/ martes 21 de enero de 2020

Entrenar la mente para la felicidad

La pregunta ¿por qué sufrimos? tiene tal cantidad de respuestas que con ellas pudiéramos armar una cadena llegar a la Luna y volver, por eso sólo le mencionaré unas cuantas e iré de las costumbristas a las científicas: Sufres porque es tu cruz, porque pecaste, porque te casaste con quien no querías, porque si tuviste una madre así escogiste una esposa igual, porque eres hijo de divorciados, porque no lo eres, porque eres pobre, porque eres rico, porque no has resuelto tu constelaciones familiares, porque no entiendes que todo es causa y efecto (si comes, engordas), porque está en tus genes, porque tienes el complejo de Edipo, porque traemos pegado un ente de dolor y tenemos que alimentarlo… y así, la lista es interminable.

Pero una respuesta concreta que lo engloba todo es que sufrimos porque siempre estamos deseando algo, y satisfecho ese deseo nos surgirá otro más grande, más apremiante o más imposible. Cuando deseamos algo que no tenemos en el presente es, precisamente, porque no estamos en el presente disfrutando la gracia de lo que sí tenemos en frente, o sea el aquí y el ahora: lo real.

Pero ¿de dónde surgen los deseos? Los deseos surgen de la mente. La mente es la madre de todos los deseos, al igual que de todas las emociones como la alegría o el sufrimiento (aclarando que sufrimiento no es lo mismo que el dolor, puesto que el dolor de la pérdida de un ser querido es real, el de sufrir por ello diez años después es un hábito mental); la mente es pues la creadora de la felicidad y el sufrimiento, de la amargura o la alegría de vivir. Incluso en la filosofía budista se expone que la vida y la muerte también son creaciones de la mente, cosa que me sonó muy dura, pero que me hizo clic porque sin mente no nos daríamos cuenta que estamos vivos, y quién sabe si nos daremos cuenta de la muerte, ya que todavía no se sabe qué pasa con nuestra mente cuando morimos.

Así que si queremos disfrutar de una felicidad constante tendremos que entrenar a nuestra mente, pero ¿cómo entrenamos la mente para la felicidad? Algunos psicólogos señalan que con pensar positivamente todo se arregla, pero no es tan fácil, pues nuestras conductas negativas están fuertemente enraizadas y son inconscientes, por lo tanto, lo más efectivo y rápido que están recomendando los terapeutas más modernos es la meditación diaria de las que podemos encontrar miles en internet.

Así que querido lector, lectora, según estas nuevas teorías asiáticas nuestro sufrimiento proviene, la mayoría de las veces, de una mente mal entrenada para la alegría. Averígüelo usted meditando y compártame su resultado. Un abrazo.

www.silviagonzalez.com.mx

La pregunta ¿por qué sufrimos? tiene tal cantidad de respuestas que con ellas pudiéramos armar una cadena llegar a la Luna y volver, por eso sólo le mencionaré unas cuantas e iré de las costumbristas a las científicas: Sufres porque es tu cruz, porque pecaste, porque te casaste con quien no querías, porque si tuviste una madre así escogiste una esposa igual, porque eres hijo de divorciados, porque no lo eres, porque eres pobre, porque eres rico, porque no has resuelto tu constelaciones familiares, porque no entiendes que todo es causa y efecto (si comes, engordas), porque está en tus genes, porque tienes el complejo de Edipo, porque traemos pegado un ente de dolor y tenemos que alimentarlo… y así, la lista es interminable.

Pero una respuesta concreta que lo engloba todo es que sufrimos porque siempre estamos deseando algo, y satisfecho ese deseo nos surgirá otro más grande, más apremiante o más imposible. Cuando deseamos algo que no tenemos en el presente es, precisamente, porque no estamos en el presente disfrutando la gracia de lo que sí tenemos en frente, o sea el aquí y el ahora: lo real.

Pero ¿de dónde surgen los deseos? Los deseos surgen de la mente. La mente es la madre de todos los deseos, al igual que de todas las emociones como la alegría o el sufrimiento (aclarando que sufrimiento no es lo mismo que el dolor, puesto que el dolor de la pérdida de un ser querido es real, el de sufrir por ello diez años después es un hábito mental); la mente es pues la creadora de la felicidad y el sufrimiento, de la amargura o la alegría de vivir. Incluso en la filosofía budista se expone que la vida y la muerte también son creaciones de la mente, cosa que me sonó muy dura, pero que me hizo clic porque sin mente no nos daríamos cuenta que estamos vivos, y quién sabe si nos daremos cuenta de la muerte, ya que todavía no se sabe qué pasa con nuestra mente cuando morimos.

Así que si queremos disfrutar de una felicidad constante tendremos que entrenar a nuestra mente, pero ¿cómo entrenamos la mente para la felicidad? Algunos psicólogos señalan que con pensar positivamente todo se arregla, pero no es tan fácil, pues nuestras conductas negativas están fuertemente enraizadas y son inconscientes, por lo tanto, lo más efectivo y rápido que están recomendando los terapeutas más modernos es la meditación diaria de las que podemos encontrar miles en internet.

Así que querido lector, lectora, según estas nuevas teorías asiáticas nuestro sufrimiento proviene, la mayoría de las veces, de una mente mal entrenada para la alegría. Averígüelo usted meditando y compártame su resultado. Un abrazo.

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