/ viernes 26 de noviembre de 2021

En sentido contrario

Me dijo un amigo: “Hace años tenía muchos sueños…, ahora, tengo sueño, y muchos años”. Los jóvenes muchas veces —sin darse cuenta de ello— viven con la idea de que la historia comenzó cuando ellos nacieron; como si lo que han vivido sus antepasados fueran estereotipos inservibles por pertenecer a épocas pasadas.

La ventaja es que tarde o temprano se darán cuenta —como también nosotros tuvimos que aprender— que es mejor vivir sanamente respetando nuestra limitada naturaleza. No podemos volar como las aves ni nadar como los peces; ni ser ricos sin esforzarnos, aunque hay quienes nacen ricos, pues sus padres ya lo eran, pero son una minoría.

Hoy muchos millones de personas pueden disfrutar de comodidades que eran impensables hasta hace pocos años, pero los problemas propiamente humanos —como por ejemplo, la necesidad de afecto sincero e incondicional— no desaparecerán de la faz de la Tierra, y las generaciones del presente no están capacitadas para superar muchas dificultades, pues sus padres los están consintiendo demasiado, favoreciendo su egoísmo y comodidad.

Esta es la razón por la que proliferan los vicios como las drogas, el alcoholismo, la pornografía y el juego —por mencionar algunos—, ya que las ansias insatisfechas de felicidad se tratan de compensar con estimulantes de todo tipo, mientras quienes se deslizan por esas pendientes pronunciadas y bien lubricadas, usan caretas para que los demás piensen que son felices. Caretas sonrientes para reír de chistes simplones. Para enajenarse en placeres o actividades “electrizantes” que no llenan nuestras ansias infinitas de felicidad.

Cuando a veces pregunto a algunos jóvenes —hombres o mujeres—: ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás viviendo así? (alcohol, drogas, excesos…) suelen contestar: ¡No lo sé! Y “eso” es lo más preocupante. Sencillamente van en sentido contrario en el camino para alcanzar la verdadera felicidad.

Qué terrible realidad la de aquellos muchachos que, queriendo ser libres para gozar sus vidas sin que nadie ni nada se los impida, aparentan no necesitar de nadie. Pero con su irritabilidad demuestra su inconformidad con la vida.

La técnica y los adelantos nos brindan más comodidades, pero nos van deteriorando; nos han hecho más frágiles, y como los problemas aparecen necesariamente en la existencia de todos, vemos que nuestros jóvenes no están preparados para enfrentarse a esas dificultades. Por eso muchos viven con miedo al futuro.

Las falsas ideas que confunden a los muchachos como: “Serán responsables si tienen relaciones sexuales usando preservativos”, no toman en cuenta que la palabra “responsabilidad” viene de “responder”, pero hacia lo que está ordenado por la inteligencia, no a los instintos. Con el mismo argumento se les podría animar a practicar la bulimia, pues si vomitan evitarán engordar. Es decir los jóvenes están siendo víctimas de las mentiras comerciales.

No siempre lo más cómodo y divertido es lo mejor.


www.padrealejandro.org


Me dijo un amigo: “Hace años tenía muchos sueños…, ahora, tengo sueño, y muchos años”. Los jóvenes muchas veces —sin darse cuenta de ello— viven con la idea de que la historia comenzó cuando ellos nacieron; como si lo que han vivido sus antepasados fueran estereotipos inservibles por pertenecer a épocas pasadas.

La ventaja es que tarde o temprano se darán cuenta —como también nosotros tuvimos que aprender— que es mejor vivir sanamente respetando nuestra limitada naturaleza. No podemos volar como las aves ni nadar como los peces; ni ser ricos sin esforzarnos, aunque hay quienes nacen ricos, pues sus padres ya lo eran, pero son una minoría.

Hoy muchos millones de personas pueden disfrutar de comodidades que eran impensables hasta hace pocos años, pero los problemas propiamente humanos —como por ejemplo, la necesidad de afecto sincero e incondicional— no desaparecerán de la faz de la Tierra, y las generaciones del presente no están capacitadas para superar muchas dificultades, pues sus padres los están consintiendo demasiado, favoreciendo su egoísmo y comodidad.

Esta es la razón por la que proliferan los vicios como las drogas, el alcoholismo, la pornografía y el juego —por mencionar algunos—, ya que las ansias insatisfechas de felicidad se tratan de compensar con estimulantes de todo tipo, mientras quienes se deslizan por esas pendientes pronunciadas y bien lubricadas, usan caretas para que los demás piensen que son felices. Caretas sonrientes para reír de chistes simplones. Para enajenarse en placeres o actividades “electrizantes” que no llenan nuestras ansias infinitas de felicidad.

Cuando a veces pregunto a algunos jóvenes —hombres o mujeres—: ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás viviendo así? (alcohol, drogas, excesos…) suelen contestar: ¡No lo sé! Y “eso” es lo más preocupante. Sencillamente van en sentido contrario en el camino para alcanzar la verdadera felicidad.

Qué terrible realidad la de aquellos muchachos que, queriendo ser libres para gozar sus vidas sin que nadie ni nada se los impida, aparentan no necesitar de nadie. Pero con su irritabilidad demuestra su inconformidad con la vida.

La técnica y los adelantos nos brindan más comodidades, pero nos van deteriorando; nos han hecho más frágiles, y como los problemas aparecen necesariamente en la existencia de todos, vemos que nuestros jóvenes no están preparados para enfrentarse a esas dificultades. Por eso muchos viven con miedo al futuro.

Las falsas ideas que confunden a los muchachos como: “Serán responsables si tienen relaciones sexuales usando preservativos”, no toman en cuenta que la palabra “responsabilidad” viene de “responder”, pero hacia lo que está ordenado por la inteligencia, no a los instintos. Con el mismo argumento se les podría animar a practicar la bulimia, pues si vomitan evitarán engordar. Es decir los jóvenes están siendo víctimas de las mentiras comerciales.

No siempre lo más cómodo y divertido es lo mejor.


www.padrealejandro.org