/ martes 12 de enero de 2021

En la búsqueda del poder

Cuando una persona decide participar en la búsqueda de cualquier espacio de la vida pública, debe estar debidamente preparado para asumir la victoria así como para enfrentar la derrota.

Porque esa preparación es una fortaleza de la democracia, no es lo mismo buscar una posición por ambiciones personales en el camino a la popularidad, la riqueza o la obtención del poder, que buscarla para poner al servicio de los demás sus capacidades para desarrollar funciones en el ámbito del servicio público. Por eso, en el escenario político que hoy vivimos, es criticable la posición de pataleo de quienes conociendo las reglas del juego y aceptándolas deciden participar en la búsqueda de una candidatura.

Sin duda que la democracia se aplica a conveniencia, según los intereses de cada partido y cada uno define sus propias reglas que van desde el señalamiento con el dedo flamígero de sus candidatos hasta los que presumen de democráticos pasando por las famosas “encuestas” y hasta “sorteos” o “tómbolas”, y/o los que van a elecciones internas para definir sus propuestas, pero en todos los casos la salvaguarda de los derechos prevalece a pesar de las firmas de aceptación de las reglas por lo que representa un derecho el impugnar decisiones ante violaciones específicas, pero, ¿y el compromiso de no hacerlo?, ¿así se cumplen los compromisos?, si incumplen un compromiso signado ¿cómo podrían dirigir un gobierno honesto?

Porque desgraciadamente la política se ha convertido en un “merequetengue” donde el pragmatismo se convierte en uno de los principales elementos, de la mano con la demagogia y la simulación.

Naturalmente que todos quisiéramos que fueran los mejores hombres y mujeres los postulados para los puestos de elección popular, sin generalizar, porque hay sus honrosas excepciones, sabemos que esto está en función del trabajo partidista y de los intereses de cada partido olvidando lo primordial que debería ser la visión de llevar cabo las condiciones necesarias para que los ciudadanos actuales y futuros gocemos de una mejor calidad de vida avanzando en la construcción de ciudadanía que redunde en beneficio de todas y todos.

De las candidaturas por la vía independiente mejor ni hablamos, las condiciones son cada vez más estrictas para la participación por esta vía, por lo que quien decide acudir a ella demuestra un temple y fortaleza que bien le merecerían el triunfo electoral.

Correo: vicmedina@hotmail.com


Cuando una persona decide participar en la búsqueda de cualquier espacio de la vida pública, debe estar debidamente preparado para asumir la victoria así como para enfrentar la derrota.

Porque esa preparación es una fortaleza de la democracia, no es lo mismo buscar una posición por ambiciones personales en el camino a la popularidad, la riqueza o la obtención del poder, que buscarla para poner al servicio de los demás sus capacidades para desarrollar funciones en el ámbito del servicio público. Por eso, en el escenario político que hoy vivimos, es criticable la posición de pataleo de quienes conociendo las reglas del juego y aceptándolas deciden participar en la búsqueda de una candidatura.

Sin duda que la democracia se aplica a conveniencia, según los intereses de cada partido y cada uno define sus propias reglas que van desde el señalamiento con el dedo flamígero de sus candidatos hasta los que presumen de democráticos pasando por las famosas “encuestas” y hasta “sorteos” o “tómbolas”, y/o los que van a elecciones internas para definir sus propuestas, pero en todos los casos la salvaguarda de los derechos prevalece a pesar de las firmas de aceptación de las reglas por lo que representa un derecho el impugnar decisiones ante violaciones específicas, pero, ¿y el compromiso de no hacerlo?, ¿así se cumplen los compromisos?, si incumplen un compromiso signado ¿cómo podrían dirigir un gobierno honesto?

Porque desgraciadamente la política se ha convertido en un “merequetengue” donde el pragmatismo se convierte en uno de los principales elementos, de la mano con la demagogia y la simulación.

Naturalmente que todos quisiéramos que fueran los mejores hombres y mujeres los postulados para los puestos de elección popular, sin generalizar, porque hay sus honrosas excepciones, sabemos que esto está en función del trabajo partidista y de los intereses de cada partido olvidando lo primordial que debería ser la visión de llevar cabo las condiciones necesarias para que los ciudadanos actuales y futuros gocemos de una mejor calidad de vida avanzando en la construcción de ciudadanía que redunde en beneficio de todas y todos.

De las candidaturas por la vía independiente mejor ni hablamos, las condiciones son cada vez más estrictas para la participación por esta vía, por lo que quien decide acudir a ella demuestra un temple y fortaleza que bien le merecerían el triunfo electoral.

Correo: vicmedina@hotmail.com