/ sábado 10 de octubre de 2020

En el centenario del uruguayo Mario Benedetti

Por Mario Saavedra

A la memoria de Enrique Servín, en el primer aniversario de su sensible muerte.


Mario Benedetti ha dejado una nutrida obra tanto literaria como periodística. Miembro de la generación del 45, en ese año inició su no menos valiosa carrera periodística en Marcha, semanario que el dictador Juan María Bordaberry mandaría cerrar en 1973.

De una notable transparencia no sólo estética sino ética, se destaca su novela La tregua, diario de un desencantado oficinista cincuentón que repentinamente vive un enamoramiento casi juvenil, hasta que la muerte imprevista de la adolescente lo vuelve a la cruda realidad. Llevada con éxito al cine por el argentino Sergio Renán y nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera, este mismo director haría luego una versión desatinada de la narración Gracias por el fuego, quizá la más simbólica e incendiaria de las novelas de Benedetti.

También crítico cinematográfico, colaboró de igual modo como humorista en la revista Peloduro, con el seudónimo de Damocles. Presente en importantes encuentros, fue jurado en varias ocasiones del Premio Casa de las Américas de Cuba, convirtiéndose más tarde en miembro de su Consejo de Dirección y fundador y director de su Centro de Investigaciones.

Tras el golpe de Estado en 1973 inició un largo exilio que culminó en España, donde comenzaría una prolongada colaboración semanal en El País. Diez largos años alejado de su patria, en el destierro publicaría dos de sus mejores poemarios, Poemas de otros y La casa y el ladrillo.

En 1985 pudo por fin regresar a su país, en lo que denominó “desexilio”, tema y fuente de muchas de sus ulteriores obras. Quien ha dejado muchas grabaciones recitando su propia obra poética e incluso narrativa, cómo olvidar su participación especial en la hermosa e inteligente película El lado oscuro del corazón, del también argentino Eliseo Subiela, donde aparece recitando versos suyos en alemán. En esa época iniciaría también su estrecha y fructífera colaboración con el cantautor catalán Joan Manuel Serrat.

Uno de los escritores más leídos dentro del ecléctico espectro de las letras latinoamericanas del siglo XX, de su nutrida obra varia de más de cuarenta títulos merecen justa mención además, para refrendar el talento de un perspicaz y sensible observador del alma humana atribulada, las de igual modo novelas Quién de nosotros y El cumpleaños de Juan Ángel, así como las colecciones de cuentos Montevideanos (un claro homenaje al Joyce de Dublineses), La muerte y otras sorpresas y Con y sin nostalgia.

Premio Internacional Menéndez Pelayo, a su muerte, en mayo del 2009, el gobierno uruguayo decretó duelo nacional y fue velado con honores en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio. Sepultado en el Panteón Nacional del Cementerio Central de Montevideo, en este año del centenario de su natalicio, el Instituto Cervantes ha organizado un congreso internacional en Alicante, y en Uruguay, la Fundación que lleva su nombre promueve una exhaustiva exposición de cuadros y algunas charlas en derredor de su persona y de su obra.


Por Mario Saavedra

A la memoria de Enrique Servín, en el primer aniversario de su sensible muerte.


Mario Benedetti ha dejado una nutrida obra tanto literaria como periodística. Miembro de la generación del 45, en ese año inició su no menos valiosa carrera periodística en Marcha, semanario que el dictador Juan María Bordaberry mandaría cerrar en 1973.

De una notable transparencia no sólo estética sino ética, se destaca su novela La tregua, diario de un desencantado oficinista cincuentón que repentinamente vive un enamoramiento casi juvenil, hasta que la muerte imprevista de la adolescente lo vuelve a la cruda realidad. Llevada con éxito al cine por el argentino Sergio Renán y nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera, este mismo director haría luego una versión desatinada de la narración Gracias por el fuego, quizá la más simbólica e incendiaria de las novelas de Benedetti.

También crítico cinematográfico, colaboró de igual modo como humorista en la revista Peloduro, con el seudónimo de Damocles. Presente en importantes encuentros, fue jurado en varias ocasiones del Premio Casa de las Américas de Cuba, convirtiéndose más tarde en miembro de su Consejo de Dirección y fundador y director de su Centro de Investigaciones.

Tras el golpe de Estado en 1973 inició un largo exilio que culminó en España, donde comenzaría una prolongada colaboración semanal en El País. Diez largos años alejado de su patria, en el destierro publicaría dos de sus mejores poemarios, Poemas de otros y La casa y el ladrillo.

En 1985 pudo por fin regresar a su país, en lo que denominó “desexilio”, tema y fuente de muchas de sus ulteriores obras. Quien ha dejado muchas grabaciones recitando su propia obra poética e incluso narrativa, cómo olvidar su participación especial en la hermosa e inteligente película El lado oscuro del corazón, del también argentino Eliseo Subiela, donde aparece recitando versos suyos en alemán. En esa época iniciaría también su estrecha y fructífera colaboración con el cantautor catalán Joan Manuel Serrat.

Uno de los escritores más leídos dentro del ecléctico espectro de las letras latinoamericanas del siglo XX, de su nutrida obra varia de más de cuarenta títulos merecen justa mención además, para refrendar el talento de un perspicaz y sensible observador del alma humana atribulada, las de igual modo novelas Quién de nosotros y El cumpleaños de Juan Ángel, así como las colecciones de cuentos Montevideanos (un claro homenaje al Joyce de Dublineses), La muerte y otras sorpresas y Con y sin nostalgia.

Premio Internacional Menéndez Pelayo, a su muerte, en mayo del 2009, el gobierno uruguayo decretó duelo nacional y fue velado con honores en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio. Sepultado en el Panteón Nacional del Cementerio Central de Montevideo, en este año del centenario de su natalicio, el Instituto Cervantes ha organizado un congreso internacional en Alicante, y en Uruguay, la Fundación que lleva su nombre promueve una exhaustiva exposición de cuadros y algunas charlas en derredor de su persona y de su obra.