/ viernes 30 de noviembre de 2018

Entre rehenes y chantajes: el inicio de un sexenio

Con ese cinismo que lo caracteriza, el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho que no será rehén de nadie ni se dejará chantajear. Esta cínica advertencia la hizo luego de que un grupo de gobernadores rechazara la figura de los “superdelegados” (coordinadores estatales) del gobierno federal con la que López Obrador busca (aunque lo niegue) hacer sus rehenes y chantajear a los gobernadores para, con ello, imponer sus caprichos y su voluntad.


Y cuidado con quien no esté de acuerdo con lo que mande el próximo presidente de la república, porque, como ya lo sentenció el senador Félix Salgado Macedonio, el Senado de la República tiene el poder de declarar la desaparición de poderes en las entidades federativas cuyos gobernadores no quieran acatar las leyes y políticas impulsadas por Andrés Manuel López Obrador.


Así es, con la ayuda de diputados y de senadores que, complacientes con su amo Andrés Manuel, le están confeccionando leyes a su medida, México entero está en riesgo de convertirse en el rehén de una sola persona que, valiéndose de los chantajes y la buena voluntad de muchos mexicanos, está construyendo no un mejor país, sino su propio imperio.


Sin duda alguna, entre rehenes y chantajes queda marcado el inicio de un sexenio. El sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Ese personaje que, sin haber entrado -oficialmente- en funciones, ya dejó muy clara cuál será su forma de gobernar.


Por otra parte, pero en ese mismo sentido, sólo queda esperar cómo le va a gustar a AMLO que quede preparado el documento que contendrá la denominada “constitución moral” (esa a la que acaba de convocar para su elaboración) para saber cómo tendremos que conducirnos (ética y espiritualmente) los mexicanos (porque obviamente López Obrador considera que no sabemos) para así poder construir su nuevo imperio; o sea, la república amorosa de AMLO.


El caso es que, a través de los superdelegados, el Congreso de la Unión, su constitución moral y sus manipuladas consultas (llámelas foros o simplemente consultas), el ya casi presidente de la república (“amorosa”) quiere hacer sus rehenes y chantajear a todos los mexicanos para beneficiarse a sí mismo.


En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por el empresario, escritor y ex jugador de futbol profesional estadounidense Lewis Howes: “Los líderes pobres motivan a quienes los siguen con falsas promesas de promociones, éxito y un gran mañana, pero rara vez cumplen con esas promesas. Los líderes que hacen esto pueden ser manipuladores y, a menudo, mantienen como rehenes los objetivos y aspiraciones de sus seguidores”.



laecita.wordpress.com

laecita@gmail.com




Con ese cinismo que lo caracteriza, el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho que no será rehén de nadie ni se dejará chantajear. Esta cínica advertencia la hizo luego de que un grupo de gobernadores rechazara la figura de los “superdelegados” (coordinadores estatales) del gobierno federal con la que López Obrador busca (aunque lo niegue) hacer sus rehenes y chantajear a los gobernadores para, con ello, imponer sus caprichos y su voluntad.


Y cuidado con quien no esté de acuerdo con lo que mande el próximo presidente de la república, porque, como ya lo sentenció el senador Félix Salgado Macedonio, el Senado de la República tiene el poder de declarar la desaparición de poderes en las entidades federativas cuyos gobernadores no quieran acatar las leyes y políticas impulsadas por Andrés Manuel López Obrador.


Así es, con la ayuda de diputados y de senadores que, complacientes con su amo Andrés Manuel, le están confeccionando leyes a su medida, México entero está en riesgo de convertirse en el rehén de una sola persona que, valiéndose de los chantajes y la buena voluntad de muchos mexicanos, está construyendo no un mejor país, sino su propio imperio.


Sin duda alguna, entre rehenes y chantajes queda marcado el inicio de un sexenio. El sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Ese personaje que, sin haber entrado -oficialmente- en funciones, ya dejó muy clara cuál será su forma de gobernar.


Por otra parte, pero en ese mismo sentido, sólo queda esperar cómo le va a gustar a AMLO que quede preparado el documento que contendrá la denominada “constitución moral” (esa a la que acaba de convocar para su elaboración) para saber cómo tendremos que conducirnos (ética y espiritualmente) los mexicanos (porque obviamente López Obrador considera que no sabemos) para así poder construir su nuevo imperio; o sea, la república amorosa de AMLO.


El caso es que, a través de los superdelegados, el Congreso de la Unión, su constitución moral y sus manipuladas consultas (llámelas foros o simplemente consultas), el ya casi presidente de la república (“amorosa”) quiere hacer sus rehenes y chantajear a todos los mexicanos para beneficiarse a sí mismo.


En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por el empresario, escritor y ex jugador de futbol profesional estadounidense Lewis Howes: “Los líderes pobres motivan a quienes los siguen con falsas promesas de promociones, éxito y un gran mañana, pero rara vez cumplen con esas promesas. Los líderes que hacen esto pueden ser manipuladores y, a menudo, mantienen como rehenes los objetivos y aspiraciones de sus seguidores”.



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