/ martes 3 de mayo de 2022

El valor de una gallina

El divulgador argentino Juan Agustín Niccolini ha creado un microsistema con una historia anecdótica que es válida para formular argumentos que expliquen la desigualdad social, aunque ésta sea un sistema mucho más complejo. Puede que sus conclusiones no apliquen en todos los casos, pero podrían ser útiles para analizar la porción mayoritaria de los problemas y llegar a una o más soluciones. Al final, somos libres de pensar que la riqueza es finita y omitir el genio personal, la inventiva o el conocimiento que el aprendizaje o la educación puedan proporcionar.

La historia a la que hacemos referencia es la de un pueblo pequeño donde vivían unas 100 personas. Era otoño y se aproximaba el invierno. Debido a esto, el alcalde hace preparativos. Comienza a hacer un inventario de las reservas de alimentos que hay en el pueblo. Al ver las estadísticas se da cuenta, con sorpresa, de que la gente poseía 100 gallinas, de las cuales, la mitad le pertenecían a una sola persona. Las otras 50 gallinas estaban distribuidas entre los otros 99 habitantes. El alcalde, preocupado, ve esto como una injusticia y, a la fuerza, reparte equitativamente las gallinas.

Había 100 gallinas y 100 habitantes, por lo que cada habitante recibió una gallina. De los 100 habitantes, 50 quedan encantados con el gesto del alcalde y disfrutan cenar una deliciosa gallina. Otros 49 deciden no comer su gallina para que ponga huevos, y así comer un huevo al día. Sin embargo, una sola persona decide no comer ni su gallina ni sus huevos por unas semanas. Así, al dejar que ponga huevos, nacerían pollos que se convertirían en gallinas. Tan sólo dos meses después, el pueblo poseía 100 gallinas, de las cuales, la mitad le pertenecían a una sola persona.

Podemos pensar que la economía no es sustentable y que siempre que alguien pierda económicamente frente a su competidor, estará condenado a perder siempre, porque ha dejado de tener problemas o ya no es capaz de pensar cómo resolverlos. Sólo tendría sentido distribuir riqueza en un mundo estático con el fin de resolver la desigualdad que nos parezca injusta, pero esa misma movilidad nos haría ver que sería sólo una solución temporal, como monopolizar el litio. Tal vez, la solución surja de la educación que permita aprovechar nuestros recursos interiores y exteriores.


La vida está programada para crear problemas en sus procesos de crecimiento, y el cerebro está diseñado para resolverlos. Es en eso donde encuentra sus motivaciones y el sentido de la vida. El imperativo evolutivo del ser humano es sacrificarse para no permitir que esas fuerzas obstaculicen su vida. Incluso, el hombre crea problemas, donde no los hay, con el propósito de canalizar en acciones esos recursos internos. Pretender que la vida no cambie o que el ser humano no actúe a favor de su vida, es aceptar de antemano, que ya está muerto o que es esclavo por nacimiento.


Una ideología que pretenda eliminar toda iniciativa individual y acuse a los demás de traidores a la patria es, por definición, antinatural y tóxica.


agusperezr@hotmail.com


Administrador financiero


El divulgador argentino Juan Agustín Niccolini ha creado un microsistema con una historia anecdótica que es válida para formular argumentos que expliquen la desigualdad social, aunque ésta sea un sistema mucho más complejo. Puede que sus conclusiones no apliquen en todos los casos, pero podrían ser útiles para analizar la porción mayoritaria de los problemas y llegar a una o más soluciones. Al final, somos libres de pensar que la riqueza es finita y omitir el genio personal, la inventiva o el conocimiento que el aprendizaje o la educación puedan proporcionar.

La historia a la que hacemos referencia es la de un pueblo pequeño donde vivían unas 100 personas. Era otoño y se aproximaba el invierno. Debido a esto, el alcalde hace preparativos. Comienza a hacer un inventario de las reservas de alimentos que hay en el pueblo. Al ver las estadísticas se da cuenta, con sorpresa, de que la gente poseía 100 gallinas, de las cuales, la mitad le pertenecían a una sola persona. Las otras 50 gallinas estaban distribuidas entre los otros 99 habitantes. El alcalde, preocupado, ve esto como una injusticia y, a la fuerza, reparte equitativamente las gallinas.

Había 100 gallinas y 100 habitantes, por lo que cada habitante recibió una gallina. De los 100 habitantes, 50 quedan encantados con el gesto del alcalde y disfrutan cenar una deliciosa gallina. Otros 49 deciden no comer su gallina para que ponga huevos, y así comer un huevo al día. Sin embargo, una sola persona decide no comer ni su gallina ni sus huevos por unas semanas. Así, al dejar que ponga huevos, nacerían pollos que se convertirían en gallinas. Tan sólo dos meses después, el pueblo poseía 100 gallinas, de las cuales, la mitad le pertenecían a una sola persona.

Podemos pensar que la economía no es sustentable y que siempre que alguien pierda económicamente frente a su competidor, estará condenado a perder siempre, porque ha dejado de tener problemas o ya no es capaz de pensar cómo resolverlos. Sólo tendría sentido distribuir riqueza en un mundo estático con el fin de resolver la desigualdad que nos parezca injusta, pero esa misma movilidad nos haría ver que sería sólo una solución temporal, como monopolizar el litio. Tal vez, la solución surja de la educación que permita aprovechar nuestros recursos interiores y exteriores.


La vida está programada para crear problemas en sus procesos de crecimiento, y el cerebro está diseñado para resolverlos. Es en eso donde encuentra sus motivaciones y el sentido de la vida. El imperativo evolutivo del ser humano es sacrificarse para no permitir que esas fuerzas obstaculicen su vida. Incluso, el hombre crea problemas, donde no los hay, con el propósito de canalizar en acciones esos recursos internos. Pretender que la vida no cambie o que el ser humano no actúe a favor de su vida, es aceptar de antemano, que ya está muerto o que es esclavo por nacimiento.


Una ideología que pretenda eliminar toda iniciativa individual y acuse a los demás de traidores a la patria es, por definición, antinatural y tóxica.


agusperezr@hotmail.com


Administrador financiero