/ jueves 5 de septiembre de 2019

El país de los desaparecidos y las fosas clandestinas

México en este siglo se ha convertido en una gran fosa común donde son enterradas decenas de miles de personas que han desaparecido, principalmente a manos del crimen organizado.

La Comisión Nacional de Búsqueda de Personas informó que han encontrado los restos de casi 5 mil personas desaparecidas desde el 2006 en 3 mil 24 fosas clandestinas. En lo que va del sexenio de AMLO han localizado 522 fosas con 671 cuerpos.

La cifra de los desaparecidos desde el gobierno de Calderón al actual es calculada por esta comisión en más de 40 mil, con aún 26 mil cuerpos sin identificar.

Chihuahua ocupa el deshonroso segundo lugar de las entidades con mayor número de fosas clandestinas: 306. Además es el quinto lugar en homicidios, los cuales al parecer este año superarán el récord del año anterior, que registró el mayor número de asesinatos en este siglo.

La inseguridad y la violencia criminal aumentan en todas las entidades del país, como la reciente masacre de 30 personas en un incendio provocado por un comando en Coatzacoalcos.

La creación de la Guardia Nacional hasta ahora no ha frenado al crimen organizado, el cual continúa actuando impunemente a lo largo y ancho del territorio nacional. En cambio ha ocasionado conflictos internos en las fuerzas de seguridad, como el plantón de protesta de miles de agentes de la Policía Federal que se niegan a incorporarse a esta nueva corporación.

El drama cotidiano de los desaparecidos tuvo su clímax con el secuestro y posterior desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa durante el sexenio de Peña Nieto.

López Obrador ha reiterado que la localización de las personas es prioritaria, aunque continúan las desapariciones, sobre todo de mujeres, así como el descubrimiento de otras fosas clandestinas.

Nuestro país está inmerso en una sorda y letal guerra del Estado contra las bandas criminales, las que además protagonizan una lucha cruenta entre ellas por la posesión de rutas y territorios. El asunto se complica más con la participación de las organizaciones civiles de autodefensas, algunas de las cuales además están involucradas con los cárteles de la droga.

El problema no es sólo localizar a las personas desaparecidas o sus cuerpos, sino evitar que continúe este fenómeno inhumano, así como la proliferación de fosas clandestinas. ¿Podrá superar este reto el actual gobierno o terminará con números negativos como los dos anteriores?

México en este siglo se ha convertido en una gran fosa común donde son enterradas decenas de miles de personas que han desaparecido, principalmente a manos del crimen organizado.

La Comisión Nacional de Búsqueda de Personas informó que han encontrado los restos de casi 5 mil personas desaparecidas desde el 2006 en 3 mil 24 fosas clandestinas. En lo que va del sexenio de AMLO han localizado 522 fosas con 671 cuerpos.

La cifra de los desaparecidos desde el gobierno de Calderón al actual es calculada por esta comisión en más de 40 mil, con aún 26 mil cuerpos sin identificar.

Chihuahua ocupa el deshonroso segundo lugar de las entidades con mayor número de fosas clandestinas: 306. Además es el quinto lugar en homicidios, los cuales al parecer este año superarán el récord del año anterior, que registró el mayor número de asesinatos en este siglo.

La inseguridad y la violencia criminal aumentan en todas las entidades del país, como la reciente masacre de 30 personas en un incendio provocado por un comando en Coatzacoalcos.

La creación de la Guardia Nacional hasta ahora no ha frenado al crimen organizado, el cual continúa actuando impunemente a lo largo y ancho del territorio nacional. En cambio ha ocasionado conflictos internos en las fuerzas de seguridad, como el plantón de protesta de miles de agentes de la Policía Federal que se niegan a incorporarse a esta nueva corporación.

El drama cotidiano de los desaparecidos tuvo su clímax con el secuestro y posterior desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa durante el sexenio de Peña Nieto.

López Obrador ha reiterado que la localización de las personas es prioritaria, aunque continúan las desapariciones, sobre todo de mujeres, así como el descubrimiento de otras fosas clandestinas.

Nuestro país está inmerso en una sorda y letal guerra del Estado contra las bandas criminales, las que además protagonizan una lucha cruenta entre ellas por la posesión de rutas y territorios. El asunto se complica más con la participación de las organizaciones civiles de autodefensas, algunas de las cuales además están involucradas con los cárteles de la droga.

El problema no es sólo localizar a las personas desaparecidas o sus cuerpos, sino evitar que continúe este fenómeno inhumano, así como la proliferación de fosas clandestinas. ¿Podrá superar este reto el actual gobierno o terminará con números negativos como los dos anteriores?