/ jueves 26 de marzo de 2020

Encerrados en casa

“Cada acción que nosotros no hagamos, será hecha contra nosotros”

- Joan Fuster -

Casa 1: La llave del lavabo deja caer su chorro de agua sobre las manos de Doña Beatriz, señora de 70 años de edad que haciendo caso a lo recomendado tarda un minuto en el aseo de sus arrugadas manos; mientras esto sucede, en otra habitación Don Arturo sirve una copa de vino tinto chihuahuense tirando involuntariamente al piso uno de los dados que le permitirán jugar con su familia a “Serpientes y escaleras”; en la cocina, Adela, la hija mayor, tras lavar adecuadamente las verduras, prepara un riquísimo platillo cuya receta acaba de bajar del internet y Rogelio, su esposo, juega futbol con el pequeño Raúl en el patio de la casa.

Casa 2: Mientras en la casa de estudiantes, Alonso, joven de 19 años aceita la vieja caminadora para echarla a andar, su compañero David saca de una vieja caja que tenían en el sótano, dos libros, uno en cuya portada aparece un hombre con la mitad del rostro un tanto desfigurado y la otra mitad con un cutis perfectamente cuidado, el nombre del libro “El retrato de Dorian Gray” de Oscar Wilde; En la portada del segundo libro un barco navega en altamar y un separador en la página 68 advierte el retrato de un ciclope que lleva el nombre de Polifemo, el libro, “La Odisea”, el autor, Homero. La actividad para ese fin de semana estaba determinada: Leer.

Casa 3: Julián decide ayudar a sus abuelos a limpiar la casa y a la mitad de la jornada se topa con un baúl cuyo contenido eran 35 discos de música de boleros de los mejores tríos de la época de oro, entre ellos, Los Dandys, Los Panchos y Los Tres Ases. Como era de esperarse el trabajo de limpieza quedó inconcluso por ese día ya que el viejo tocadiscos invitó a nieto y abuelo a disfrutar juntos una tarde inolvidable en lo que en el aire se escuchaba “Sabor a mí”, “Perfidia” y “Vereda tropical”

Nuestro querido México arrancó motores para enfrentar la que podría considerarse como la peor crisis en materia de salud de nuestra historia. Las notorias equivocaciones de países de primer mundo deben servir como ejemplo de lo que no debemos de hacer, pero sobre todo de lo que sí.

Quedarse en casa no es tan malo como muchos pudieran llegar a pensar, activémonos, saquen sus empolvados discos y casetes, dejemos que la nostalgia sea una bonita compañera, abran esa botella de vino que guardaban para una ocasión especial, dejen que Vargas Llosa, Isabel Allende y Guadalupe Loaeza hagan de las suyas en su hogar, un virus no puede ni debe de abatirnos, nomás eso faltaba. Venga.


“Cada acción que nosotros no hagamos, será hecha contra nosotros”

- Joan Fuster -

Casa 1: La llave del lavabo deja caer su chorro de agua sobre las manos de Doña Beatriz, señora de 70 años de edad que haciendo caso a lo recomendado tarda un minuto en el aseo de sus arrugadas manos; mientras esto sucede, en otra habitación Don Arturo sirve una copa de vino tinto chihuahuense tirando involuntariamente al piso uno de los dados que le permitirán jugar con su familia a “Serpientes y escaleras”; en la cocina, Adela, la hija mayor, tras lavar adecuadamente las verduras, prepara un riquísimo platillo cuya receta acaba de bajar del internet y Rogelio, su esposo, juega futbol con el pequeño Raúl en el patio de la casa.

Casa 2: Mientras en la casa de estudiantes, Alonso, joven de 19 años aceita la vieja caminadora para echarla a andar, su compañero David saca de una vieja caja que tenían en el sótano, dos libros, uno en cuya portada aparece un hombre con la mitad del rostro un tanto desfigurado y la otra mitad con un cutis perfectamente cuidado, el nombre del libro “El retrato de Dorian Gray” de Oscar Wilde; En la portada del segundo libro un barco navega en altamar y un separador en la página 68 advierte el retrato de un ciclope que lleva el nombre de Polifemo, el libro, “La Odisea”, el autor, Homero. La actividad para ese fin de semana estaba determinada: Leer.

Casa 3: Julián decide ayudar a sus abuelos a limpiar la casa y a la mitad de la jornada se topa con un baúl cuyo contenido eran 35 discos de música de boleros de los mejores tríos de la época de oro, entre ellos, Los Dandys, Los Panchos y Los Tres Ases. Como era de esperarse el trabajo de limpieza quedó inconcluso por ese día ya que el viejo tocadiscos invitó a nieto y abuelo a disfrutar juntos una tarde inolvidable en lo que en el aire se escuchaba “Sabor a mí”, “Perfidia” y “Vereda tropical”

Nuestro querido México arrancó motores para enfrentar la que podría considerarse como la peor crisis en materia de salud de nuestra historia. Las notorias equivocaciones de países de primer mundo deben servir como ejemplo de lo que no debemos de hacer, pero sobre todo de lo que sí.

Quedarse en casa no es tan malo como muchos pudieran llegar a pensar, activémonos, saquen sus empolvados discos y casetes, dejemos que la nostalgia sea una bonita compañera, abran esa botella de vino que guardaban para una ocasión especial, dejen que Vargas Llosa, Isabel Allende y Guadalupe Loaeza hagan de las suyas en su hogar, un virus no puede ni debe de abatirnos, nomás eso faltaba. Venga.