/ sábado 22 de septiembre de 2018

El tráiler de la muerte

“Algo está podrido en Dinamarca, y bien podrido”

William Shakespeare 1601 – Hamlet, dramaturgo inglés


En Jalisco, vecinos de una bodega protestaron por el olor nauseabundo, ignoraban el origen: centenares de cadáveres depositados en un tráiler y guardados en una bodega, como si fueran bultos de cemento, esta escena dantesca se me figura como un reflejo de la realidad nacional: el desorden que enfrentará Andrés Manuel –nuevo proyecto de nación, es mayúsculo no sólo en las finanzas, sino en desempleo, distribución del ingreso, falta de oportunidades, decenas de miles de desaparecidos, etc. todo esto relacionado con la corrupción y la impunidad, plenamente vigente en este México del 2018, por más que el sexto informe de EPN nos describa un México de Walt Disney, que sólo existe en la fantasía presidencial y socios, la realidad es otra.

Frente al problema de la corrupción y la impunidad en nuestro país, México, son variados y diversos los ángulos, desde los cuales se puede analizar y hacer propuestas, de posibles soluciones a este complejo problema, en esta colaboración, mi intención es centrarme en la participación ciudadana, como alternativa urgente y viable. Nuestra constitución establece que la soberanía nacional reside en el pueblo, hasta aquí vamos bien, el problema consiste en que la misma constitución establece que esta soberanía se ejerce mediante las instituciones que la misma constitución define, nuestra constitución actual no es la que surgió del Congreso Constituyente del 17, producto de la Revolución Mexicana, ha sido centenares de veces parchada, casi siempre en beneficio de los poderes fácticos: léase trasnacionales, grandes capitalistas nacionales y alta burocracia, en la medida que el poder real está concentrado en estas cúpulas, el poder popular se ha disminuido a niveles prácticamente simbólicos, un nuevo proyecto de nación por el que votamos más de 30 millones de mexicanos, a mi parecer, tendría que tirar al basurero de la historia todas estas reformas neoliberales, en particular las que se refieren al actual modelo de procuración e impartición de justicia, por lo anterior me sumo a la propuesta de Andrés Manuel, presidente constitucionalmente electo, que es de vital importancia que todas las organizaciones de familiares, de víctimas, ya sea desaparecidos, secuestrados, mujeres asesinadas, etc. se unifiquen en una sola organización nacional, con representación en todos los estados, con el objeto de que, una vez constituida pueda jugar un papel determinante institucional, como un actor decisivo, no solamente testimonial como lo es hasta la fecha.

A reserva de que especialistas realicen un estudio de derecho comparado internacional, en el que se recopilen y se tomen en cuenta, las mejores prácticas de procuración e impartición de justicia, propongo que esta organización nacional, sea parte integrante del Consejo de la Judicatura Federal y las representaciones estatales lo sean de las Judicaturas Estatales, con derecho a voz y voto, insisto, con poder real, no simbólico.

Esta organización representativa de las diversas víctimas, como parte integrante de las judicaturas federales y estatales, bien podría estar asesorada técnicamente, por una comisión de expertos seleccionados por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Ya es tiempo de bajarnos del tren de la muerte, de la guerra, de la injusticia, de la antidemocracia, y subirnos al tren de la vida, de la paz, de la justicia y de una democracia verdadera, que no se agota en la democracia representativa, de los tres minutos invertidos en la elección cada tres o seis años de “representantes”, ya es tiempo de una democracia participativa con poder real, en el que grandes sectores de la población, pasemos de ser sujetos pasivos, a ser sujetos activos, sólo el pueblo organizado y movilizado por sus mejores causas salvará al pueblo. No podemos dejarle sólo la tarea a Andrés Manuel, ni a los gobernadores estatales, o participamos desde abajo o corremos el riesgo de que todo cambie para que todo siga igual.


“Algo está podrido en Dinamarca, y bien podrido”

William Shakespeare 1601 – Hamlet, dramaturgo inglés


En Jalisco, vecinos de una bodega protestaron por el olor nauseabundo, ignoraban el origen: centenares de cadáveres depositados en un tráiler y guardados en una bodega, como si fueran bultos de cemento, esta escena dantesca se me figura como un reflejo de la realidad nacional: el desorden que enfrentará Andrés Manuel –nuevo proyecto de nación, es mayúsculo no sólo en las finanzas, sino en desempleo, distribución del ingreso, falta de oportunidades, decenas de miles de desaparecidos, etc. todo esto relacionado con la corrupción y la impunidad, plenamente vigente en este México del 2018, por más que el sexto informe de EPN nos describa un México de Walt Disney, que sólo existe en la fantasía presidencial y socios, la realidad es otra.

Frente al problema de la corrupción y la impunidad en nuestro país, México, son variados y diversos los ángulos, desde los cuales se puede analizar y hacer propuestas, de posibles soluciones a este complejo problema, en esta colaboración, mi intención es centrarme en la participación ciudadana, como alternativa urgente y viable. Nuestra constitución establece que la soberanía nacional reside en el pueblo, hasta aquí vamos bien, el problema consiste en que la misma constitución establece que esta soberanía se ejerce mediante las instituciones que la misma constitución define, nuestra constitución actual no es la que surgió del Congreso Constituyente del 17, producto de la Revolución Mexicana, ha sido centenares de veces parchada, casi siempre en beneficio de los poderes fácticos: léase trasnacionales, grandes capitalistas nacionales y alta burocracia, en la medida que el poder real está concentrado en estas cúpulas, el poder popular se ha disminuido a niveles prácticamente simbólicos, un nuevo proyecto de nación por el que votamos más de 30 millones de mexicanos, a mi parecer, tendría que tirar al basurero de la historia todas estas reformas neoliberales, en particular las que se refieren al actual modelo de procuración e impartición de justicia, por lo anterior me sumo a la propuesta de Andrés Manuel, presidente constitucionalmente electo, que es de vital importancia que todas las organizaciones de familiares, de víctimas, ya sea desaparecidos, secuestrados, mujeres asesinadas, etc. se unifiquen en una sola organización nacional, con representación en todos los estados, con el objeto de que, una vez constituida pueda jugar un papel determinante institucional, como un actor decisivo, no solamente testimonial como lo es hasta la fecha.

A reserva de que especialistas realicen un estudio de derecho comparado internacional, en el que se recopilen y se tomen en cuenta, las mejores prácticas de procuración e impartición de justicia, propongo que esta organización nacional, sea parte integrante del Consejo de la Judicatura Federal y las representaciones estatales lo sean de las Judicaturas Estatales, con derecho a voz y voto, insisto, con poder real, no simbólico.

Esta organización representativa de las diversas víctimas, como parte integrante de las judicaturas federales y estatales, bien podría estar asesorada técnicamente, por una comisión de expertos seleccionados por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Ya es tiempo de bajarnos del tren de la muerte, de la guerra, de la injusticia, de la antidemocracia, y subirnos al tren de la vida, de la paz, de la justicia y de una democracia verdadera, que no se agota en la democracia representativa, de los tres minutos invertidos en la elección cada tres o seis años de “representantes”, ya es tiempo de una democracia participativa con poder real, en el que grandes sectores de la población, pasemos de ser sujetos pasivos, a ser sujetos activos, sólo el pueblo organizado y movilizado por sus mejores causas salvará al pueblo. No podemos dejarle sólo la tarea a Andrés Manuel, ni a los gobernadores estatales, o participamos desde abajo o corremos el riesgo de que todo cambie para que todo siga igual.