/ martes 21 de junio de 2022

El teatro de la innovación 

Como una reacción “normal” ante la competencia, las empresas y los empresarios han tomado el término de “innovación” como producto a vender, como insignia de que se está mejorando, como término para estar en la moda. Siendo que en la realidad no se está haciendo innovación real, sino simplemente es un espectáculo con escenario y actores para simular que se está haciendo innovación. Y lo que sucede es que estamos tan acostumbrados a los procesos y los productos cotidianos, que la facilidad nos impide darle espacio a la innovación y tendemos a hacer lo mismo que hemos estado haciendo. Y obviamente tenemos los mismos resultados. El problema principal es de “mindset”(manera de pensar), de cultura. No es problema de herramientas o metodologías. El problema es que no se tiene la visión, los principios, el foco en aprender técnicas que permitan identificar la mejor manera de innovar, que se traduzca en sacar lo más rápido posible productos de calidad en manos de los clientes.

La innovación es, por definición, hacer algo que no se ha hecho antes. Si es innovador es porque se desapega de lo que conocemos, de lo que hay y de lo que hemos hecho. Innovar siempre implica incertidumbre, no hay innovación con certeza, porque si hay certeza no es innovador. Innovación abarca toda esta escala, mejorar algo, cambiar algo, reinventar algo, descubrir algo. El primer ingrediente para el teatro de la innovación es falta de propósito o falta de entendimiento de lo que es innovación y el valor que tiene para la organización. Hay líderes que sólo dicen “tenemos que cambiar” y luego no deciden o no se ponen de acuerdo de qué, para qué, en qué dirección, con qué profundidad, porque eso no se los enseñan en sus capacitaciones. Esta falta de dirección se traduce en una secuencia de eventos, como nadie sabe qué innovar, lo primero que hacen es pedirles a los empleados que les den ideas. Y hacen concursos. Como los concursos no funcionan, lo que hacen es contratar a alguien más, externo, para que les diga qué innovar. Pero como el externo no conoce los procesos internos, le dicen que no sabe y que no sirve para nada. Tratan de traerse a un directivo de una empresa exitosa. Ese directivo rápidamente se hace enemigo de todos porque quiere cambiar todo, corre gente, cambia áreas, y se pelea con todos. El directivo se va y nombran a un empleado que ya es parte de la compañía y lo hacen “champion” de transformación. Eventualmente ese champion, sin conocimiento ni experiencia de tema, empieza a aventar ideas en la pared, creando “labs” de innovación y pidiéndole a todos que innoven, pero sin que nada cambie. En desesperación pide a empleados que den ideas… y el ciclo se repite. Las características del teatro de innovación son: la más obvia de todas: no hay innovación. No hay nada diferente, ni nada cambia ni nada mejora. No hay software funcionando, no hay más ventas. El fondo de todo esto es: los procesos no cambian. La compañía vende exactamente lo mismo, atiende exactamente de la misma manera, ofrece exactamente los mismos productos y es encabezada por exactamente el mismo tipo de personas. Y todos estos síntomas son sólo de cuando la innovación carece de propósito claro en la organización. Ahora tenemos que hablar de que, si la organización tiene un propósito y realmente quiere innovar, ahora tiene que enfocarse en aprender a dar resultados. El teatro de innovación le hace sentir a las organizaciones que innovan, sin tener realmente que cambiar nada. Esto le permite a la organización no tener que enfrentar los riesgos que implican los cambios, le ayuda a no tener que invertir en capacitación de la fuerza laboral que ya tienen y les ayuda a mantener el estatus quo, siempre aparentando que están haciendo algo, pero ultimadamente nadie sabe lo que está haciendo ni para qué, mientras los jefes estén contentos. Saber los síntomas del teatro de innovación nos permite saber si eso está pasando en nuestra organización. Y es que el secreto de la verdadera innovación está en que no es ningún secreto. Es simplemente tener un “mindset” innovador, que requiere abandonar el amor por el estatus quo, la estabilidad y el pragmatismo. No quiere decir que toda la organización tiene que ser innovadora para mañana, pero sí que las cosas que vas a dedicar a innovar no caigan en un simple teatro. ¿Realmente estás innovando o simplemente haciendo teatro? email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua


Como una reacción “normal” ante la competencia, las empresas y los empresarios han tomado el término de “innovación” como producto a vender, como insignia de que se está mejorando, como término para estar en la moda. Siendo que en la realidad no se está haciendo innovación real, sino simplemente es un espectáculo con escenario y actores para simular que se está haciendo innovación. Y lo que sucede es que estamos tan acostumbrados a los procesos y los productos cotidianos, que la facilidad nos impide darle espacio a la innovación y tendemos a hacer lo mismo que hemos estado haciendo. Y obviamente tenemos los mismos resultados. El problema principal es de “mindset”(manera de pensar), de cultura. No es problema de herramientas o metodologías. El problema es que no se tiene la visión, los principios, el foco en aprender técnicas que permitan identificar la mejor manera de innovar, que se traduzca en sacar lo más rápido posible productos de calidad en manos de los clientes.

La innovación es, por definición, hacer algo que no se ha hecho antes. Si es innovador es porque se desapega de lo que conocemos, de lo que hay y de lo que hemos hecho. Innovar siempre implica incertidumbre, no hay innovación con certeza, porque si hay certeza no es innovador. Innovación abarca toda esta escala, mejorar algo, cambiar algo, reinventar algo, descubrir algo. El primer ingrediente para el teatro de la innovación es falta de propósito o falta de entendimiento de lo que es innovación y el valor que tiene para la organización. Hay líderes que sólo dicen “tenemos que cambiar” y luego no deciden o no se ponen de acuerdo de qué, para qué, en qué dirección, con qué profundidad, porque eso no se los enseñan en sus capacitaciones. Esta falta de dirección se traduce en una secuencia de eventos, como nadie sabe qué innovar, lo primero que hacen es pedirles a los empleados que les den ideas. Y hacen concursos. Como los concursos no funcionan, lo que hacen es contratar a alguien más, externo, para que les diga qué innovar. Pero como el externo no conoce los procesos internos, le dicen que no sabe y que no sirve para nada. Tratan de traerse a un directivo de una empresa exitosa. Ese directivo rápidamente se hace enemigo de todos porque quiere cambiar todo, corre gente, cambia áreas, y se pelea con todos. El directivo se va y nombran a un empleado que ya es parte de la compañía y lo hacen “champion” de transformación. Eventualmente ese champion, sin conocimiento ni experiencia de tema, empieza a aventar ideas en la pared, creando “labs” de innovación y pidiéndole a todos que innoven, pero sin que nada cambie. En desesperación pide a empleados que den ideas… y el ciclo se repite. Las características del teatro de innovación son: la más obvia de todas: no hay innovación. No hay nada diferente, ni nada cambia ni nada mejora. No hay software funcionando, no hay más ventas. El fondo de todo esto es: los procesos no cambian. La compañía vende exactamente lo mismo, atiende exactamente de la misma manera, ofrece exactamente los mismos productos y es encabezada por exactamente el mismo tipo de personas. Y todos estos síntomas son sólo de cuando la innovación carece de propósito claro en la organización. Ahora tenemos que hablar de que, si la organización tiene un propósito y realmente quiere innovar, ahora tiene que enfocarse en aprender a dar resultados. El teatro de innovación le hace sentir a las organizaciones que innovan, sin tener realmente que cambiar nada. Esto le permite a la organización no tener que enfrentar los riesgos que implican los cambios, le ayuda a no tener que invertir en capacitación de la fuerza laboral que ya tienen y les ayuda a mantener el estatus quo, siempre aparentando que están haciendo algo, pero ultimadamente nadie sabe lo que está haciendo ni para qué, mientras los jefes estén contentos. Saber los síntomas del teatro de innovación nos permite saber si eso está pasando en nuestra organización. Y es que el secreto de la verdadera innovación está en que no es ningún secreto. Es simplemente tener un “mindset” innovador, que requiere abandonar el amor por el estatus quo, la estabilidad y el pragmatismo. No quiere decir que toda la organización tiene que ser innovadora para mañana, pero sí que las cosas que vas a dedicar a innovar no caigan en un simple teatro. ¿Realmente estás innovando o simplemente haciendo teatro? email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua