/ miércoles 22 de agosto de 2018

El pueblo soberano

Nuestra constitución federal en su artículo 39 establece: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste”.

Así se expresa en nuestra constitución, el poder es del pueblo.

El ejercicio de los derechos políticos de los ciudadanos no debe terminar con el voto. La participación de los ciudadanos puede extenderse hasta la decisión política.

Sabemos que la pequeña porción de soberanía que tenemos la entregamos a los ciudadanos que se postulan a un cargo de elección.

Las posibilidades de participación ciudadana en las decisiones que se toman para definir el rumbo de un municipio, estado o país, se abren con el cabildeo ciudadano.

El cabildeo ciudadano es una opción para que desde el Poder Legislativo, que es el poder que genera la ley que regula la actuación de los demás poderes, tanto el Ejecutivo y el Legislativo, ejerzan su función en base a las aspiraciones de los ciudadanos.

Esto generaría una legitimidad total del poder.

La soberanía es el máximo poder de un Estado, y la tenemos todos los ciudadanos, y se la otorgamos a los titulares de los órganos de poder.

Lo que requerimos para transformar nuestras instituciones es que haya una verdadera democracia participativa.

Los ciudadanos son ajenos a las decisiones públicas, porque no se sienten parte de ellas, y pasivamente se espera que éstas puedan llegar a ser en su beneficio.

La apatía ciudadana es consecuencia de la invisibilidad que se le ha dado a su opinión.

Los órganos que ejecutan la ley, como el Ejecutivo y el Judicial, solamente su función se materializa en base a la ejecutividad de la norma jurídica. Por ello considero que la opinión de los ciudadanos sea considerada por los titulares del Poder Legislativo.

¡Me siento orgullosa de ser hija de estas hermosas tierras norteñas!

heidy_universidad@hotmail.com







Nuestra constitución federal en su artículo 39 establece: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste”.

Así se expresa en nuestra constitución, el poder es del pueblo.

El ejercicio de los derechos políticos de los ciudadanos no debe terminar con el voto. La participación de los ciudadanos puede extenderse hasta la decisión política.

Sabemos que la pequeña porción de soberanía que tenemos la entregamos a los ciudadanos que se postulan a un cargo de elección.

Las posibilidades de participación ciudadana en las decisiones que se toman para definir el rumbo de un municipio, estado o país, se abren con el cabildeo ciudadano.

El cabildeo ciudadano es una opción para que desde el Poder Legislativo, que es el poder que genera la ley que regula la actuación de los demás poderes, tanto el Ejecutivo y el Legislativo, ejerzan su función en base a las aspiraciones de los ciudadanos.

Esto generaría una legitimidad total del poder.

La soberanía es el máximo poder de un Estado, y la tenemos todos los ciudadanos, y se la otorgamos a los titulares de los órganos de poder.

Lo que requerimos para transformar nuestras instituciones es que haya una verdadera democracia participativa.

Los ciudadanos son ajenos a las decisiones públicas, porque no se sienten parte de ellas, y pasivamente se espera que éstas puedan llegar a ser en su beneficio.

La apatía ciudadana es consecuencia de la invisibilidad que se le ha dado a su opinión.

Los órganos que ejecutan la ley, como el Ejecutivo y el Judicial, solamente su función se materializa en base a la ejecutividad de la norma jurídica. Por ello considero que la opinión de los ciudadanos sea considerada por los titulares del Poder Legislativo.

¡Me siento orgullosa de ser hija de estas hermosas tierras norteñas!

heidy_universidad@hotmail.com