/ jueves 3 de septiembre de 2020

El otro informe

A partir de 1917 la Constitución obliga al presidente a rendir cuentas de la situación general de su administración. Lamentablemente este pasado martes 1 de septiembre no fue así; pues para muchos, como es el caso del consultor y académico Alfredo Paredes, “el presidente Andrés Manuel es reiterativo en su discurso personalista” y en lugar de mencionar acciones y resultados tangibles, continúa hablando sobre su persona como si se siguiera tratando de un candidato y no del titular del Poder Ejecutivo de nuestro país. Desde los spots previos a este segundo Informe de gobierno prevalecen frases propias de su discurso de campaña; haciendo alusión a su popularidad, con el objetivo de desviar la atención ante los pocos resultados.

Y aunque los mexicanos esperábamos un mensaje que nos pusiera en contexto sobre las estrategias con las que se ha abordado la crisis financiera y sanitaria generada por la pandemia de Covid-19, probablemente dada la cercanía a las fechas del arranque del proceso electoral, no fue así.

El presidente afirma haber cumplido 95 de los 100 compromisos que hizo en su toma de protesta el 1 de diciembre 2018, pero ¿cuál es el fundamento de esta aseveración?

En relación a la educación, incluso antes de la pandemia, el nivel educativo en México estaba por debajo del promedio de países miembros de la OCDE, según la prueba PISA. Ahora, por la falta de prevención, a pesar de que se invierte cerca de 4.9% del PIB en educación, muchos estudiantes “…van a tener que dejar la escuela para ayudar al sustento [de sus familias y otros no podrán] solventar las necesidades mínimas de la educación pública”. (Rodolfo de la Torre, 2020).

En cuanto a salud, por un lado, la reducción del presupuesto provocó el desabasto de medicamentos y que tratamientos como el de cáncer dejaran de ser gratuitos para miles de niños. Por otro lado, seguimos enfrentando un mal manejo y poca atención a la pandemia que ya ha causado más de 64 mil muertes y donde muchos médicos han tenido que utilizar sus propios ingresos en equipo que les permita hacer su trabajo, luego de haber recibido de la federación material de baja calidad.

Dentro del rubro de seguridad, la administración lleva un saldo de alrededor 60,000 homicidios, más de 1,500 feminicidios y 75,000 desapariciones según datos de organismos como el CED de las Naciones Unidas.

También, luego de que el combate a la corrupción haya sido la bandera que más atrajo a sus votantes, el presidente de la República y su partido no han estado exentos de los señalamientos relativos a actos de corrupción e impunidad.

Resaltando casos como la condonación de millones de pesos a la exdirigente de Morena, Yeidckol Polenvsky; el caso de Emilio Lozoya, la falta de transparencia en empresas del hijo de Manuel Bartlett e incluso el video en el que se observa al hermano del Ejecutivo, Pío López Obrador, recibir efectivo de manera injustificada.

A pesar de todo lo anterior, el tema que más nos afecta es la crisis económica sin precedentes. El PIB que, según datos del Inegi, ya acumulaba una contracción del 3.7% en los primeros seis trimestres de esta administración, ahora enfrentará una caída histórica de 18.7% en el segundo trimestre del año. Abonando a los cerca de 2 millones de empleos perdidos, los 12 millones de mexicanos que han pasado a pobreza extrema y la baja en inversión extranjera.

De acuerdo con la directora de la Plataforma de Información para la Competitividad del Sector Privado, Dulce García, la recuperación del país tardará años. A Chihuahua, por ejemplo, le podría tomar hasta el 2025 recuperar el nivel económico que tuvo en febrero de este año.

El presidente López Obrador sigue haciendo hincapié en “viejos éxitos” como la rifa del avión presidencial, la construcción del nuevo aeropuerto y el Tren Maya. Gastos innecesarios en un momento en el que se debiera estar destinado recurso al Sector Salud y generación de empleos.

Luego de todo esto, no puedo evitar reflexionar sobre si existe más de un México; porque definitivamente existe más de un informe.

A partir de 1917 la Constitución obliga al presidente a rendir cuentas de la situación general de su administración. Lamentablemente este pasado martes 1 de septiembre no fue así; pues para muchos, como es el caso del consultor y académico Alfredo Paredes, “el presidente Andrés Manuel es reiterativo en su discurso personalista” y en lugar de mencionar acciones y resultados tangibles, continúa hablando sobre su persona como si se siguiera tratando de un candidato y no del titular del Poder Ejecutivo de nuestro país. Desde los spots previos a este segundo Informe de gobierno prevalecen frases propias de su discurso de campaña; haciendo alusión a su popularidad, con el objetivo de desviar la atención ante los pocos resultados.

Y aunque los mexicanos esperábamos un mensaje que nos pusiera en contexto sobre las estrategias con las que se ha abordado la crisis financiera y sanitaria generada por la pandemia de Covid-19, probablemente dada la cercanía a las fechas del arranque del proceso electoral, no fue así.

El presidente afirma haber cumplido 95 de los 100 compromisos que hizo en su toma de protesta el 1 de diciembre 2018, pero ¿cuál es el fundamento de esta aseveración?

En relación a la educación, incluso antes de la pandemia, el nivel educativo en México estaba por debajo del promedio de países miembros de la OCDE, según la prueba PISA. Ahora, por la falta de prevención, a pesar de que se invierte cerca de 4.9% del PIB en educación, muchos estudiantes “…van a tener que dejar la escuela para ayudar al sustento [de sus familias y otros no podrán] solventar las necesidades mínimas de la educación pública”. (Rodolfo de la Torre, 2020).

En cuanto a salud, por un lado, la reducción del presupuesto provocó el desabasto de medicamentos y que tratamientos como el de cáncer dejaran de ser gratuitos para miles de niños. Por otro lado, seguimos enfrentando un mal manejo y poca atención a la pandemia que ya ha causado más de 64 mil muertes y donde muchos médicos han tenido que utilizar sus propios ingresos en equipo que les permita hacer su trabajo, luego de haber recibido de la federación material de baja calidad.

Dentro del rubro de seguridad, la administración lleva un saldo de alrededor 60,000 homicidios, más de 1,500 feminicidios y 75,000 desapariciones según datos de organismos como el CED de las Naciones Unidas.

También, luego de que el combate a la corrupción haya sido la bandera que más atrajo a sus votantes, el presidente de la República y su partido no han estado exentos de los señalamientos relativos a actos de corrupción e impunidad.

Resaltando casos como la condonación de millones de pesos a la exdirigente de Morena, Yeidckol Polenvsky; el caso de Emilio Lozoya, la falta de transparencia en empresas del hijo de Manuel Bartlett e incluso el video en el que se observa al hermano del Ejecutivo, Pío López Obrador, recibir efectivo de manera injustificada.

A pesar de todo lo anterior, el tema que más nos afecta es la crisis económica sin precedentes. El PIB que, según datos del Inegi, ya acumulaba una contracción del 3.7% en los primeros seis trimestres de esta administración, ahora enfrentará una caída histórica de 18.7% en el segundo trimestre del año. Abonando a los cerca de 2 millones de empleos perdidos, los 12 millones de mexicanos que han pasado a pobreza extrema y la baja en inversión extranjera.

De acuerdo con la directora de la Plataforma de Información para la Competitividad del Sector Privado, Dulce García, la recuperación del país tardará años. A Chihuahua, por ejemplo, le podría tomar hasta el 2025 recuperar el nivel económico que tuvo en febrero de este año.

El presidente López Obrador sigue haciendo hincapié en “viejos éxitos” como la rifa del avión presidencial, la construcción del nuevo aeropuerto y el Tren Maya. Gastos innecesarios en un momento en el que se debiera estar destinado recurso al Sector Salud y generación de empleos.

Luego de todo esto, no puedo evitar reflexionar sobre si existe más de un México; porque definitivamente existe más de un informe.