/ jueves 23 de abril de 2020

El petróleo sin valor y la promoción del odio

Las estrellas parecen estar alineadas a favor de nosotros los mexicanos, o al menos eso me gusta pensar, en cuestión de política, porque todo apuntaba a que AMLO destruiría la iniciativa privada confiado en el ingreso del petróleo, pero la vida, una vez más, como en 2006 que descuidó miles de casillas por soberbia, le vuelve a jugar una mala pasada, espero que ahora sus asesores le digan al oído la cruel realidad: los empresarios son los que generan el dinero que estás regalando, déjalos trabajar.

En la vida real, quiero decir entre la suya y la mía, querido lector, lectora, no entre los grandes millonarios, cuya fortunas, casi todas, devienen de un desfalco gubernamental, tal como sucede aquí en Chihuahua, donde es imposible mencionar una fortuna o una herencia o un destacado hombre de negocios sin que esté relacionado con un funcionario que le vendió, le compró, le aprovechó, o le agarró (sic) a algún amigo de Gobierno, la cosa es que en la vida real los que están padeciendo los desajustes mentales de este presidente al que le caen mal los ricos, pero que rapidito va para allá, son los pequeños empresarios, esos que, si los juntamos a todos, dan la mayor parte del empleo y que además pagan mejor la mayoría de las veces porque saben que el salario mínimo es una mentira, una mentira para sus empleados, pero una hermosa realidad para las trasnacionales. Y ¿sabe usted por qué las transnacionales pagan el mínimo?, porque el Gobierno, el de antes y el de hoy, lo permite, es por esta razón que Walmart, Volkswagen, los bancos y ahora las gasolineras siguen pagando el mínimo, no importa de quién sean, si de millonarios mexicanos o del mundo, ellos pagan 123.22 pesos de salario mínimo, ¿sabe usted cuándo se va a terminar la pobreza extrema? Nunca.

Me hubiera gustado que AMLO comenzara por hacer justicia ahí, pero no, él quiere que los ricos desaparezcan, aunque la mayoría de los ricos de hoy son personas que estudiaron y trabajaron arduamente y, como México es un país de oportunidades, el resultado es una posición económica muy envidiable para los que no se esforzaron en pasar matemáticas, en levantarse temprano, en decir sí señor, y obedecer a sus superiores y corregir faltas y pedir disculpas y aprender inglés y ahorrar para poner un negocio y pagar impuestos a pesar de que los funcionarios se lo están robando y pagar cabalmente la nómina cada viernes se haya vendido o no el producto. El que no sabe lo que es pagar una nómina de 5, 10, 50 o más empleados es el que le echa la culpa de su pobreza a los ricos, porque no se esforzó en lo que otros sí lo hicieron, pero si les odia por eso, cosa que promueve nuestro presidente porque si quisiera justicia económica ya hubiera metido a la mafia del poder a la cárcel.

El odio en el ser humano es natural, se tiene que trabajar en uno mismo para disminuirlo, pero si un seudolíder explota este sentimiento y le pone objetivo, que Dios nos encuentre persignados, y a mí en postura de loto. Sé que el nuevo precio del petróleo afectará la economía, pero lo peor que le puede pasar a un pueblo es odiarse unos a otros, los peores genocidios como el de Ruanda en 1994 resultaron de líderes que decidieron utilizar el odio a los demás para unir sus filas, y ganaron un millón de ruandeses muertos, quesque porque eran menos negros que ellos.

Estimado lector, lectora, vienen cambios muy fuertes en México, recordemos que hay líderes que promueven el odio para dividir la población en buenos y malos, y ganar fanáticos, no caigamos en sus juegos y que todo sea para bien.

www.silviagonzalez.com.mx





Las estrellas parecen estar alineadas a favor de nosotros los mexicanos, o al menos eso me gusta pensar, en cuestión de política, porque todo apuntaba a que AMLO destruiría la iniciativa privada confiado en el ingreso del petróleo, pero la vida, una vez más, como en 2006 que descuidó miles de casillas por soberbia, le vuelve a jugar una mala pasada, espero que ahora sus asesores le digan al oído la cruel realidad: los empresarios son los que generan el dinero que estás regalando, déjalos trabajar.

En la vida real, quiero decir entre la suya y la mía, querido lector, lectora, no entre los grandes millonarios, cuya fortunas, casi todas, devienen de un desfalco gubernamental, tal como sucede aquí en Chihuahua, donde es imposible mencionar una fortuna o una herencia o un destacado hombre de negocios sin que esté relacionado con un funcionario que le vendió, le compró, le aprovechó, o le agarró (sic) a algún amigo de Gobierno, la cosa es que en la vida real los que están padeciendo los desajustes mentales de este presidente al que le caen mal los ricos, pero que rapidito va para allá, son los pequeños empresarios, esos que, si los juntamos a todos, dan la mayor parte del empleo y que además pagan mejor la mayoría de las veces porque saben que el salario mínimo es una mentira, una mentira para sus empleados, pero una hermosa realidad para las trasnacionales. Y ¿sabe usted por qué las transnacionales pagan el mínimo?, porque el Gobierno, el de antes y el de hoy, lo permite, es por esta razón que Walmart, Volkswagen, los bancos y ahora las gasolineras siguen pagando el mínimo, no importa de quién sean, si de millonarios mexicanos o del mundo, ellos pagan 123.22 pesos de salario mínimo, ¿sabe usted cuándo se va a terminar la pobreza extrema? Nunca.

Me hubiera gustado que AMLO comenzara por hacer justicia ahí, pero no, él quiere que los ricos desaparezcan, aunque la mayoría de los ricos de hoy son personas que estudiaron y trabajaron arduamente y, como México es un país de oportunidades, el resultado es una posición económica muy envidiable para los que no se esforzaron en pasar matemáticas, en levantarse temprano, en decir sí señor, y obedecer a sus superiores y corregir faltas y pedir disculpas y aprender inglés y ahorrar para poner un negocio y pagar impuestos a pesar de que los funcionarios se lo están robando y pagar cabalmente la nómina cada viernes se haya vendido o no el producto. El que no sabe lo que es pagar una nómina de 5, 10, 50 o más empleados es el que le echa la culpa de su pobreza a los ricos, porque no se esforzó en lo que otros sí lo hicieron, pero si les odia por eso, cosa que promueve nuestro presidente porque si quisiera justicia económica ya hubiera metido a la mafia del poder a la cárcel.

El odio en el ser humano es natural, se tiene que trabajar en uno mismo para disminuirlo, pero si un seudolíder explota este sentimiento y le pone objetivo, que Dios nos encuentre persignados, y a mí en postura de loto. Sé que el nuevo precio del petróleo afectará la economía, pero lo peor que le puede pasar a un pueblo es odiarse unos a otros, los peores genocidios como el de Ruanda en 1994 resultaron de líderes que decidieron utilizar el odio a los demás para unir sus filas, y ganaron un millón de ruandeses muertos, quesque porque eran menos negros que ellos.

Estimado lector, lectora, vienen cambios muy fuertes en México, recordemos que hay líderes que promueven el odio para dividir la población en buenos y malos, y ganar fanáticos, no caigamos en sus juegos y que todo sea para bien.

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