anual del 4% del Producto Interno Bruto (PIB), suma de todos los bienes y servicios producidos en un año.

Crecer a este ritmo del 4% anual promedio en su sexenio, implica un incremento sustancial del capital a invertir, ¿de dónde saldrá?

Si en los últimos 30 años, el PIB nacional ha crecido un promedio del 2% anual, con un crecimiento de la población de alrededor de 1.5% anual, la tasa real de crecimiento es cercana al cero, es decir, nada. En este sentido, somos uno de los países más atrasados no sólo del continente, sino del planeta Tierra.

Sin inversión masiva, no son posibles los proyectos de infraestructura estratégica como el Tren Maya, que la CEPAL – ONU propuso ampliar a Centroamérica: Guatemala, Salvador y Honduras, el proyecto además del tren, incluye un gasoducto, una red eléctrica y tráfico marítimo comercial en las costas de los cuatro países.

Crecer al 4% anual, como lo propone Andrés Manuel, es duplicar el crecimiento de la producción que actualmente tenemos, para eso se requiere capital que el gobierno federal no tiene, y por lo tanto, debe conseguirlo de inversionistas nacionales y/o extranjeros.

Las agencias calificadoras juegan un papel clave en la captación de capital de inversión, sus opiniones pueden abrir o cerrar el flujo de capitales, encarecer o abaratar su costo.

Existen en el mundo cerca de 100 calificadoras de riesgo crediticio, de las cuales tres norteamericanas controlan el 80% del mercado: Moodys, S&P y Fitch.

Todo país y toda empresa pública y privada, requiere un diagnóstico de sus finanzas, su capacidad de pago: el riesgo que significa para el inversionista de que le paguen o no le paguen su inversión, el asunto es que las calificadoras en lugar de convertirse en parte de la solución, se han convertido en parte del problema.

Las calificadoras así como el área de análisis de la banca internacional, en buena medida controlan el acceso a la inversión a más o menor costo, o incluso en casos extremos, provocan fuga de capitales, desinversión, caos financiero, que se traduce rápidamente en un caos social primero y político después.

La semana pasada, la principal calificadora internacional (del mundo capitalista) S&P, advirtió que “México podría sufrir una baja de calificación el próximo año, S&P cambió la calificación de la perspectiva crediticia de positiva a negativa, ante el riesgo de un menor crecimiento y mayores pasivos DERIVADOS DE LAS POLÍTICAS DEL NUEVO GOBIERNO”. Fuente OEM, marzo 7, 2019.

¿Cuáles son las políticas del nuevo gobierno, que no le gustaron a las calificadoras?, ¿el combate a la corrupción?, ¿porque afecta intereses de empresas trasnacionales que explotan vilmente a Pemex y a la CFE?

En el corazón mismo del Imperio, se escuchan voces críticas, en contra de las calificadoras de riesgo crediticio, de empresas y países, a este último lo califican como riesgo país.

El Colegio de Contadores Púbicos de México, en un documento firmado por el Mtro. José Luis González Narro, aspirante a Dr. en Administración, cita a Henry Waxmann, congresista demócrata y presidente del Comité de Supervisión de Asuntos de Gobierno de la Cámara de Representantes durante 2008, en los Estados Unidos, que afirma que “las calificadoras perdieron la confianza que se les tenía hasta ese año del 2008, año en que inició una gran crisis financiera internacional”.

Mi pronóstico es que las contradicciones entre el nuevo sistema de la 4T, de democracia progresista y las trasnacionales financieras seguirán escalando, se agudizarán.

Si esto se confirma, la alternativa para financiar los grandes proyectos estratégicos, de inversión en México, será el dragón chino que se trague al Mickey Mouse norteamericano, lo neutralice y con ello, los grandes proyectos de infraestructura sean viables.

En la reciente asamblea del Consejo Coordinador Empresarial, éste se comprometió con Andrés Manuel a invertir en los proyectos estratégicos nacionales, como el Tren Maya, y a erradicar la pobreza extrema en este sexenio, AMLO incluyó una tercera tarea para ambas partes: erradicar la corrupción.

Que así sea por el bien de México.

“Quienes más sufren en una crisis son quienes no jugaron ningún rol en crearla”

Joseph Stiglitz – Premio Nobel de Economía Norteamericano

(1943-)


El talón de Aquiles, el punto más vulnerable o su mayor éxito en lo económico, de la Cuarta Transformación (4T), puede ser captar o no el capital suficiente para lograr o no, el 4% de crecimiento anual promedio en el sexenio, de Andrés Manuel, sea inversión pública, privada, nacional o extranjera.

Andrés Manuel en su programa de gobierno incluye una propuesta: crecimiento promedio anual del 4% del Producto Interno Bruto (PIB), suma de todos los bienes y servicios producidos en un año.

Crecer a este ritmo del 4% anual promedio en su sexenio, implica un incremento sustancial del capital a invertir, ¿de dónde saldrá?

Si en los últimos 30 años, el PIB nacional ha crecido un promedio del 2% anual, con un crecimiento de la población de alrededor de 1.5% anual, la tasa real de crecimiento es cercana al cero, es decir, nada. En este sentido, somos uno de los países más atrasados no sólo del continente, sino del planeta Tierra.

Sin inversión masiva, no son posibles los proyectos de infraestructura estratégica como el Tren Maya, que la CEPAL – ONU propuso ampliar a Centroamérica: Guatemala, Salvador y Honduras, el proyecto además del tren, incluye un gasoducto, una red eléctrica y tráfico marítimo comercial en las costas de los cuatro países.

Crecer al 4% anual, como lo propone Andrés Manuel, es duplicar el crecimiento de la producción que actualmente tenemos, para eso se requiere capital que el gobierno federal no tiene, y por lo tanto, debe conseguirlo de inversionistas nacionales y/o extranjeros.

Las agencias calificadoras juegan un papel clave en la captación de capital de inversión, sus opiniones pueden abrir o cerrar el flujo de capitales, encarecer o abaratar su costo.

Existen en el mundo cerca de 100 calificadoras de riesgo crediticio, de las cuales tres norteamericanas controlan el 80% del mercado: Moodys, S&P y Fitch.

Todo país y toda empresa pública y privada, requiere un diagnóstico de sus finanzas, su capacidad de pago: el riesgo que significa para el inversionista de que le paguen o no le paguen su inversión, el asunto es que las calificadoras en lugar de convertirse en parte de la solución, se han convertido en parte del problema.

Las calificadoras así como el área de análisis de la banca internacional, en buena medida controlan el acceso a la inversión a más o menor costo, o incluso en casos extremos, provocan fuga de capitales, desinversión, caos financiero, que se traduce rápidamente en un caos social primero y político después.

La semana pasada, la principal calificadora internacional (del mundo capitalista) S&P, advirtió que “México podría sufrir una baja de calificación el próximo año, S&P cambió la calificación de la perspectiva crediticia de positiva a negativa, ante el riesgo de un menor crecimiento y mayores pasivos DERIVADOS DE LAS POLÍTICAS DEL NUEVO GOBIERNO”. Fuente OEM, marzo 7, 2019.

¿Cuáles son las políticas del nuevo gobierno, que no le gustaron a las calificadoras?, ¿el combate a la corrupción?, ¿porque afecta intereses de empresas trasnacionales que explotan vilmente a Pemex y a la CFE?

En el corazón mismo del Imperio, se escuchan voces críticas, en contra de las calificadoras de riesgo crediticio, de empresas y países, a este último lo califican como riesgo país.

El Colegio de Contadores Púbicos de México, en un documento firmado por el Mtro. José Luis González Narro, aspirante a Dr. en Administración, cita a Henry Waxmann, congresista demócrata y presidente del Comité de Supervisión de Asuntos de Gobierno de la Cámara de Representantes durante 2008, en los Estados Unidos, que afirma que “las calificadoras perdieron la confianza que se les tenía hasta ese año del 2008, año en que inició una gran crisis financiera internacional”.

Mi pronóstico es que las contradicciones entre el nuevo sistema de la 4T, de democracia progresista y las trasnacionales financieras seguirán escalando, se agudizarán.

Si esto se confirma, la alternativa para financiar los grandes proyectos estratégicos, de inversión en México, será el dragón chino que se trague al Mickey Mouse norteamericano, lo neutralice y con ello, los grandes proyectos de infraestructura sean viables.

En la reciente asamblea del Consejo Coordinador Empresarial, éste se comprometió con Andrés Manuel a invertir en los proyectos estratégicos nacionales, como el Tren Maya, y a erradicar la pobreza extrema en este sexenio, AMLO incluyó una tercera tarea para ambas partes: erradicar la corrupción.

Que así sea por el bien de México.