/ martes 8 de diciembre de 2020

El orgullo mexicano 


Este fin de semana, como en otros momentos interesantes de nuestra historia, se volvió a vivir el que podemos llamar orgullo mexicano. Una sensación única por logros, eventos, pensamientos, escritos, etc. que realmente hacen que un sentimiento interno florezca y se manifieste en alegría, emoción y gusto por algún ciudadano mexicano, que por el solo hecho de ser de nuestro país, nos toca fibras sensibles positivas. En esta ocasión se trató de una carrera de autos, pero en otros momentos han sido medallas en las Olimpiadas o la unión de mexicanos ante una causa común de apoyo o de servicio. En fin, es algo muy interno que nos hace vibrar ante una situación y se traduce en lo que podemos llamar el orgullo mexicano. Este sentimiento es compartido por todos, el ver el simbolismo de la bandera, del himno y de la persona con lágrimas en los ojos de haber logrado algo y que ese logro lo respalda su esfuerzo, entrega, constancia, equipo, terquedad, entusiasmo, riesgo, etc. y lo alinea con su origen, su país, nuestro México.

Todavía soy de la generación que se emociona cuando escucha el himno, que siente respeto ante la bandera y su escudo, que independientemente de los cuestionamientos de grupos, siente la historia como propia y los actores de la historia como ciudadanos que construyeron el México de hoy. Todavía me emociona ver un paisaje mexicano, de ver la cultura y tradiciones, la música regional, las danzas y hasta las anécdotas de cada lugar de nuestro gran país, México.

Durante las oportunidades que hemos tenido de estar fuera del país, cada vez que escuchamos música o vemos un simbolismo, algo en nuestro interior se mueve, te emociona, el corazón late más rápido de lo normal y sientes una atracción para continuar escuchando o viendo aquello que nos recuerda y nos transporta a nuestras regiones.

Curioso es que este orgullo compartido regularmente sucede en contiendas donde un mexicano sobresale, pero no muy comúnmente en situaciones de entrega y pasión por ayudar al próximo, por ser sensibles a la pobreza, a la desigualdad, a la injusticia o a la falta de inclusión. Imagínense que la misma sensación que experimentamos el fin de semana con el evento del campeón de la carrera de autos, sintiéramos muchos con el apoyo hacia los más necesitados, a los más vulnerables, a los más desprotegidos.

El orgullo mexicano probablemente venga también del ambiente en el que crece la persona y los símbolos a los que ha sido expuesta durante su vida.

Las personas se sienten orgullosas de los logros de alguien más que coincide con los valores y cultura de la región o país al que pertenece. Nosotros mismos nos sentimos orgullosos de los logros personales e institucionales, no sólo cuando eres parte de un equipo que ha desarrollado algo o que ha alcanzado alguna meta, también nos sentimos orgullosos de nosotros mismos cuando hemos alcanzado metas en el camino de la vida. El orgullo mexicano se manifiesta por los sentimientos de alegría, de emoción, de satisfacción, al saber que un amigo, familiar, compatriota o compañero ha llegado a cumplir sus metas, sus sueños, sus aspiraciones. Yo, en lo personal, me siento orgulloso de mi país, de mi región.

antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.


Este fin de semana, como en otros momentos interesantes de nuestra historia, se volvió a vivir el que podemos llamar orgullo mexicano. Una sensación única por logros, eventos, pensamientos, escritos, etc. que realmente hacen que un sentimiento interno florezca y se manifieste en alegría, emoción y gusto por algún ciudadano mexicano, que por el solo hecho de ser de nuestro país, nos toca fibras sensibles positivas. En esta ocasión se trató de una carrera de autos, pero en otros momentos han sido medallas en las Olimpiadas o la unión de mexicanos ante una causa común de apoyo o de servicio. En fin, es algo muy interno que nos hace vibrar ante una situación y se traduce en lo que podemos llamar el orgullo mexicano. Este sentimiento es compartido por todos, el ver el simbolismo de la bandera, del himno y de la persona con lágrimas en los ojos de haber logrado algo y que ese logro lo respalda su esfuerzo, entrega, constancia, equipo, terquedad, entusiasmo, riesgo, etc. y lo alinea con su origen, su país, nuestro México.

Todavía soy de la generación que se emociona cuando escucha el himno, que siente respeto ante la bandera y su escudo, que independientemente de los cuestionamientos de grupos, siente la historia como propia y los actores de la historia como ciudadanos que construyeron el México de hoy. Todavía me emociona ver un paisaje mexicano, de ver la cultura y tradiciones, la música regional, las danzas y hasta las anécdotas de cada lugar de nuestro gran país, México.

Durante las oportunidades que hemos tenido de estar fuera del país, cada vez que escuchamos música o vemos un simbolismo, algo en nuestro interior se mueve, te emociona, el corazón late más rápido de lo normal y sientes una atracción para continuar escuchando o viendo aquello que nos recuerda y nos transporta a nuestras regiones.

Curioso es que este orgullo compartido regularmente sucede en contiendas donde un mexicano sobresale, pero no muy comúnmente en situaciones de entrega y pasión por ayudar al próximo, por ser sensibles a la pobreza, a la desigualdad, a la injusticia o a la falta de inclusión. Imagínense que la misma sensación que experimentamos el fin de semana con el evento del campeón de la carrera de autos, sintiéramos muchos con el apoyo hacia los más necesitados, a los más vulnerables, a los más desprotegidos.

El orgullo mexicano probablemente venga también del ambiente en el que crece la persona y los símbolos a los que ha sido expuesta durante su vida.

Las personas se sienten orgullosas de los logros de alguien más que coincide con los valores y cultura de la región o país al que pertenece. Nosotros mismos nos sentimos orgullosos de los logros personales e institucionales, no sólo cuando eres parte de un equipo que ha desarrollado algo o que ha alcanzado alguna meta, también nos sentimos orgullosos de nosotros mismos cuando hemos alcanzado metas en el camino de la vida. El orgullo mexicano se manifiesta por los sentimientos de alegría, de emoción, de satisfacción, al saber que un amigo, familiar, compatriota o compañero ha llegado a cumplir sus metas, sus sueños, sus aspiraciones. Yo, en lo personal, me siento orgulloso de mi país, de mi región.

antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.

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