/ lunes 8 de agosto de 2022

El show en un país herido 

Por: Amín Anchondo

Los problemas de nuestro país llevan tantos años sin ser resueltos, o con avances sustanciales para su resolución, que se han convertido en resentimientos que poco a poco van aflorando en la sociedad y cada vez más violentamente.

Esto se ha visto más en los últimos años porque gracias a las redes sociales, la gente se empieza a dar cuenta de los circos mediáticos que se arman los gobiernos para ocultar ineficiencias o errores en su actuar.

A mí me impresiona mucho la disonancia que existe entre las necesidades sociales y las respuestas gubernamentales a esas situaciones. Por un lado, se exige lo más básico y por el otro se responde con un show mediático para difuminar las exigencias, pero nunca con respuestas verdaderas y coherentes.

Lo más feo de todo es que cada vez son más chafas e irracionales estos circos. Ponte a pensar en lo que estamos viendo en los medios. ¿Qué opinas de lo que sucede? De verdad, ¿te parecen correctos los enfoques del gobierno? Al hacer ese análisis, el coraje te brotará y sentirás la impotencia que sienten millones de ciudadanos al ver el actuar de sus gobernantes.

El país está herido y los gobiernos chafas están poniendo limón a esa herida. Los estragos sociales de cachar las mentiras de un gobernante son más profundos que los propios problemas. Porque se pierde la esperanza y eso duele en lo más hondo.

La pregunta del millón es ¿hasta cuándo vamos a aplaudir los circos infundamentados? ¿De verdad vamos a dejar que las cosas sigan igual o empeorando pero guardando silencio a costa de nuestro futuro?

El silencio y el aplauso sin fundamento son el catalizador para echar a perder un gobierno o a un político. Pero eso es lo que ellos piden a gritos porque alimentan su ego, aún y cuando no generen un avance social.

Claro que aplaudir y guardar silencio tiene su premio en el corto plazo para unos y es la desgracia de otros.

La buena noticia de todo esto es que la solución es rápida, sencilla y eficaz. El día que en nuestras mesas, empresas, cafés, etc.; empecemos criticar las cajas chinas y shows, ese día se empezará a desenmascarar las malas actuaciones y esto les dolerá profundamente a la “clase política”. Por lo contrario, si seguimos privilegiando nuestra comodidad como resultado del silencio, entonces sólo estamos creciendo el problema que tarde o temprano explotará de forma violenta y rencorosa.

Un país herido sólo se sana con la verdad y el esfuerzo comunitario. La solución está en cada acción, en cada persona, en cada diálogo. Se puede contribuir con una mera opinión y quitándonos las máscaras que se nos han impuesto. Todas y todos sabemos la realidad que vivimos. Sabemos la realidad de nuestros gobernantes pero también estamos educados ante este sistema político. Debemos tener el valor de romper esas cadenas y castigar con nuestra opinión, al menos, a los personajes que nos mal gobiernan.

Castiguemos el circo y el show. Es una tarea fácil y esencial. Seamos el defensor que nos gustaría ver si fuéramos los indefensos.

Por: Amín Anchondo

Los problemas de nuestro país llevan tantos años sin ser resueltos, o con avances sustanciales para su resolución, que se han convertido en resentimientos que poco a poco van aflorando en la sociedad y cada vez más violentamente.

Esto se ha visto más en los últimos años porque gracias a las redes sociales, la gente se empieza a dar cuenta de los circos mediáticos que se arman los gobiernos para ocultar ineficiencias o errores en su actuar.

A mí me impresiona mucho la disonancia que existe entre las necesidades sociales y las respuestas gubernamentales a esas situaciones. Por un lado, se exige lo más básico y por el otro se responde con un show mediático para difuminar las exigencias, pero nunca con respuestas verdaderas y coherentes.

Lo más feo de todo es que cada vez son más chafas e irracionales estos circos. Ponte a pensar en lo que estamos viendo en los medios. ¿Qué opinas de lo que sucede? De verdad, ¿te parecen correctos los enfoques del gobierno? Al hacer ese análisis, el coraje te brotará y sentirás la impotencia que sienten millones de ciudadanos al ver el actuar de sus gobernantes.

El país está herido y los gobiernos chafas están poniendo limón a esa herida. Los estragos sociales de cachar las mentiras de un gobernante son más profundos que los propios problemas. Porque se pierde la esperanza y eso duele en lo más hondo.

La pregunta del millón es ¿hasta cuándo vamos a aplaudir los circos infundamentados? ¿De verdad vamos a dejar que las cosas sigan igual o empeorando pero guardando silencio a costa de nuestro futuro?

El silencio y el aplauso sin fundamento son el catalizador para echar a perder un gobierno o a un político. Pero eso es lo que ellos piden a gritos porque alimentan su ego, aún y cuando no generen un avance social.

Claro que aplaudir y guardar silencio tiene su premio en el corto plazo para unos y es la desgracia de otros.

La buena noticia de todo esto es que la solución es rápida, sencilla y eficaz. El día que en nuestras mesas, empresas, cafés, etc.; empecemos criticar las cajas chinas y shows, ese día se empezará a desenmascarar las malas actuaciones y esto les dolerá profundamente a la “clase política”. Por lo contrario, si seguimos privilegiando nuestra comodidad como resultado del silencio, entonces sólo estamos creciendo el problema que tarde o temprano explotará de forma violenta y rencorosa.

Un país herido sólo se sana con la verdad y el esfuerzo comunitario. La solución está en cada acción, en cada persona, en cada diálogo. Se puede contribuir con una mera opinión y quitándonos las máscaras que se nos han impuesto. Todas y todos sabemos la realidad que vivimos. Sabemos la realidad de nuestros gobernantes pero también estamos educados ante este sistema político. Debemos tener el valor de romper esas cadenas y castigar con nuestra opinión, al menos, a los personajes que nos mal gobiernan.

Castiguemos el circo y el show. Es una tarea fácil y esencial. Seamos el defensor que nos gustaría ver si fuéramos los indefensos.