/ martes 5 de junio de 2018

En mi panza mando yo

Los argumentos continúan igual y, a pesar de su contundencia en contra, se siguen utilizando. Por ser repetitivos muchos los creen, los usan, los citan y los defienden sin más.

Hace ya algunos años, lustros, una conocida y frondosa actriz italiana aseveraba: “En mi panza mando yo”. Lo expresaba en referencia a que la criatura que una mujer lleva en su vientre puede ser expulsada de tal parte del cuerpo a discreción, abortarla pues.

En reciente entrevista al candidato independiente a la Presidencia de la República le preguntaron sobre sus posturas a varios temas y expuso lo que muchos siguen expresando respecto a las mujeres y sus cuerpos, que ellas tienen derecho sobre los mismos.

El asunto aquí, y se ha repetido hasta la saciedad, es que la inmensa mayoría no niega tales derechos femeninos –y habría que ver de qué derechos se habla- y suponen que pueden hacer con su cuerpo lo que mejor les plazca, aunque de hecho se sepa que pueden existir restricciones al respecto, ya que determinadas cosas pueden ofrecer consecuencias no gratas o ir contra las leyes establecidas. Pero la cosa no para ahí, ya que al afirmar lo que la actriz exponía, la referencia no es precisamente sobre la panza, el vientre o el cuerpo de la mujer sino sobre otro cuerpo distinto, el de la criatura que ella lleva en su seno, sea al principio o durante el proceso del embarazo, el cual no surgió de la nada y pudo ser producto de un deseo lícito o ilícito, de un “accidente” –así le llaman algunos-, de un forzamiento, de una violación o de otra causa.

La cuestión es que no puede negarse que el cuerpo de la mujer es uno y el de su hijo, porque eso es –deseado o no- es otro, un cuerpo en formación es cierto, pero cuerpo al fin. Y un cuerpo que también tiene derechos, el primero, a la vida.

Sin embargo un argumento mil veces repetido como el que la mujer tiene derecho sobre su cuerpo, a fuerza de repetición parece ser verdadero como defensa del aborto. Pensemos.

Y pensemos también sobre otra respuesta del candidato sobre el “matrimonio” homosexual. Que cada quien se case con quien quiera, expuso. Pero no estoy de acuerdo con la adopción de estas parejas ya que aún nuestra sociedad no está preparada para ello. Saquemos consecuencias. ¿Lo ven?







Los argumentos continúan igual y, a pesar de su contundencia en contra, se siguen utilizando. Por ser repetitivos muchos los creen, los usan, los citan y los defienden sin más.

Hace ya algunos años, lustros, una conocida y frondosa actriz italiana aseveraba: “En mi panza mando yo”. Lo expresaba en referencia a que la criatura que una mujer lleva en su vientre puede ser expulsada de tal parte del cuerpo a discreción, abortarla pues.

En reciente entrevista al candidato independiente a la Presidencia de la República le preguntaron sobre sus posturas a varios temas y expuso lo que muchos siguen expresando respecto a las mujeres y sus cuerpos, que ellas tienen derecho sobre los mismos.

El asunto aquí, y se ha repetido hasta la saciedad, es que la inmensa mayoría no niega tales derechos femeninos –y habría que ver de qué derechos se habla- y suponen que pueden hacer con su cuerpo lo que mejor les plazca, aunque de hecho se sepa que pueden existir restricciones al respecto, ya que determinadas cosas pueden ofrecer consecuencias no gratas o ir contra las leyes establecidas. Pero la cosa no para ahí, ya que al afirmar lo que la actriz exponía, la referencia no es precisamente sobre la panza, el vientre o el cuerpo de la mujer sino sobre otro cuerpo distinto, el de la criatura que ella lleva en su seno, sea al principio o durante el proceso del embarazo, el cual no surgió de la nada y pudo ser producto de un deseo lícito o ilícito, de un “accidente” –así le llaman algunos-, de un forzamiento, de una violación o de otra causa.

La cuestión es que no puede negarse que el cuerpo de la mujer es uno y el de su hijo, porque eso es –deseado o no- es otro, un cuerpo en formación es cierto, pero cuerpo al fin. Y un cuerpo que también tiene derechos, el primero, a la vida.

Sin embargo un argumento mil veces repetido como el que la mujer tiene derecho sobre su cuerpo, a fuerza de repetición parece ser verdadero como defensa del aborto. Pensemos.

Y pensemos también sobre otra respuesta del candidato sobre el “matrimonio” homosexual. Que cada quien se case con quien quiera, expuso. Pero no estoy de acuerdo con la adopción de estas parejas ya que aún nuestra sociedad no está preparada para ello. Saquemos consecuencias. ¿Lo ven?