La igualdad debe darse en un marco de respeto mutuo entre mujeres y hombres, sin mensajes de odio y resentimiento que nos dividan como sociedad, no se debe ver a los hombres como los malos del cuento, simplemente ellos también son parte de la cultura machista, en la que por desgracia muchas mujeres han formado, y siguen formando a sus hijos e hijas. Todos somos parte del problema, pero también somos parte de la solución. Tenemos la responsabilidad de educar en un marco de respeto a los Derechos Humanos, con mensajes de paz, para tener sociedades más justas y más humanas.
El 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de las Mujeres, y todo el mes es marco no para festejar a las mujeres, sino para conmemorar el día el día de la igualdad y de los derechos de las mujeres, que fue instituido en sesión solemne de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1952.
Son varios los acontecimientos históricos referenciados para la declaración del Día Internacional de las Mujeres. Entre los que destacan, el 8 de marzo de 1857, donde cientos de mujeres trabajadoras de una fábrica de textiles marcharon en Nueva York para exigir la reducción de la jornada laboral y mejores salarios, 120 murieron debido al maltrato policial. El 8 de marzo de 1908, se registró en Nueva York una marcha de 15 mil trabajadoras, exigiendo derechos laborales y el derecho a votar y ser votadas. En 1911, Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza instituyen el 8 de marzo como el Día de la Mujer Trabajadora, entre otros acontecimientos. Hoy en día la igualdad de las mujeres y los hombres es un principio jurídico, ético y político universal reconocido por los tratados internacionales sobre Derechos Humanos, y vinculantes para los países que los suscribieron, entre ellos el nuestro. De ahí la urgente necesidad de crear leyes y políticas públicas para alcanzar la igualdad jurídica y de oportunidades entre mujeres y hombres como reza el artículo 4º Constitucional. Aunque hemos tenido logros en la creación de leyes y decretos en México en materia de Igualdad, la realidad nos revela que falta mucho trabajo por hacer para lograr una igualdad sustantiva, se requiere de voluntad y compromiso para el reconocimiento y respeto mutuo de los Derechos Humanos, sólo entonces iremos en el camino correcto.
