/ viernes 18 de mayo de 2018

Elecciones 2018, el debacle del régimen

En una cena de negros, que es la referencia de un evento incontrolable, se podrá convertir el proceso electoral 2018, a partir, primero de la renuncia de Margarita Zavala, como candidata presidencial independiente y después del jueves 24 de mayo, en que se incorporarán a las campañas los candidatos locales a presidentes municipales, síndicos y diputados.

Queda claro que el régimen o sistema equivocó rotundamente el camino para este proceso desde la elección de José Antonio Meade Kuribreña como candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) cuando éste se encuentra en plena decadencia e incluso al punto del colapso final que lo desaparezca como partido político a causa de la visible corrupción e impunidad que lo invade.

Y de ninguna manera quiere decir que José Antonio Meade sea mala persona para gobernar México, incluso se dice por los expertos que podrá ser el peor candidato, aunque sería el mejor presidente, pero lo que no señalan es que incluso podría ser el mejor candidato, pero en el PAN y nunca dentro del PRI, ya que su perfil no conjuga con el de los que se han encargado de convertir al otrora poderoso tricolor en un nido de rufianes.

Incluso puede ser tanta su benevolencia y verticalidad que se atreve a estas alturas a defender a capa y espada y lo que es más, públicamente, a Alejandro Gutiérrez, la ya tristemente célebre Coneja, situación que hasta hubiera podido ser fabulosa, pero desde el Partido Acción Nacional (PAN) y nunca desde el quebrantado PRI.

Está equivocado pues el esquema que decidió el régimen, porque imaginémonos a Meade Kuribreña como candidato del PAN, y a Manlio Fabio Beltrones como candidato del PRI, cada uno con sus satélites, como los traen ahora, pero así el régimen le hubiera podido prestar un sexenio más la presidencia a las siglas del PAN, mientras que Manlio Fabio Beltrones se hubiera hecho cargo, sin problemas, de López Obrador y sus incipientes e interesados defensores y apoyadores y todo hubiera vuelto a su cauce, entonces hasta la defensa de la Coneja por parte de Meade se hubiera visto bien.

Pero le ganó al sistema la ambición del joven Ricardo Anaya, quien para escalar la candidatura presidencial no tan sólo acabó destruyendo al PAN, haciendo extrañas alianzas con grupos en los que ya nadie cree, sino que acaba con un régimen que no supo consolidarse ni controlar a los ambiciosos del poder al consolidarse el siglo XXI en apenas el 2018.

Y la cena de negros se asentará cuando entren a partir del 24 de mayo las campañas locales, porque no se entiende cómo el Instituto Estatal Electoral podrá hacer que su instancia superior, el INE, le ceda espacios en los promocionales de radio, gratis, por cierto, para promover a los candidatos estatales, a los de casa pues, a los que indudablemente son los que tienen y tendrán más contacto directo con el electorado.

Por eso y por muchas situaciones más que se tendrán que presentar por necesidad, es que esto podrá convertirse en el aquelarre de la democracia, además de que las campañas federales con la renuncia de Margarita, empezaron a enrarecer fuertemente el ambiente político.

Ojalá todos tengamos la madurez, primero para definir al o los candidatos que más convengan, no tan sólo a la nación, como se pudiera decir hipócritamente, sino a los propios electores, a los mismos mexicanos, a los propios chihuahuenses, aunque en la realidad y en el plano nacional ya no sólo se ve difícil, sino imposible que bajen a López Obrador, aunque los beneficiados serán una más enorme mafia, ansiosa del poder económico y político que da el cuerno de la abundancia y todos tendremos que pagar el tributo, que será bastante caro.



En una cena de negros, que es la referencia de un evento incontrolable, se podrá convertir el proceso electoral 2018, a partir, primero de la renuncia de Margarita Zavala, como candidata presidencial independiente y después del jueves 24 de mayo, en que se incorporarán a las campañas los candidatos locales a presidentes municipales, síndicos y diputados.

Queda claro que el régimen o sistema equivocó rotundamente el camino para este proceso desde la elección de José Antonio Meade Kuribreña como candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) cuando éste se encuentra en plena decadencia e incluso al punto del colapso final que lo desaparezca como partido político a causa de la visible corrupción e impunidad que lo invade.

Y de ninguna manera quiere decir que José Antonio Meade sea mala persona para gobernar México, incluso se dice por los expertos que podrá ser el peor candidato, aunque sería el mejor presidente, pero lo que no señalan es que incluso podría ser el mejor candidato, pero en el PAN y nunca dentro del PRI, ya que su perfil no conjuga con el de los que se han encargado de convertir al otrora poderoso tricolor en un nido de rufianes.

Incluso puede ser tanta su benevolencia y verticalidad que se atreve a estas alturas a defender a capa y espada y lo que es más, públicamente, a Alejandro Gutiérrez, la ya tristemente célebre Coneja, situación que hasta hubiera podido ser fabulosa, pero desde el Partido Acción Nacional (PAN) y nunca desde el quebrantado PRI.

Está equivocado pues el esquema que decidió el régimen, porque imaginémonos a Meade Kuribreña como candidato del PAN, y a Manlio Fabio Beltrones como candidato del PRI, cada uno con sus satélites, como los traen ahora, pero así el régimen le hubiera podido prestar un sexenio más la presidencia a las siglas del PAN, mientras que Manlio Fabio Beltrones se hubiera hecho cargo, sin problemas, de López Obrador y sus incipientes e interesados defensores y apoyadores y todo hubiera vuelto a su cauce, entonces hasta la defensa de la Coneja por parte de Meade se hubiera visto bien.

Pero le ganó al sistema la ambición del joven Ricardo Anaya, quien para escalar la candidatura presidencial no tan sólo acabó destruyendo al PAN, haciendo extrañas alianzas con grupos en los que ya nadie cree, sino que acaba con un régimen que no supo consolidarse ni controlar a los ambiciosos del poder al consolidarse el siglo XXI en apenas el 2018.

Y la cena de negros se asentará cuando entren a partir del 24 de mayo las campañas locales, porque no se entiende cómo el Instituto Estatal Electoral podrá hacer que su instancia superior, el INE, le ceda espacios en los promocionales de radio, gratis, por cierto, para promover a los candidatos estatales, a los de casa pues, a los que indudablemente son los que tienen y tendrán más contacto directo con el electorado.

Por eso y por muchas situaciones más que se tendrán que presentar por necesidad, es que esto podrá convertirse en el aquelarre de la democracia, además de que las campañas federales con la renuncia de Margarita, empezaron a enrarecer fuertemente el ambiente político.

Ojalá todos tengamos la madurez, primero para definir al o los candidatos que más convengan, no tan sólo a la nación, como se pudiera decir hipócritamente, sino a los propios electores, a los mismos mexicanos, a los propios chihuahuenses, aunque en la realidad y en el plano nacional ya no sólo se ve difícil, sino imposible que bajen a López Obrador, aunque los beneficiados serán una más enorme mafia, ansiosa del poder económico y político que da el cuerno de la abundancia y todos tendremos que pagar el tributo, que será bastante caro.