/ jueves 12 de octubre de 2017

El Tratado de Libre Comercio y Reforma Hacendaria

El trabajo que se ha realizado después del anuncio del presidente Trump, de la intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos y Canadá, mañana miércoles 11 y hasta el martes 17 de octubre entra en su cuarta ronda, en esta ocasión en la ciudad de Washington, capital de la Unión Americana.

Tenemos que reconocer el excelente trabajo que han realizado el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, y su equipo de trabajo, defendiendo la postura de nuestro país como parte aportante a la relación económica trilateral y no solamente como beneficiario, percepción, que ha querido vender el presidente norteamericano.

Las propuestas del presidente Trump hacen suponer un futuro sombrío, la posibilidad de terminar con el  TLC y su pretensión de querer ir a un tratado bilateral con cada uno de los países firmantes del mismo, tratando de ganar posiciones de negociación al separar y dividir a los socios firmantes.

De ser el caso, estoy seguro que México preferiría ajustarse a las reglas de la Organización Mundial del Comercio, organismo que protege a los países en desarrollo y llevar a cabo la relación comercial bajo este marco.

La deportación de los “dreamers” es otra amenaza latente para los mexicoamericanos y la pretendida reducción de la tasa de Impuesto a la Renta o IRS por sus siglas en inglés, son una verdadera amenaza para todo el mundo y por su puesto para nuestro país.

La situación nos obliga a tratar estos asuntos como verdaderamente importantes y urgentes. Por los tiempos electorales de México, la renegociación del TLC es lo más apremiante para los norteamericanos, en contra del tiempo se han tenido que llevar a cabo las mesas de trabajo por sector y revisar los pros y contras de cada acción;  el año fiscal de los Estados Unidos es de septiembre a septiembre, lo cual nos permite tener unos meses para poder hacer estos ajustes en nuestro esquema tributario que nos permita 1. Conservar o mejorar nuestra recaudación en relación a los ingresos recaudados bajo al esquema tributario actual. Y 2. Que nos permita competir y seguir atrayendo Inversión Extranjera Directa bajo estos nuevos esquemas reformados en los Estados Unidos.

En este contexto deberíamos volver a explorar la posibilidad de ajustar a la baja nuestro Impuesto Sobre la Renta (ISR) y ampliar el impuesto al consumo, esta tendencia es el caso a nivel mundial, estudios preliminares estiman que con una baja del 16 al 12% generalizado al consumo, nos daría mucho mayor ingreso que los que actualmente recibimos por el ISR a la tasa actual, y nos permitiría competir a nivel mundial si es que los Estados Unidos toman en afirmativa la propuesta del presidente Trump de reducir su tasa de IRS al 20%.

Esta oportunidad que se nos presenta por la pretensión de reducir la tasa del IRS en los Estados Unidos es una excelente oportunidad para replantear nuestro obsoleto esquema tributario, con más de 20 diferentes impuestos e impuestos especiales, donde los estados no participan en estos cobros, lo podrían hacer ahora bajo este esquema, con impuestos estatales de hasta un 4% según el factor de desarrollo y competitividad de cada estado.

Por supuesto que también se tendría que replantear el viejo Sistema de Coordinación Fiscal, actualizando los criterios y supuestos, que propicien la sana competencia interestatal y potencialice el crecimiento de aquellos estados que hagan la tarea y puedan seguir siendo solidarios y subsidiarios con los estados mexicanos que más lo necesiten.

Estamos conscientes de las obligaciones que nos aquejan y que son impostergables, que el  momento de atenderlas es precisamente este, en el que estamos, a tiempo de poder corregir las variables que nos puedan dar competitividad o por el contrario, que nos pueden dejar fuera del contexto mundial, para poder participar en la competencia mundial por atraer y conservar los capitales productivos, logrando los argumentos y prerrogativas necesarias para hacer de nuestra casa grande, de nuestra patria, un mejor lugar para vivir, un México más próspero y seguro, con más y mejores oportunidades para todos, donde todos podamos aspirar a dejar un mejor lugar para vivir a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.

El trabajo que se ha realizado después del anuncio del presidente Trump, de la intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos y Canadá, mañana miércoles 11 y hasta el martes 17 de octubre entra en su cuarta ronda, en esta ocasión en la ciudad de Washington, capital de la Unión Americana.

Tenemos que reconocer el excelente trabajo que han realizado el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, y su equipo de trabajo, defendiendo la postura de nuestro país como parte aportante a la relación económica trilateral y no solamente como beneficiario, percepción, que ha querido vender el presidente norteamericano.

Las propuestas del presidente Trump hacen suponer un futuro sombrío, la posibilidad de terminar con el  TLC y su pretensión de querer ir a un tratado bilateral con cada uno de los países firmantes del mismo, tratando de ganar posiciones de negociación al separar y dividir a los socios firmantes.

De ser el caso, estoy seguro que México preferiría ajustarse a las reglas de la Organización Mundial del Comercio, organismo que protege a los países en desarrollo y llevar a cabo la relación comercial bajo este marco.

La deportación de los “dreamers” es otra amenaza latente para los mexicoamericanos y la pretendida reducción de la tasa de Impuesto a la Renta o IRS por sus siglas en inglés, son una verdadera amenaza para todo el mundo y por su puesto para nuestro país.

La situación nos obliga a tratar estos asuntos como verdaderamente importantes y urgentes. Por los tiempos electorales de México, la renegociación del TLC es lo más apremiante para los norteamericanos, en contra del tiempo se han tenido que llevar a cabo las mesas de trabajo por sector y revisar los pros y contras de cada acción;  el año fiscal de los Estados Unidos es de septiembre a septiembre, lo cual nos permite tener unos meses para poder hacer estos ajustes en nuestro esquema tributario que nos permita 1. Conservar o mejorar nuestra recaudación en relación a los ingresos recaudados bajo al esquema tributario actual. Y 2. Que nos permita competir y seguir atrayendo Inversión Extranjera Directa bajo estos nuevos esquemas reformados en los Estados Unidos.

En este contexto deberíamos volver a explorar la posibilidad de ajustar a la baja nuestro Impuesto Sobre la Renta (ISR) y ampliar el impuesto al consumo, esta tendencia es el caso a nivel mundial, estudios preliminares estiman que con una baja del 16 al 12% generalizado al consumo, nos daría mucho mayor ingreso que los que actualmente recibimos por el ISR a la tasa actual, y nos permitiría competir a nivel mundial si es que los Estados Unidos toman en afirmativa la propuesta del presidente Trump de reducir su tasa de IRS al 20%.

Esta oportunidad que se nos presenta por la pretensión de reducir la tasa del IRS en los Estados Unidos es una excelente oportunidad para replantear nuestro obsoleto esquema tributario, con más de 20 diferentes impuestos e impuestos especiales, donde los estados no participan en estos cobros, lo podrían hacer ahora bajo este esquema, con impuestos estatales de hasta un 4% según el factor de desarrollo y competitividad de cada estado.

Por supuesto que también se tendría que replantear el viejo Sistema de Coordinación Fiscal, actualizando los criterios y supuestos, que propicien la sana competencia interestatal y potencialice el crecimiento de aquellos estados que hagan la tarea y puedan seguir siendo solidarios y subsidiarios con los estados mexicanos que más lo necesiten.

Estamos conscientes de las obligaciones que nos aquejan y que son impostergables, que el  momento de atenderlas es precisamente este, en el que estamos, a tiempo de poder corregir las variables que nos puedan dar competitividad o por el contrario, que nos pueden dejar fuera del contexto mundial, para poder participar en la competencia mundial por atraer y conservar los capitales productivos, logrando los argumentos y prerrogativas necesarias para hacer de nuestra casa grande, de nuestra patria, un mejor lugar para vivir, un México más próspero y seguro, con más y mejores oportunidades para todos, donde todos podamos aspirar a dejar un mejor lugar para vivir a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.