/ miércoles 10 de agosto de 2022

El nuevo atraco a las presas de Chihuahua

Por: Mario Mata Carrasco

La cuenca del río Bravo abarca a 5 estados del norte de la República Mexicana: Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

Este río es la frontera norte de nuestra nación con EEUU, país donde recibe el nombre de río Grande, nace en las montañas de Colorado y corre hacia el sur, sureste por Nuevo México y llega a El Paso, Texas, donde cambia su curso hacia el oriente, por todo este gran estado y regando las tierras de los estados mexicanos citados.

Los encuentros y desencuentros entre México y EEUU por las aguas de este río han sido muchos, y después de varios tratados y acuerdos nació el Tratado de Aguas Internacionales de 1944, que regulan las aguas de los ríos Tijuana, Colorado y el Bravo.

Se dice que el Tratado es benéfico para México, porque EEUU nos entrega anualmente 1,850 millones de metros cúbicos (Mm3) por el Colorado, y México entrega 432 Mm3 también anuales, pero que se contabilizan en períodos de 5 años (2,160 Mm3). La verdad es que de la cuenca del río Colorado nos correspondería una mayor cantidad de agua y en el Bravo la contabilidad final entre los afluentes aforados (aquellos que se miden para la contabilidad de las entregas) y los no aforados, la distribución queda en 50% para cada uno de los países, además que obliga a Chihuahua y a Coahuila a entregar otros dos tantos (como mínimo) que ascienden a 864 millones de Mm3 al año.

Los afluentes aforados sólo están en Chihuahua, con el río Conchos y en Coahuila; arroyo de las Vacas, río San Riego, río Escondido, San Diego y Salado. Los demás estados sólo reciben, sin entregar nada.

¿Por qué se ha convertido en un gran problema el cumplimiento del Tratado, sobre todo para Chihuahua? El asunto es multifactorial, pero podemos destacar el cambio climático, de por sí, la región del río Conchos es desértica, en los últimos años las lluvias han ido a la baja, el consumo de agua ha subido, una parte por la falta de medición, que ha permitido el crecimiento desmedido de la frontera agrícola, pero sobre todo por las extracciones ilegales, esto es la falta de gobernanza del agua. De 786 millones de m3 en promedio que dejaba escurrir el Conchos, después de los aprovechamientos, y que eran el 54% de las aportaciones de México, se han reducido a sólo 455 Mm3.

Todo esto a pesar de que los agricultores de Chihuahua sacrificaron un cultivo por año, quedándose con uno solo, en la década de los 90, por la amarga experiencia que nos dejó el año de 1994, durante el cual no se abrió la presa La Boquilla y por lo cual no hubo ciclo agrícola, con la pérdida de miles de millones de pesos, se secaron miles de árboles de nogal, hubo emigración, falta de empleo y sobre todo mucha pobreza.

En 2020 la Federación, a través de Conagua, quiso llevarse más de 1,100 Mm3 de las presas de la región, lo que provocó una serie de incidentes violentos, enfrentamientos con el Ejército y un asesinato.

El balance final fue que se llevaron sólo 440 Mm3, porque el pueblo se lo impidió a un gobierno sordo, ciego y mudo.

Este año quieren hacer lo mismo, pero ahora de manera legal por medio de un reglamento basado en un errado modelo matemático.


Por: Mario Mata Carrasco

La cuenca del río Bravo abarca a 5 estados del norte de la República Mexicana: Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

Este río es la frontera norte de nuestra nación con EEUU, país donde recibe el nombre de río Grande, nace en las montañas de Colorado y corre hacia el sur, sureste por Nuevo México y llega a El Paso, Texas, donde cambia su curso hacia el oriente, por todo este gran estado y regando las tierras de los estados mexicanos citados.

Los encuentros y desencuentros entre México y EEUU por las aguas de este río han sido muchos, y después de varios tratados y acuerdos nació el Tratado de Aguas Internacionales de 1944, que regulan las aguas de los ríos Tijuana, Colorado y el Bravo.

Se dice que el Tratado es benéfico para México, porque EEUU nos entrega anualmente 1,850 millones de metros cúbicos (Mm3) por el Colorado, y México entrega 432 Mm3 también anuales, pero que se contabilizan en períodos de 5 años (2,160 Mm3). La verdad es que de la cuenca del río Colorado nos correspondería una mayor cantidad de agua y en el Bravo la contabilidad final entre los afluentes aforados (aquellos que se miden para la contabilidad de las entregas) y los no aforados, la distribución queda en 50% para cada uno de los países, además que obliga a Chihuahua y a Coahuila a entregar otros dos tantos (como mínimo) que ascienden a 864 millones de Mm3 al año.

Los afluentes aforados sólo están en Chihuahua, con el río Conchos y en Coahuila; arroyo de las Vacas, río San Riego, río Escondido, San Diego y Salado. Los demás estados sólo reciben, sin entregar nada.

¿Por qué se ha convertido en un gran problema el cumplimiento del Tratado, sobre todo para Chihuahua? El asunto es multifactorial, pero podemos destacar el cambio climático, de por sí, la región del río Conchos es desértica, en los últimos años las lluvias han ido a la baja, el consumo de agua ha subido, una parte por la falta de medición, que ha permitido el crecimiento desmedido de la frontera agrícola, pero sobre todo por las extracciones ilegales, esto es la falta de gobernanza del agua. De 786 millones de m3 en promedio que dejaba escurrir el Conchos, después de los aprovechamientos, y que eran el 54% de las aportaciones de México, se han reducido a sólo 455 Mm3.

Todo esto a pesar de que los agricultores de Chihuahua sacrificaron un cultivo por año, quedándose con uno solo, en la década de los 90, por la amarga experiencia que nos dejó el año de 1994, durante el cual no se abrió la presa La Boquilla y por lo cual no hubo ciclo agrícola, con la pérdida de miles de millones de pesos, se secaron miles de árboles de nogal, hubo emigración, falta de empleo y sobre todo mucha pobreza.

En 2020 la Federación, a través de Conagua, quiso llevarse más de 1,100 Mm3 de las presas de la región, lo que provocó una serie de incidentes violentos, enfrentamientos con el Ejército y un asesinato.

El balance final fue que se llevaron sólo 440 Mm3, porque el pueblo se lo impidió a un gobierno sordo, ciego y mudo.

Este año quieren hacer lo mismo, pero ahora de manera legal por medio de un reglamento basado en un errado modelo matemático.