/ domingo 3 de octubre de 2021

El “Nuevo Modelo Laboral” en proceso

Por: Francisco Javier Pizarro Chávez

Desde el inicio de su mandato, el presidente de la República puso en marcha la primera etapa del Nuevo Modelo Laboral, para conciliar las diferencias y confrontaciones entre trabajadores y empleadores, sin ir a juicio, con el apoyo de mediadores profesionales, en un ambiente confidencial y seguro que privilegie el diálogo y la búsqueda de equilibrios.

“Este acto –dijo el mandatario—significa poner en práctica la reforma laboral que se aprobó el año pasado” y agregó: “suele suceder que se hacen modificaciones en la Constitución y las leyes” que no se aplican ni se llevan a la práctica. Eso es lo que abordaré.

De inicio, el presidente advirtió que la real justicia laboral no se hace sólo con normas jurídicas y procesales, sino, ante todo, con procedimientos democráticos y con base en la justicia social, lo que desde mi punto de vista es fundamental. La justicia laboral, agregó, va a depender del Poder Judicial, ya no sólo de la participación del sector obrero, del sector empresarial y del Ejecutivo. Ahora es un tribunal independiente del Poder Judicial.

A partir de esa premisa, se crearon el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral; los Centros Estatales de Conciliación y los Tribunales Laborales federales y locales, que abordan asuntos laborales pendientes en materia individual y colectiva.

El propósito de estos cambios estructurales de la Reforma laboral tiene dos ejes: fortalecer la democracia laboral, esto es, que los trabajadores elijan libremente a sus representantes sindicales y aprueben sus condiciones de trabajo a través del voto personal, libre, directo y secreto, sin imposiciones, en acatamiento no sólo de la 4T, sino también a las peticiones que hicieron Canadá y Estados Unidos durante la firma del Tratado de Libre Comercio (T-MEC) de consolidar una verdadera justicia laboral.

Corresponde a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social garantizar que las y los trabajadores decidan participar en la negociación de sus contratos colectivos y eliminen los contratos de protección, firmados sin su consentimiento, y, junto a ello, su libertad de decidir si se agremia a un sindicato o no, o deciden construir uno nuevo, lo que es sumamente relevante, ya que modifican el panorama sindical y la hegemonía de las centrales vinculadas al corporativismo sindical instaurado desde hace un siglo.

Un ejemplo de ello es la Conferencia Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (Catem), la cual ganó el 23 de septiembre el recuento de votos para asumir la titularidad del contrato colectivo de trabajo, ni más ni menos, con la empresa Nissan Mexicana Aguascalientes, y arrebató a la Conferencia de Trabajadores de México (CTM), encabezada durante décadas por Fidel Velázquez, con el apoyo del PRI y el Poder Ejecutivo Federal, de sus presidentes.

Esto fue el segundo descalabro de la CTM este año. El primero fue en el mes de agosto, cuando los trabajadores de la fábrica de General Motors en Silao, Guanajuato, votaron también para poner fin a la representación del Sindicato “Miguel Trujillo López”, afiliado a la CTM, por lo que todo indica que a partir de noviembre de este año todos los contratos con la empresa serán individuales hasta que se elija una nueva representación.


Por: Francisco Javier Pizarro Chávez

Desde el inicio de su mandato, el presidente de la República puso en marcha la primera etapa del Nuevo Modelo Laboral, para conciliar las diferencias y confrontaciones entre trabajadores y empleadores, sin ir a juicio, con el apoyo de mediadores profesionales, en un ambiente confidencial y seguro que privilegie el diálogo y la búsqueda de equilibrios.

“Este acto –dijo el mandatario—significa poner en práctica la reforma laboral que se aprobó el año pasado” y agregó: “suele suceder que se hacen modificaciones en la Constitución y las leyes” que no se aplican ni se llevan a la práctica. Eso es lo que abordaré.

De inicio, el presidente advirtió que la real justicia laboral no se hace sólo con normas jurídicas y procesales, sino, ante todo, con procedimientos democráticos y con base en la justicia social, lo que desde mi punto de vista es fundamental. La justicia laboral, agregó, va a depender del Poder Judicial, ya no sólo de la participación del sector obrero, del sector empresarial y del Ejecutivo. Ahora es un tribunal independiente del Poder Judicial.

A partir de esa premisa, se crearon el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral; los Centros Estatales de Conciliación y los Tribunales Laborales federales y locales, que abordan asuntos laborales pendientes en materia individual y colectiva.

El propósito de estos cambios estructurales de la Reforma laboral tiene dos ejes: fortalecer la democracia laboral, esto es, que los trabajadores elijan libremente a sus representantes sindicales y aprueben sus condiciones de trabajo a través del voto personal, libre, directo y secreto, sin imposiciones, en acatamiento no sólo de la 4T, sino también a las peticiones que hicieron Canadá y Estados Unidos durante la firma del Tratado de Libre Comercio (T-MEC) de consolidar una verdadera justicia laboral.

Corresponde a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social garantizar que las y los trabajadores decidan participar en la negociación de sus contratos colectivos y eliminen los contratos de protección, firmados sin su consentimiento, y, junto a ello, su libertad de decidir si se agremia a un sindicato o no, o deciden construir uno nuevo, lo que es sumamente relevante, ya que modifican el panorama sindical y la hegemonía de las centrales vinculadas al corporativismo sindical instaurado desde hace un siglo.

Un ejemplo de ello es la Conferencia Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (Catem), la cual ganó el 23 de septiembre el recuento de votos para asumir la titularidad del contrato colectivo de trabajo, ni más ni menos, con la empresa Nissan Mexicana Aguascalientes, y arrebató a la Conferencia de Trabajadores de México (CTM), encabezada durante décadas por Fidel Velázquez, con el apoyo del PRI y el Poder Ejecutivo Federal, de sus presidentes.

Esto fue el segundo descalabro de la CTM este año. El primero fue en el mes de agosto, cuando los trabajadores de la fábrica de General Motors en Silao, Guanajuato, votaron también para poner fin a la representación del Sindicato “Miguel Trujillo López”, afiliado a la CTM, por lo que todo indica que a partir de noviembre de este año todos los contratos con la empresa serán individuales hasta que se elija una nueva representación.