/ domingo 22 de mayo de 2022

En defensa del Colegio

Por René Moreno Medina

Presidente del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción

La democracia es incómoda, pero el proceso de discusión y conflicto que surge en los colegios como lo es el Comité de Participación Ciudadana ayuda a llegar a soluciones que una sola persona no podría dar por sí misma.

Un compañero de estos espacios colegiados lo resumió bien, si todas las personas pensáramos igual ¿para qué necesitaríamos los colegios? Un líder carismático sería suficiente. Pero las sociedades no somos homogéneas y trabajamos construyendo sobre diferencias que a veces parecen irreconciliables pero que al discutirlas y enfrentarlas se vuelven menos.

El Comité de Participación Ciudadana es un colegio, es decir, un espacio plural donde muchas posturas, a veces incluso contrarias entre sí, se sientan a discutir sobre problemas públicos de importancia para todas las personas que habitamos el territorio que denominamos Chihuahua.

El conflicto es parte importante de este proceso de discusión y es el motor que permite construir soluciones en las diferencias. No solo es una buena práctica para llegar a soluciones donde la diversidad epistemológica, es decir, las diferentes formas de conocer el mundo en que vivimos, es el valor público que se busca impulsar. Un colegio es una apuesta desde el Estado para impulsar soluciones que no son necesariamente rápidas pero sí legítimas, soluciones que no siempre se obtienen en espacios donde el valor público a defender es la “gobernabilidad”.

Esa balanza entre la eficiencia y la legitimidad es la que muchas veces choca con la lógica burocrática de dar soluciones en el cortísimo plazo y por eso a veces, incluso en lo público el mensaje es el de dar prioridad a lo inmediato por encima de lo importante. Esto choca con la apuesta por la que el Estado apostó a un Sistema basado en el conflicto y la discusión de ideas, como forma de legitimar la toma de decisiones en lo público como lo es el Sistema Nacional Anticorrupción y sus similares en las entidades federativas del país.

Tan clara es la apuesta abordada en la hechura de este Sistema que incluso la ley que regula el funcionamiento del mismo obliga a la presidencia del colegio ciudadano a representar a su colegio ante el Comité Coordinador y a garantizar el seguimiento de los temas de interés de su colegio dentro del Comité Coordinador ¿De qué mejor forma se podría representar a su colegio que mediante la discusión y síntesis de los conflictos de todas las partes que lo integran en situación de igualdad? Esta representación no es rápida necesariamente pero claramente es la solución más legítima.

Considero que esto debería de ser similar en los otros 3 colegios que están representados en el Comité Coordinador, donde se representa al Consejo de la Judicatura del Estado, al Tribunal Estatal de Justicia Administrativa y al órgano garante de transparencia (ICHITAIP).

Estoy seguro que en la medida que la diversidad epistemológica aumente, las decisiones cada vez serán más legítimas. Como diría una querida amiga Paquita Jiménez: Vamos lento porque llevamos prisa.



Por René Moreno Medina

Presidente del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción

La democracia es incómoda, pero el proceso de discusión y conflicto que surge en los colegios como lo es el Comité de Participación Ciudadana ayuda a llegar a soluciones que una sola persona no podría dar por sí misma.

Un compañero de estos espacios colegiados lo resumió bien, si todas las personas pensáramos igual ¿para qué necesitaríamos los colegios? Un líder carismático sería suficiente. Pero las sociedades no somos homogéneas y trabajamos construyendo sobre diferencias que a veces parecen irreconciliables pero que al discutirlas y enfrentarlas se vuelven menos.

El Comité de Participación Ciudadana es un colegio, es decir, un espacio plural donde muchas posturas, a veces incluso contrarias entre sí, se sientan a discutir sobre problemas públicos de importancia para todas las personas que habitamos el territorio que denominamos Chihuahua.

El conflicto es parte importante de este proceso de discusión y es el motor que permite construir soluciones en las diferencias. No solo es una buena práctica para llegar a soluciones donde la diversidad epistemológica, es decir, las diferentes formas de conocer el mundo en que vivimos, es el valor público que se busca impulsar. Un colegio es una apuesta desde el Estado para impulsar soluciones que no son necesariamente rápidas pero sí legítimas, soluciones que no siempre se obtienen en espacios donde el valor público a defender es la “gobernabilidad”.

Esa balanza entre la eficiencia y la legitimidad es la que muchas veces choca con la lógica burocrática de dar soluciones en el cortísimo plazo y por eso a veces, incluso en lo público el mensaje es el de dar prioridad a lo inmediato por encima de lo importante. Esto choca con la apuesta por la que el Estado apostó a un Sistema basado en el conflicto y la discusión de ideas, como forma de legitimar la toma de decisiones en lo público como lo es el Sistema Nacional Anticorrupción y sus similares en las entidades federativas del país.

Tan clara es la apuesta abordada en la hechura de este Sistema que incluso la ley que regula el funcionamiento del mismo obliga a la presidencia del colegio ciudadano a representar a su colegio ante el Comité Coordinador y a garantizar el seguimiento de los temas de interés de su colegio dentro del Comité Coordinador ¿De qué mejor forma se podría representar a su colegio que mediante la discusión y síntesis de los conflictos de todas las partes que lo integran en situación de igualdad? Esta representación no es rápida necesariamente pero claramente es la solución más legítima.

Considero que esto debería de ser similar en los otros 3 colegios que están representados en el Comité Coordinador, donde se representa al Consejo de la Judicatura del Estado, al Tribunal Estatal de Justicia Administrativa y al órgano garante de transparencia (ICHITAIP).

Estoy seguro que en la medida que la diversidad epistemológica aumente, las decisiones cada vez serán más legítimas. Como diría una querida amiga Paquita Jiménez: Vamos lento porque llevamos prisa.