/ jueves 2 de mayo de 2019

Envidia

“La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come”

- Francisco de Quevedo -

En varias ocasiones hemos escuchado a personas decir que tienen envidia de la buena como tratando de justificar que este raro sentimiento tiene un lado positivo y la verdad es que no, la envidia es lo que es, un estado que se acondiciona en la mente y que va acompañado de desdicha al saber que terceros poseen bienes materiales, capacidades profesionales, condiciones de trabajo atractivas, el cariño de otros y cualidades que al no tenerlas le trae como consecuencia al envidioso un sufrimiento difícil de ser explicado pero muy notorio en muchos.

El envidioso no puede dejar de sentir alegría cuando el envidiado comete algún error por mínimo o insignificante que éste sea, y siempre está pendiente de sus acciones quitándole importancia a sus logros o triunfos. El reconocido psicólogo norteamericano Daniel Goleman señala que la envidia es destructiva y que hay casos en que puede conducir a situaciones patológicas, el enojo excesivo puede llevar a la violencia y la tristeza a la depresión.

El celo profesional es muy común en personas que sufren a todo lo que da cuando ven que otra persona que comparte su formación educativa o laboral está teniendo éxito en sus actividades y aunque tratan de ocultar su sufrimiento la verdad es que la bilis constantemente se les derrama cuando nadie los ve. Requieren de ayuda.

Hay quienes sostienen que la envidia no es desear lo de otros sino desear que los otros no tengan lo que tienen, que el patrimonio del envidiado no sea tal, que sus éxitos sean mentira, que no le vaya tan bien como dicen demostrando con esto un preocupante complejo de inferioridad por parte del envidioso y que muchas veces se convierte en su propia barrera frenándolo a seguir adelante y dejando pasar las oportunidades para tejer su propio éxito.

Hay que recordar que siempre habrá alguien que tenga más que nosotros y que una regla de felicidad no es tener lo que se quiere sino querer lo que se tiene. Si detectas a tu alrededor algún envidioso trata de alejarte de él, pero sin ofenderlo ni lastimarlo, recuerda que ya de por sí trae un sufrimiento; una amargura silenciosa pero que está llena de ruidos.


“La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come”

- Francisco de Quevedo -

En varias ocasiones hemos escuchado a personas decir que tienen envidia de la buena como tratando de justificar que este raro sentimiento tiene un lado positivo y la verdad es que no, la envidia es lo que es, un estado que se acondiciona en la mente y que va acompañado de desdicha al saber que terceros poseen bienes materiales, capacidades profesionales, condiciones de trabajo atractivas, el cariño de otros y cualidades que al no tenerlas le trae como consecuencia al envidioso un sufrimiento difícil de ser explicado pero muy notorio en muchos.

El envidioso no puede dejar de sentir alegría cuando el envidiado comete algún error por mínimo o insignificante que éste sea, y siempre está pendiente de sus acciones quitándole importancia a sus logros o triunfos. El reconocido psicólogo norteamericano Daniel Goleman señala que la envidia es destructiva y que hay casos en que puede conducir a situaciones patológicas, el enojo excesivo puede llevar a la violencia y la tristeza a la depresión.

El celo profesional es muy común en personas que sufren a todo lo que da cuando ven que otra persona que comparte su formación educativa o laboral está teniendo éxito en sus actividades y aunque tratan de ocultar su sufrimiento la verdad es que la bilis constantemente se les derrama cuando nadie los ve. Requieren de ayuda.

Hay quienes sostienen que la envidia no es desear lo de otros sino desear que los otros no tengan lo que tienen, que el patrimonio del envidiado no sea tal, que sus éxitos sean mentira, que no le vaya tan bien como dicen demostrando con esto un preocupante complejo de inferioridad por parte del envidioso y que muchas veces se convierte en su propia barrera frenándolo a seguir adelante y dejando pasar las oportunidades para tejer su propio éxito.

Hay que recordar que siempre habrá alguien que tenga más que nosotros y que una regla de felicidad no es tener lo que se quiere sino querer lo que se tiene. Si detectas a tu alrededor algún envidioso trata de alejarte de él, pero sin ofenderlo ni lastimarlo, recuerda que ya de por sí trae un sufrimiento; una amargura silenciosa pero que está llena de ruidos.