/ jueves 10 de octubre de 2019

El lápiz de Hitler

¿Qué frases subrayó, de su puño y letra, el dictador, Adolfo Hitler, en sus lecturas; párrafos que reflejaron los gustos, intereses y costumbres que alimentaron, de alguna manera, su fanatismo y el de los demás? Como gran líder político se identificaría como un genio, marcando en “La sabiduría de la alegría”, de Carl Ludwing Schleich, según Timothy W. Ryback: “El jefe político pertenece a la nación…. El genio pertenece a la humanidad… Hay políticos con genio, pero no genios políticos…”.

Una marca de este lápiz puede convertirse en doctrina de Estado, lo que en este caso, por desgracia, acaba siendo lo que todo editor siempre quisiera que fueran sus libros, como el trato a los judíos en “Ensayos alemanes”, de Paul Lagarde: “Conozco a los alemanes y no puedo desear que se permita vivir con ellos a los judíos… representan una grave afrenta a la autenticidad y veracidad de nuestra identidad alemana…”.

Otras marcas muestran la más antigua evidencia documental del plan de Hitler de invadir la Unión Soviética, en “Shlieffen: Un estudio de su vida y carácter para el pueblo alemán”, de Hugo Roch, cuyas marginalias indican: “…sacrificar…Prusia Oriental para concentrar todas nuestras fuerzas… cuenta con todo el ejército ruso como otro enemigo”, o de detener su 12a División Acorazada, porque Federico el Grande habla de la “idea de un cerco y sitio en Dunkerque”.

En “Fuego y sangre: una pequeña parte de una dura batalla”, de Ernst Jünger, parece que cuestiona al autor con un signo de interrogación marcando la frase: “La victoria corresponderá al oponente que haya logrado producir de forma más barata, más eficaz y más rápida”, presagio de la funesta pérdida de vidas en la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué podía esperarse de alguien que marcó en “Magia: historia, teoría y praxis”, de Ernst Schertel: “…las ideas han adquirido un poder tan grande sobre las masas. Las ideas son infecciosas,…pueden crear construcciones tan explosivas como la dinamita” y “quien no lleva dentro de sí las semillas de lo demoníaco nunca dará nacimiento a un mundo nuevo”? Lo anterior muestra que el manipulador puede resultar manipulado por sus ideas.

agusperezr@hotmail.com

¿Qué frases subrayó, de su puño y letra, el dictador, Adolfo Hitler, en sus lecturas; párrafos que reflejaron los gustos, intereses y costumbres que alimentaron, de alguna manera, su fanatismo y el de los demás? Como gran líder político se identificaría como un genio, marcando en “La sabiduría de la alegría”, de Carl Ludwing Schleich, según Timothy W. Ryback: “El jefe político pertenece a la nación…. El genio pertenece a la humanidad… Hay políticos con genio, pero no genios políticos…”.

Una marca de este lápiz puede convertirse en doctrina de Estado, lo que en este caso, por desgracia, acaba siendo lo que todo editor siempre quisiera que fueran sus libros, como el trato a los judíos en “Ensayos alemanes”, de Paul Lagarde: “Conozco a los alemanes y no puedo desear que se permita vivir con ellos a los judíos… representan una grave afrenta a la autenticidad y veracidad de nuestra identidad alemana…”.

Otras marcas muestran la más antigua evidencia documental del plan de Hitler de invadir la Unión Soviética, en “Shlieffen: Un estudio de su vida y carácter para el pueblo alemán”, de Hugo Roch, cuyas marginalias indican: “…sacrificar…Prusia Oriental para concentrar todas nuestras fuerzas… cuenta con todo el ejército ruso como otro enemigo”, o de detener su 12a División Acorazada, porque Federico el Grande habla de la “idea de un cerco y sitio en Dunkerque”.

En “Fuego y sangre: una pequeña parte de una dura batalla”, de Ernst Jünger, parece que cuestiona al autor con un signo de interrogación marcando la frase: “La victoria corresponderá al oponente que haya logrado producir de forma más barata, más eficaz y más rápida”, presagio de la funesta pérdida de vidas en la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué podía esperarse de alguien que marcó en “Magia: historia, teoría y praxis”, de Ernst Schertel: “…las ideas han adquirido un poder tan grande sobre las masas. Las ideas son infecciosas,…pueden crear construcciones tan explosivas como la dinamita” y “quien no lleva dentro de sí las semillas de lo demoníaco nunca dará nacimiento a un mundo nuevo”? Lo anterior muestra que el manipulador puede resultar manipulado por sus ideas.

agusperezr@hotmail.com