/ sábado 15 de diciembre de 2018

El voto con la pluma cuata

Hubo quien lo consideró una simple travesura legislativa. Otros, la oportunidad de aprovechar la oportunidad para abonar un voto extra a favor de la posición política de Morena.

Fue en la sesión del pleno del pasado martes 11 de diciembre en el Congreso de Chihuahua, cuando un diputado del partido Morena fue exhibido públicamente por emitir doble votación, la suya y la de su compañera de curul vecina, quien ese día no se encontraba presente. Omito nombres para evitar el desagradable vicio de lapidación pública.

El propósito de esta colaboración no es destruir prestigios personales, sino advertir sobre esa vergonzosa situación, que de ninguna forma debería ser considerada como simple anécdota parlamentaria. Exhibir la verdadera naturaleza de la Cuarta Transformación, la que promulga el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, y representan en las entidades federativas los servidores públicos emanados de su partido Morena.

El compromiso presidencial de impulsar una transformación de fondo en el modelo y estilo de hacer política en México, de combatir la corrupción y acabar con el abuso del poder, se derrumbó estrepitosamente cuando ese legislador chihuahuense de Morena tuvo la ocurrencia de votar, “una dos, tres por mí, y voto también por mis amigos”.

Quizá únicamente se pueda encuadrar como un grave y delicado error político o falta de ética circunstancial, pues difícilmente se podría tipificar el delito de usurpación de funciones, por su carácter de legislador. Lo que es imposible dejar pasar es la forma tan "natural" (cínica, dirían algunos) de cómo trató de engañar a sus compañeros legisladores y por ende a la sociedad que los legisladores representan.

La Ley Orgánica del Poder Legislativo de Chihuahua establece en su artículo 40, inciso V, que es una obligación de los diputados en el congreso responder por sus actos u omisiones y cuando la presidencia del congreso le extrañó su antidemocrática actuación, insólitamente el morenista legislador sólo atinó a justificar: “Yo sólo le pido, señor presidente, que sea parejo, pues los demás también lo hacen”; reconociendo el acto corrupto sólo porque presumiblemente otros lo cometen. Por mucho menos en otros países, legisladores han dejado inmediatamente su cargo.

¿Y dónde quedan colocados los principios rectores de la nueva Cuarta Transformación? El intento de fraude legislativo da por sí mismo al traste con la expectativa de que, ante la llegada de Andrés Manuel López Obrador y sus correligionarios a los espacios de poder en todo el país, la corrupción, el abuso del poder y las transas políticas inmediatamente terminarían.

Lo que verdaderamente se tiene que transformar es la cultura política de esos servidores públicos que no entienden aún cuál es su papel y sus responsabilidades en el ejercicio del Poder Legislativo. Bien harían comenzando por dejar de considerar a la institución como una especie de coliseo a donde sólo se acude para confrontar y destruir a sus rivales políticos, mediante la imposición de ideas o decisiones personales o grupales, recurriendo incluso al fraude y la simulación.

Sólo entonces se podrá recurrir al diálogo franco, el privilegio de la verdad, la honestidad y la verticalidad en los actos, aceptándolas como herramientas fundamentales para lograr que nuestro país cambie su modelo y forma de hacer política.

Dejar el lado el discurso mediático-publicitario de la mal llamada Cuarta Transformación, para concretar con actos y acciones éticas y legales un auténtico ejercicio de representación popular, en el marco de una auténtica democracia donde nunca valga, ni mucho menos se tolere, el recurso nada ético ni moral del voto con la pluma cuata.


alfredopineraguevara@gmail.com


Hubo quien lo consideró una simple travesura legislativa. Otros, la oportunidad de aprovechar la oportunidad para abonar un voto extra a favor de la posición política de Morena.

Fue en la sesión del pleno del pasado martes 11 de diciembre en el Congreso de Chihuahua, cuando un diputado del partido Morena fue exhibido públicamente por emitir doble votación, la suya y la de su compañera de curul vecina, quien ese día no se encontraba presente. Omito nombres para evitar el desagradable vicio de lapidación pública.

El propósito de esta colaboración no es destruir prestigios personales, sino advertir sobre esa vergonzosa situación, que de ninguna forma debería ser considerada como simple anécdota parlamentaria. Exhibir la verdadera naturaleza de la Cuarta Transformación, la que promulga el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, y representan en las entidades federativas los servidores públicos emanados de su partido Morena.

El compromiso presidencial de impulsar una transformación de fondo en el modelo y estilo de hacer política en México, de combatir la corrupción y acabar con el abuso del poder, se derrumbó estrepitosamente cuando ese legislador chihuahuense de Morena tuvo la ocurrencia de votar, “una dos, tres por mí, y voto también por mis amigos”.

Quizá únicamente se pueda encuadrar como un grave y delicado error político o falta de ética circunstancial, pues difícilmente se podría tipificar el delito de usurpación de funciones, por su carácter de legislador. Lo que es imposible dejar pasar es la forma tan "natural" (cínica, dirían algunos) de cómo trató de engañar a sus compañeros legisladores y por ende a la sociedad que los legisladores representan.

La Ley Orgánica del Poder Legislativo de Chihuahua establece en su artículo 40, inciso V, que es una obligación de los diputados en el congreso responder por sus actos u omisiones y cuando la presidencia del congreso le extrañó su antidemocrática actuación, insólitamente el morenista legislador sólo atinó a justificar: “Yo sólo le pido, señor presidente, que sea parejo, pues los demás también lo hacen”; reconociendo el acto corrupto sólo porque presumiblemente otros lo cometen. Por mucho menos en otros países, legisladores han dejado inmediatamente su cargo.

¿Y dónde quedan colocados los principios rectores de la nueva Cuarta Transformación? El intento de fraude legislativo da por sí mismo al traste con la expectativa de que, ante la llegada de Andrés Manuel López Obrador y sus correligionarios a los espacios de poder en todo el país, la corrupción, el abuso del poder y las transas políticas inmediatamente terminarían.

Lo que verdaderamente se tiene que transformar es la cultura política de esos servidores públicos que no entienden aún cuál es su papel y sus responsabilidades en el ejercicio del Poder Legislativo. Bien harían comenzando por dejar de considerar a la institución como una especie de coliseo a donde sólo se acude para confrontar y destruir a sus rivales políticos, mediante la imposición de ideas o decisiones personales o grupales, recurriendo incluso al fraude y la simulación.

Sólo entonces se podrá recurrir al diálogo franco, el privilegio de la verdad, la honestidad y la verticalidad en los actos, aceptándolas como herramientas fundamentales para lograr que nuestro país cambie su modelo y forma de hacer política.

Dejar el lado el discurso mediático-publicitario de la mal llamada Cuarta Transformación, para concretar con actos y acciones éticas y legales un auténtico ejercicio de representación popular, en el marco de una auténtica democracia donde nunca valga, ni mucho menos se tolere, el recurso nada ético ni moral del voto con la pluma cuata.


alfredopineraguevara@gmail.com