Lo que está pasando en el Congreso del Estado retrata fielmente que la lucha del poder por el poder sigue permeando entre los diputados de la actual legislatura mientras el Ejecutivo simula actuando de comparsa y siendo el origen de las decisiones que se toman por parte de los diputados de la fracción mayoritaria.
Porque el publicar en el Periódico Oficial del Estado el nombramiento del diputado Álvarez Monje como presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), avalado con la firma del presidente de la mesa directiva, el diputado René Frías, que en coordinación con el PAN asumieron esta posición es lo que popularmente conocemos como un “agandalle”, demuestra la injerencia del Ejecutivo en este asunto, ya que fue el secretario de Gobierno Luis Fernando Mesta, quien ordenó la publicación en el Periódico Oficial y, claro, con el permiso del primer mandatario del Estado y del presidente de la mesa directiva del Congreso, oficializando así el “agandalle” político.
Mientras en la Cámara de Diputados Federal los diputados panistas exigieron legalidad al nombramiento de la mesa directiva al mandatar la Ley Orgánica que el primer año lo asumirá la primera fuerza política, mientras el segundo año la que ocupe el segundo lugar y dejando el consenso para el tercer año, los diputados morenistas pretendían continuar al frente de este órgano mientras los diputados del PAN con toda razón protestaban el pretendido “agandalle” del grupo mayoritario.
Pero aquí, en el Congreso local las cosas fueron al revés, no aceptaron que fuera un diputado de Morena la segunda fuerza la que ocupara la presidencia, y prefirieron nombrar al diputado ligado con el exgobernador y prófugo de la justicia César Duarte, de nueva alianza, el diputado René Frías, que gustoso aceptó el puesto, en una posición contraria a la que asumieron en la Cámara de Diputados Federal.
Y ahora en la Jucopo el diputado petista que levanta la mano izquierda cobrando con la mano en el bolsillo derecho Rubén Aguilar, fue propuesto por la segunda fuerza para ocupar la presidencia en un claro afán de ridiculizar las posiciones, para nombrar a los dirigentes de los órganos legislativos cual verdadero circo con payasos y todo.
Mientras tanto, el estado se encuentra sumido en una completa ingobernabilidad, sobre todo ante el actuar de las bandas organizadas, total inseguridad en los caminos del estado, una ola de violencia imparable, crímenes impunes, todo esto justificado por la autoridad como “acciones de enfrentamientos entre criminales” lo que sólo demuestra la incapacidad que tienen para conservar un clima de tranquilidad y de paz que tienen como obligación constitucional y que justifican con absurdos argumentos. A ver a qué horas se disponen a trabajar por y para Chihuahua.
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