/ domingo 3 de abril de 2022

El INE y su conducta incierta

Por: Juan Carlos Loera

Los ciudadanos mexicanos estamos sorprendidos, pasmados: a una semana de la jornada en la que se consultará sobre la permanencia o no de nuestro Presidente, el INE, el órgano constitucionalmente facultado para organizarla y promoverla, aparece conduciendo una campaña con dos voces.

Apoyándose en los medios masivos, en altavoz cuestiona y penaliza cualquier expresión a favor de la participación en la consulta y en voz baja, inaudible, convoca a la participación de los ciudadanos.

Pero evidentemente, su rol principal es levantar todas las barreras que hagan falta para propiciar el fracaso de la consulta.

Porque, cómo comprender que el Presidente del INE, sea a la vez el líder de una corriente ideológica y partidista, empeñada en descalificar el primer proceso electivo para, en su caso, revocar el mandato presidencial.

En verdad es inconcebible que las autoridades electorales propaguen la idea de la irrelevancia de la consulta, cuando ellos son los responsables de organizarla con éxito.

Esto es absolutamente inaceptable, porque legalmente están obligados a utilizar todo los recursos que tienen disponibles para asegurar que la consulta cumpla con los objetivos de todo proceso electoral.

Pero cómo podrá cumplir ese cometido una autoridad electoral que administra con hipocresía y doblez todas las actividades previas de este proceso, que a la luz del día, con estridencia y arrogancia cuestiona y deroga los méritos de la revocación y en la sombra y con timidez convoca al voto.

Claro que nunca lo cumplirá, porque uno de los principios que debe regir la conducta de los consejeros y, en especial la de su

Presidente, es la certeza de su actuar, pero claro que está virtud está ausente en el procedr de una autoridad administrativa que, desde que surgió la iniciativa de la consulta, se ha dedicado a denostarla, tratando de generar con ello un ambiente de incertidumbre y confusión que culmine en un proceso afectado por el desánimo y la duda.

Desde un ángulo administrativo, estas autoridades electorales están traicionando la misión del organismo que encabezan. Porque siendo su obligación asegurar el éxito de la consulta han hecho todo lo necesario para obstaculizarla, con ello han malversado los recursos presupuestales y el patrimonio material y simbólico del INE.

Pero esta conducta del órgano electoral no es extraña al pueblo de México, durante casi un siglo el árbitro electoral jugo en

contra de los candidatos progresistas; y durante un cuarto de siglo en contra de las aspiraciones de cientos de compañeros que hoy están al frente de Morena y, a pesar de ello, con el viento en contra, el veredicto de la historia nos favoreció: ningún abuso, ninguna marrullería evitó que AMLO llegara a la Presidencia.

Lo mismo ocurrirá con la Consulta, las trampas y la vallas que los consejeros del INE oponen a la Consulta, no impedirán el éxito de la revocación, tampoco impedirán que el pueblo ratifique a nuestro Presidente y con ello todos le daremos mayor fuerza y vigor a la democracia mexicana.

Muy pronto vendrán los días en que todos los mexicanos celebráremos esta hazaña democrática.

Ahora estamos en los días en que nos toca salir a votar a favor o en contra de la

revocación y con ese solo acto todos daremos un gran paso para enriquecer la democracia participativa de nuestro México.

Por: Juan Carlos Loera

Los ciudadanos mexicanos estamos sorprendidos, pasmados: a una semana de la jornada en la que se consultará sobre la permanencia o no de nuestro Presidente, el INE, el órgano constitucionalmente facultado para organizarla y promoverla, aparece conduciendo una campaña con dos voces.

Apoyándose en los medios masivos, en altavoz cuestiona y penaliza cualquier expresión a favor de la participación en la consulta y en voz baja, inaudible, convoca a la participación de los ciudadanos.

Pero evidentemente, su rol principal es levantar todas las barreras que hagan falta para propiciar el fracaso de la consulta.

Porque, cómo comprender que el Presidente del INE, sea a la vez el líder de una corriente ideológica y partidista, empeñada en descalificar el primer proceso electivo para, en su caso, revocar el mandato presidencial.

En verdad es inconcebible que las autoridades electorales propaguen la idea de la irrelevancia de la consulta, cuando ellos son los responsables de organizarla con éxito.

Esto es absolutamente inaceptable, porque legalmente están obligados a utilizar todo los recursos que tienen disponibles para asegurar que la consulta cumpla con los objetivos de todo proceso electoral.

Pero cómo podrá cumplir ese cometido una autoridad electoral que administra con hipocresía y doblez todas las actividades previas de este proceso, que a la luz del día, con estridencia y arrogancia cuestiona y deroga los méritos de la revocación y en la sombra y con timidez convoca al voto.

Claro que nunca lo cumplirá, porque uno de los principios que debe regir la conducta de los consejeros y, en especial la de su

Presidente, es la certeza de su actuar, pero claro que está virtud está ausente en el procedr de una autoridad administrativa que, desde que surgió la iniciativa de la consulta, se ha dedicado a denostarla, tratando de generar con ello un ambiente de incertidumbre y confusión que culmine en un proceso afectado por el desánimo y la duda.

Desde un ángulo administrativo, estas autoridades electorales están traicionando la misión del organismo que encabezan. Porque siendo su obligación asegurar el éxito de la consulta han hecho todo lo necesario para obstaculizarla, con ello han malversado los recursos presupuestales y el patrimonio material y simbólico del INE.

Pero esta conducta del órgano electoral no es extraña al pueblo de México, durante casi un siglo el árbitro electoral jugo en

contra de los candidatos progresistas; y durante un cuarto de siglo en contra de las aspiraciones de cientos de compañeros que hoy están al frente de Morena y, a pesar de ello, con el viento en contra, el veredicto de la historia nos favoreció: ningún abuso, ninguna marrullería evitó que AMLO llegara a la Presidencia.

Lo mismo ocurrirá con la Consulta, las trampas y la vallas que los consejeros del INE oponen a la Consulta, no impedirán el éxito de la revocación, tampoco impedirán que el pueblo ratifique a nuestro Presidente y con ello todos le daremos mayor fuerza y vigor a la democracia mexicana.

Muy pronto vendrán los días en que todos los mexicanos celebráremos esta hazaña democrática.

Ahora estamos en los días en que nos toca salir a votar a favor o en contra de la

revocación y con ese solo acto todos daremos un gran paso para enriquecer la democracia participativa de nuestro México.