Entelequia
Estimado lector, lectora, le traigo una palabra nueva, poco usada, rara, exótica, pero con la que podemos nombrar a nuestro nuevo y revuelto gobierno mexicano: entelequia, que significa un ideal perfecto, pero inalcanzable en la realidad.
Y es que fíjese usted, querido lector, lectora, como ya le he platicado mi formación literaria es de novela histórica, y todas las novelas históricas hablan de gobernantes seducidos por alguna entelequia (ideas de perfección irrealizables) y que terminan sumiendo a su pueblo en la peor de las desgracias. Podría escribir un libro del tamaño de la Biblia sobre estos muchos gobernantes que sufrieron entelequia, pero mejor le voy a nombrar una novela clásica, situada en la Francia revolucionaria: El Siglo de las Luces, del cubano Alejo Carpentier, donde narra la historia de un joven francés que exporta los ideales de libertad e igualdad de la Revolución Francesa hacia América y atraviesa el mar con la guillotina en la proa de su barco, mostrando al nuevo mundo que con esta máquina terrorífica liberará a los pueblos y los guiará hacia la igualdad. Apenas desembarca decapita a todos los aristócratas y a los que le caen mal, ¿le suena familiar? Lo dicho: no hay nada nuevo bajo el sol. Y si usted quiere un ejemplo de entelequia actual vaya a Venezuela, pero lleve su comida porque si no, por capricho de un mentecato, morirá de hambre.
Encontré la palabra “entelequia” entre papeles de filosofía, buscando entenderle a nuestro nuevo presidente, no he logrado comprenderle, pero la palabra me ha gustado tanto que he decidido nombrar así mi columna de los sábados. Amable lector, lectora, y don Ángel Luna, las cosas caen por su propio peso, activemonos políticamente para que en las siguientes elecciones municipales y estatales hagamos contrapeso y que cuando menos se reduzcan las posibilidades de que en menos de seis años trabajemos en comunas socialistas.
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