/ viernes 19 de junio de 2020

El reto financiero en el sector edutacitvo ante la pandemia

Como sabemos, la pandemia ha cambiado la forma de vivir de todo el mundo.

El coronavirus está cambiando instantáneamente la forma en que se imparte la educación, ya que la escuela y el hogar ahora se convierten en el mismo lugar a causa de las consecuentes necesidades de adaptación.

Según la Unesco, más de 861.7 millones de niños y jóvenes se han visto afectados al tener que hacer frente a la pandemia global que nos ha sacudido este año. Millones de familias en EEUU han tenido que unirse al 1.7 millones de niños que se encuentran enrolados en la educación en el hogar (homeschooling). Al igual que México.

Según Lan Rosenblum, director de The Education Trust-New York, “este es un enorme desafío de equidad educativa que puede tener consecuencias que alteran la vida de los estudiantes vulnerables”.

Desafortunadamente, las escuelas que pueden ofrecer una experiencia académica virtual completa son muy pocas, esto es para los alumnos que cuentan con dispositivos electrónicos, profesores que saben cómo diseñar lecciones en línea que sean funcionales y tener una cultura del conocimiento de las tecnologías.

La realidad es que la mayoría de las escuelas no están preparadas para este cambio que permite reconocer que el acceso desigual al internet es tan sólo uno de los tantos problemas que enfrenta nuestro sistema educativo.

El World Economic Forum dice que sólo alrededor del 60% de la población mundial tiene acceso a la red, generando que muchísimas instituciones busquen soluciones provisionales a esta crisis. Ya había un gran crecimiento y adopción en la tecnología educativa, con inversiones mundiales en tecnología educativa que alcanzarían los 18,660 millones de dólares en 2019 y se proyectaba que el mercado general de la educación en línea alcanzaría los 350,000 millones de dólares en 2025.

Ya se trate de aplicaciones de idiomas, tutorías virtuales, herramientas de videoconferencia o software de aprendizaje en línea, ha habido un aumento significativo en el uso desde la aparición del Covid-19.

Hay muchos desafíos que se deben superar. Algunos estudiantes que no cuentan con el acceso fiable del internet y/o la tecnología, tienen dificultades para participar en el aprendizaje digital; esta brecha se observa entre los países y entre los distintos niveles de ingresos dentro de los países.

Por ejemplo, mientras que el 95% de los estudiantes de Suiza, Noruega y Austria tienen una computadora para realizar sus tareas escolares, sólo el 34% de los de Indonesia lo tienen, según datos de la OCDE. En los Estados Unidos existe una brecha significativa entre los que proceden de entornos privilegiados y los desfavorecidos, mientras que prácticamente los jóvenes de 15 años procedentes de entornos privilegiados dijeron que tenían una computadora para trabajar, casi el 25% de los que proceden de entornos desfavorecidos no los tenían.

Estamos viviendo tiempos muy difíciles, las dificultades educativas se replican mundialmente, no estoy hablando sólo educación básica, estoy hablando también de las universidades que han tenido que cerrar sus aulas debido a esta crisis sanitaria. Harvard, Cambridge, MIT, UCLA, UNAM, por nombrar sólo algunas instituciones, todas ellas pusieron pausa a todas las clases presenciales, eventos académicos y demás servicios, para mudarse a lecturas y conferencias en línea.

Consecuentemente, miles de alumnos en educación superior alrededor del mundo han tenido que abandonar sus campus tras el aviso de desalojo que ha tomado a muchos sin recursos u opciones disponibles.

Estamos por iniciar el próximo ciclo escolar, ¿seguirán las clases en línea, regresarán los alumnos a las escuelas, a las universidades?

Hay muchísimos comentarios tanto de padres de familia como de los mismos universitarios, sobre todo de los que asisten a escuelas privadas, consideran que si el próximo ciclo escolar es virtual, prefieren cambiarse de universidades, y esperar a que se vuelvan a abrir las clases presenciales, sobre todo por el costo que éstas tienen y no poder utilizar las instalaciones de las mismas.

Por otra parte, ¿cuál será el costo financiero de las universidades si los alumnos no regresan a clase el próximo ciclo escolar?

Sin duda, la educación, y particularmente la que imparten las instituciones de educación superior privada, tendrá que reinventarse si quiere sobrevivir, el reto es ser atractiva para los estudiantes y viable para su supervivencia financiera.

Como sabemos, la pandemia ha cambiado la forma de vivir de todo el mundo.

El coronavirus está cambiando instantáneamente la forma en que se imparte la educación, ya que la escuela y el hogar ahora se convierten en el mismo lugar a causa de las consecuentes necesidades de adaptación.

Según la Unesco, más de 861.7 millones de niños y jóvenes se han visto afectados al tener que hacer frente a la pandemia global que nos ha sacudido este año. Millones de familias en EEUU han tenido que unirse al 1.7 millones de niños que se encuentran enrolados en la educación en el hogar (homeschooling). Al igual que México.

Según Lan Rosenblum, director de The Education Trust-New York, “este es un enorme desafío de equidad educativa que puede tener consecuencias que alteran la vida de los estudiantes vulnerables”.

Desafortunadamente, las escuelas que pueden ofrecer una experiencia académica virtual completa son muy pocas, esto es para los alumnos que cuentan con dispositivos electrónicos, profesores que saben cómo diseñar lecciones en línea que sean funcionales y tener una cultura del conocimiento de las tecnologías.

La realidad es que la mayoría de las escuelas no están preparadas para este cambio que permite reconocer que el acceso desigual al internet es tan sólo uno de los tantos problemas que enfrenta nuestro sistema educativo.

El World Economic Forum dice que sólo alrededor del 60% de la población mundial tiene acceso a la red, generando que muchísimas instituciones busquen soluciones provisionales a esta crisis. Ya había un gran crecimiento y adopción en la tecnología educativa, con inversiones mundiales en tecnología educativa que alcanzarían los 18,660 millones de dólares en 2019 y se proyectaba que el mercado general de la educación en línea alcanzaría los 350,000 millones de dólares en 2025.

Ya se trate de aplicaciones de idiomas, tutorías virtuales, herramientas de videoconferencia o software de aprendizaje en línea, ha habido un aumento significativo en el uso desde la aparición del Covid-19.

Hay muchos desafíos que se deben superar. Algunos estudiantes que no cuentan con el acceso fiable del internet y/o la tecnología, tienen dificultades para participar en el aprendizaje digital; esta brecha se observa entre los países y entre los distintos niveles de ingresos dentro de los países.

Por ejemplo, mientras que el 95% de los estudiantes de Suiza, Noruega y Austria tienen una computadora para realizar sus tareas escolares, sólo el 34% de los de Indonesia lo tienen, según datos de la OCDE. En los Estados Unidos existe una brecha significativa entre los que proceden de entornos privilegiados y los desfavorecidos, mientras que prácticamente los jóvenes de 15 años procedentes de entornos privilegiados dijeron que tenían una computadora para trabajar, casi el 25% de los que proceden de entornos desfavorecidos no los tenían.

Estamos viviendo tiempos muy difíciles, las dificultades educativas se replican mundialmente, no estoy hablando sólo educación básica, estoy hablando también de las universidades que han tenido que cerrar sus aulas debido a esta crisis sanitaria. Harvard, Cambridge, MIT, UCLA, UNAM, por nombrar sólo algunas instituciones, todas ellas pusieron pausa a todas las clases presenciales, eventos académicos y demás servicios, para mudarse a lecturas y conferencias en línea.

Consecuentemente, miles de alumnos en educación superior alrededor del mundo han tenido que abandonar sus campus tras el aviso de desalojo que ha tomado a muchos sin recursos u opciones disponibles.

Estamos por iniciar el próximo ciclo escolar, ¿seguirán las clases en línea, regresarán los alumnos a las escuelas, a las universidades?

Hay muchísimos comentarios tanto de padres de familia como de los mismos universitarios, sobre todo de los que asisten a escuelas privadas, consideran que si el próximo ciclo escolar es virtual, prefieren cambiarse de universidades, y esperar a que se vuelvan a abrir las clases presenciales, sobre todo por el costo que éstas tienen y no poder utilizar las instalaciones de las mismas.

Por otra parte, ¿cuál será el costo financiero de las universidades si los alumnos no regresan a clase el próximo ciclo escolar?

Sin duda, la educación, y particularmente la que imparten las instituciones de educación superior privada, tendrá que reinventarse si quiere sobrevivir, el reto es ser atractiva para los estudiantes y viable para su supervivencia financiera.