/ martes 6 de noviembre de 2018

Enajenación popular

“¿Qué papel juega la filosofía en plena era de la tecnología digital?”. Javier H. Contreras O



Hace más de dos mil años, hombres sabios reflexionaban sobre los diferentes tipos de gobierno y la evolución de los mismos, hasta hacer surgir otros. Hoy, en el inicio del siglo XXI, pasa lo mismo en nuestra patria, vemos la confrontación entre la concepción del mundo y la vida (filosofía) y las “benditas redes sociales”, frase que pronunció en el Zócalo de la Ciudad de México el sumo pontífice, el pre dictador electo. En efecto: “Aupado en una masa, no en el pueblo en su totalidad, que manipulado por algunos actores decide sin información suficiente lo que cree que le conviene”. Polibio denominó a este proceso “oclocracia”. Se presume que el gobernante enajenador entrega a la masa la toma de las decisiones. La realidad es que al desconocer la profundidad de los temas de la agenda nacional, con una máscara de hipocresía democrática quieren personificar al hombre limpio y puro que hará lo que la masa enajenada le indique.

Hemos reflexionado con anterioridad que una de las funciones de los gobiernos es la toma de decisiones y el acto de autoridad, para llevarlas a cabo. De otra manera, la anarquía toma forma al sustituir la filosofía por la alienación digital. Continúo con la reflexión del doctor Javier H. Contreras O.: “¿Los filósofos han pasado de moda y tiempo, para ser reemplazados por la inteligencia artificial?”. El ejercicio mental, la reflexión como punto máximo del pensamiento, se desfigura en un botón de “aceptar” lo que otros proponen, aunque sean falacias y ocurrencias dolosas contra adversarios, a los que convierten en enemigos.

Eso es precisamente lo que los aspirantes a la dictadura hacen con las masas, es decir, enajenarlas y derramarles las “letanías” que utilizarán en defensa del régimen autoritario encabezado por ellos. De antemano se advierte que las dictaduras terminan siendo devoradas por sus principios: la demagogia, la anarquía y el autoritarismo avalado por sus cófrades. El gobierno eficiente, eficaz y efectivo se disolverá y el pueblo agraviado terminará por levantar las banderas de la libertad, la democracia representativa y la dignidad de la nación.



“¿Qué papel juega la filosofía en plena era de la tecnología digital?”. Javier H. Contreras O



Hace más de dos mil años, hombres sabios reflexionaban sobre los diferentes tipos de gobierno y la evolución de los mismos, hasta hacer surgir otros. Hoy, en el inicio del siglo XXI, pasa lo mismo en nuestra patria, vemos la confrontación entre la concepción del mundo y la vida (filosofía) y las “benditas redes sociales”, frase que pronunció en el Zócalo de la Ciudad de México el sumo pontífice, el pre dictador electo. En efecto: “Aupado en una masa, no en el pueblo en su totalidad, que manipulado por algunos actores decide sin información suficiente lo que cree que le conviene”. Polibio denominó a este proceso “oclocracia”. Se presume que el gobernante enajenador entrega a la masa la toma de las decisiones. La realidad es que al desconocer la profundidad de los temas de la agenda nacional, con una máscara de hipocresía democrática quieren personificar al hombre limpio y puro que hará lo que la masa enajenada le indique.

Hemos reflexionado con anterioridad que una de las funciones de los gobiernos es la toma de decisiones y el acto de autoridad, para llevarlas a cabo. De otra manera, la anarquía toma forma al sustituir la filosofía por la alienación digital. Continúo con la reflexión del doctor Javier H. Contreras O.: “¿Los filósofos han pasado de moda y tiempo, para ser reemplazados por la inteligencia artificial?”. El ejercicio mental, la reflexión como punto máximo del pensamiento, se desfigura en un botón de “aceptar” lo que otros proponen, aunque sean falacias y ocurrencias dolosas contra adversarios, a los que convierten en enemigos.

Eso es precisamente lo que los aspirantes a la dictadura hacen con las masas, es decir, enajenarlas y derramarles las “letanías” que utilizarán en defensa del régimen autoritario encabezado por ellos. De antemano se advierte que las dictaduras terminan siendo devoradas por sus principios: la demagogia, la anarquía y el autoritarismo avalado por sus cófrades. El gobierno eficiente, eficaz y efectivo se disolverá y el pueblo agraviado terminará por levantar las banderas de la libertad, la democracia representativa y la dignidad de la nación.