/ miércoles 15 de septiembre de 2021

El tesoro de la educación primaria

Por: Fernando Sandoval Salinas

¿Qué seríamos sin la bendita educación primaria? Ésta enseña a leer, escribir, “hacer cuentas” y nos introduce a la comprensión de la cultura. Nos da lo que técnicamente se conocen como competencias básicas y competencias clave. Nos proporciona un tesoro que llevamos desde temprana edad, riqueza siempre amenazada por bárbaros y retrógradas. Con todo, en el mes de agosto se iniciaron las clases presenciales en medio de lluvias raras, hierbas, mosquitos y la presencia de los primeros síntomas de un otoño con su velo dorado y aves migrantes. Todos esperábamos muchos niños y niñas con sonrisas, pleitos, reclamos, juegos y gritos retornando a sus planteles, pero no fue así. Llegaron pequeños grupos, acudieron chavales con sus eternos custodios -sus padres-, sus mochilas y su ropa reluciendo de limpia y nos animaron a reencontrar sentido a la vida en medio de la diversa crisis que se vive. Vuelven a sus aulas con energía e ilusión de nuevamente socializar, los esperan sus maestras y maestros, quienes como siempre harán sus mejores esfuerzos para cultivar la inteligencia de esos pequeños sin importar sexo, posición económica, característica racial u origen geográfico. Se vuelve a clases en condiciones de igualdad y bajo la meta de aprender, de empoderar conocimientos, habilidades, competencias y actitudes positivas que ojalá logren consolidar para enfrentar lo que viene: la secundaria, la preparatoria, la universidad y la vida misma. Obstáculos habrá porque no faltará quien desde fanatismos religioso, fundamentalismos políticos, “poseedores de la verdad” y diversa charlatanería intentarán bloquear su desarrollo con dogmas, ficciones, “verdades”, exaltaciones, siempre en compañía de señuelos, emociones, amenazas, juramentos, que desafortunadamente impactan la travesía de niñas y niños, pero con todo algo queda de esa inmensa riqueza que aporta la educación primaria que hoy con grandes dificultades se reinicia en medio de incertidumbre, contagios y carencias, pero con la buena intención de apoyar a los pequeños alumnos cultivando su inteligencia, sus dones para que al término del nivel carguen un tesoro que como dice Manuel Vicent, los chavales lo lleven a cualquier parte consigo, y deseable es que no se lo dejen arrebatar por piratas que en la travesía hacia la isla del tesoro lidian implacablemente entre ellos por apoderarse de su riqueza acumulada durante largos seis años.


Por: Fernando Sandoval Salinas

¿Qué seríamos sin la bendita educación primaria? Ésta enseña a leer, escribir, “hacer cuentas” y nos introduce a la comprensión de la cultura. Nos da lo que técnicamente se conocen como competencias básicas y competencias clave. Nos proporciona un tesoro que llevamos desde temprana edad, riqueza siempre amenazada por bárbaros y retrógradas. Con todo, en el mes de agosto se iniciaron las clases presenciales en medio de lluvias raras, hierbas, mosquitos y la presencia de los primeros síntomas de un otoño con su velo dorado y aves migrantes. Todos esperábamos muchos niños y niñas con sonrisas, pleitos, reclamos, juegos y gritos retornando a sus planteles, pero no fue así. Llegaron pequeños grupos, acudieron chavales con sus eternos custodios -sus padres-, sus mochilas y su ropa reluciendo de limpia y nos animaron a reencontrar sentido a la vida en medio de la diversa crisis que se vive. Vuelven a sus aulas con energía e ilusión de nuevamente socializar, los esperan sus maestras y maestros, quienes como siempre harán sus mejores esfuerzos para cultivar la inteligencia de esos pequeños sin importar sexo, posición económica, característica racial u origen geográfico. Se vuelve a clases en condiciones de igualdad y bajo la meta de aprender, de empoderar conocimientos, habilidades, competencias y actitudes positivas que ojalá logren consolidar para enfrentar lo que viene: la secundaria, la preparatoria, la universidad y la vida misma. Obstáculos habrá porque no faltará quien desde fanatismos religioso, fundamentalismos políticos, “poseedores de la verdad” y diversa charlatanería intentarán bloquear su desarrollo con dogmas, ficciones, “verdades”, exaltaciones, siempre en compañía de señuelos, emociones, amenazas, juramentos, que desafortunadamente impactan la travesía de niñas y niños, pero con todo algo queda de esa inmensa riqueza que aporta la educación primaria que hoy con grandes dificultades se reinicia en medio de incertidumbre, contagios y carencias, pero con la buena intención de apoyar a los pequeños alumnos cultivando su inteligencia, sus dones para que al término del nivel carguen un tesoro que como dice Manuel Vicent, los chavales lo lleven a cualquier parte consigo, y deseable es que no se lo dejen arrebatar por piratas que en la travesía hacia la isla del tesoro lidian implacablemente entre ellos por apoderarse de su riqueza acumulada durante largos seis años.


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