Soy mexicana, hija de estas hermosas tierras norteñas de nuestro país, a las cuales respeto y quiero tanto. Soy una mujer joven, inquieta, llena de ganas de aprender cada día y sobre todo de hacer la parte que me corresponde para lograr el México que todos queremos.
Hemos cumplido un siglo de uno de los movimientos más importantes de la vida de nuestra nación: la Revolución de 1910, movimiento que fue causado no solamente por la problemática agraria de la época, sino también por la búsqueda de la democratización de nuestro México.
Al son de la Adelita y de la Cucaracha, Francisco Villa cabalgaba nuestras tierras chihuahuenses en su yegua Siete Leguas.
Su verdadero nombre fue Doroteo Arango, pero conocido por todo el mundo brindando identidad a nuestras tierras como Pancho Villa.
En realidad su caballo era una yegua, la cual fue tomada por Villa de la Hacienda los Remedios ubicada en el municipio de Jiménez, Chihuahua; esta hacienda surtía de caballos al Ejército, por ello estuvo a punto de ser fusilado y fue acusado de abigeato.
Esta yegua fue la favorita de Francisco Villa, ya que recorría largas distancias a galope, y de ahí su nombre.
La yegua fue sepultada en la huerta Torreonense propiedad de una de las esposas del general Francisco Villa.
Como general fue un gran líder valiente, formo un ejército en muy poco tiempo al cual denominó “División del Norte”.
En 1913 asumió el cargo de gobernador provisional de nuestro amado Chihuahua.
El 20 de julio de 1923 muere violentamente en Parral, Chihuahua.
¡Me siento orgullosa de ser hija de estas hermosas tierras norteñas!
