/ sábado 3 de noviembre de 2018

El manejo de las emociones en las empresas familiares

Las familias empresarias tienen condiciones muy diferentes a las familias en las que no hay de por medio negocios o relaciones laborales… y aún así hay emociones que llevan a conflictos, más de las veces innecesarios.


La descripción genérica para las emociones nos dice que son reacciones inmediatas, producto de una experiencia. Están presentes en toda negociación. Es necesario aprender a usarlas para llegar a un mejor acuerdo, ya que no se pueden evitar y tampoco es posible ignorarlas pues afectan el cuerpo, el comportamiento y los pensamientos: son parte de la naturaleza humana.


El control de las emociones propias y negociar al mismo tiempo es difícil. Así que lo más recomendable es encontrar la manera de generar emociones positivas en la contraparte.


Está más que comprobado que las emociones positivas mejoran las relaciones humanas y permiten que las personas se concentren en resolver los aspectos de mayor importancia, incluyendo los del día a día en los negocios.


Dicen algunos autores que “las emociones positivas pueder surgir como deseamos o esperamos ser tratados. Escencialmente las expresiones que hacemos de aprecio, afinidad, autonomía en la toma de decisiones, reconocimiento de estatus y del papel que desempeña cada quien”.


Por aprecio podemos entender que se trata de sentirse tomado en cuenta y reconocido. Comienza por entender el punto de vista del otdro y valorar su posición al aceptar el mérito de sus argumentos y opiniones. Para reforzarlo se debe comunicar nuestra comprensión de lo que el otro expresa por medio de palabras y acciones.


En cuanto a la afinidad, dicen que implica establecer una conexión con la otra persona, como la que se tiene por ser miembros de la misma familia. Pero es importante estrecharla compartiendo opiniones y preocupaciones comunes.


La autonomía es permitir al otro influir en la toma de decisiones. Luego tenemos el estatus que implica reconocer el lugar del otro en la función de su nivel de vida social o de su categoría como experto en algún campo especial. Finalmente está el papel o rol del otro: tener un significado especial ya sea personal, familiar o empresarial.


Después de estos tecnicismos finalizo con dos preguntas: ¿Cómo maneja sus emociones? ¿Pone atención a las necesidades de los demás para generar emociones positivas?


Las familias empresarias tienen condiciones muy diferentes a las familias en las que no hay de por medio negocios o relaciones laborales… y aún así hay emociones que llevan a conflictos, más de las veces innecesarios.


La descripción genérica para las emociones nos dice que son reacciones inmediatas, producto de una experiencia. Están presentes en toda negociación. Es necesario aprender a usarlas para llegar a un mejor acuerdo, ya que no se pueden evitar y tampoco es posible ignorarlas pues afectan el cuerpo, el comportamiento y los pensamientos: son parte de la naturaleza humana.


El control de las emociones propias y negociar al mismo tiempo es difícil. Así que lo más recomendable es encontrar la manera de generar emociones positivas en la contraparte.


Está más que comprobado que las emociones positivas mejoran las relaciones humanas y permiten que las personas se concentren en resolver los aspectos de mayor importancia, incluyendo los del día a día en los negocios.


Dicen algunos autores que “las emociones positivas pueder surgir como deseamos o esperamos ser tratados. Escencialmente las expresiones que hacemos de aprecio, afinidad, autonomía en la toma de decisiones, reconocimiento de estatus y del papel que desempeña cada quien”.


Por aprecio podemos entender que se trata de sentirse tomado en cuenta y reconocido. Comienza por entender el punto de vista del otdro y valorar su posición al aceptar el mérito de sus argumentos y opiniones. Para reforzarlo se debe comunicar nuestra comprensión de lo que el otro expresa por medio de palabras y acciones.


En cuanto a la afinidad, dicen que implica establecer una conexión con la otra persona, como la que se tiene por ser miembros de la misma familia. Pero es importante estrecharla compartiendo opiniones y preocupaciones comunes.


La autonomía es permitir al otro influir en la toma de decisiones. Luego tenemos el estatus que implica reconocer el lugar del otro en la función de su nivel de vida social o de su categoría como experto en algún campo especial. Finalmente está el papel o rol del otro: tener un significado especial ya sea personal, familiar o empresarial.


Después de estos tecnicismos finalizo con dos preguntas: ¿Cómo maneja sus emociones? ¿Pone atención a las necesidades de los demás para generar emociones positivas?