/ jueves 29 de noviembre de 2018

EPN, aciertos y desaciertos

“Nadie abandona el cargo de presidente con el mismo prestigio y respeto que lo llevó ahí”

- Thomas Jefferson -

Cada gobierno que inicia, independientemente del partido político que llega, debe representar un sentimiento de esperanza para el pueblo de que las cosas se van a hacer mejor que antes, si no es así, estaríamos fritos. Cuando esa esperanza comienza a tambalearse antes de que el presidente electo asuma oficialmente su mandato es que algo anda mal. Espero que no estemos en este caso.

La primera hoja del calendario del próximo mes marcará la culminación de un sexenio que, como en todos, se tuvieron aciertos y desaciertos, siendo estos últimos los que por alguna extraña razón más se recuerdan. Los últimos meses de la administración de Enrique Peña Nieto pasaron completamente desapercibidos, ya que desde que AMLO ganó en las urnas los reflectores sólo han sido para él y bien que lo ha sabido aprovechar.

Dicen los que saben de esto que EPN deja la presidencia con un poco menos del 20% de aceptación principalmente por los casos de Ayotzinapa, la Casa Blanca de la primera dama, Odebrecht, aumento a la gasolina, deuda externa, licitaciones extrañas y hasta por su deficiencia para hablar inglés, no obstante, aciertos significativos para el país como las reformas estructurales, el notorio incremento del turismo, el bajo nivel inflacionario, la inversión extranjera que rebasó por mucho años anteriores, la importante creación de empleos, las posibilidades de realización para las mujeres y la apertura en la libertad de expresión (con escasas excepciones) son logros que, siendo justos, tenemos que valorar.

Desde luego que Andrés Manuel López Obrador recibirá un país con broncas actuales como las caravanas de migrantes centro y sudamericanos, la relación con el difícil presidente de Estados Unidos, quien como dice una cosa dice otra y los naturales desafíos sociales de la nación, pero también es cierto que recibirá un México con estabilidad en materia económica con sólidos sectores productivos y con más de dos millones de compatriotas que dejaron la pobreza extrema y que ahora tienen mejores condiciones de salud y servicios básicos.

Pasado mañana arranca motores un nuevo gobierno para nuestro querido México, un gobierno que por fuerza tiene que marcar diferencias con los anteriores; que esas diferencias nos permitan tener una mejor calidad de vida a todos. Venga pues.



“Nadie abandona el cargo de presidente con el mismo prestigio y respeto que lo llevó ahí”

- Thomas Jefferson -

Cada gobierno que inicia, independientemente del partido político que llega, debe representar un sentimiento de esperanza para el pueblo de que las cosas se van a hacer mejor que antes, si no es así, estaríamos fritos. Cuando esa esperanza comienza a tambalearse antes de que el presidente electo asuma oficialmente su mandato es que algo anda mal. Espero que no estemos en este caso.

La primera hoja del calendario del próximo mes marcará la culminación de un sexenio que, como en todos, se tuvieron aciertos y desaciertos, siendo estos últimos los que por alguna extraña razón más se recuerdan. Los últimos meses de la administración de Enrique Peña Nieto pasaron completamente desapercibidos, ya que desde que AMLO ganó en las urnas los reflectores sólo han sido para él y bien que lo ha sabido aprovechar.

Dicen los que saben de esto que EPN deja la presidencia con un poco menos del 20% de aceptación principalmente por los casos de Ayotzinapa, la Casa Blanca de la primera dama, Odebrecht, aumento a la gasolina, deuda externa, licitaciones extrañas y hasta por su deficiencia para hablar inglés, no obstante, aciertos significativos para el país como las reformas estructurales, el notorio incremento del turismo, el bajo nivel inflacionario, la inversión extranjera que rebasó por mucho años anteriores, la importante creación de empleos, las posibilidades de realización para las mujeres y la apertura en la libertad de expresión (con escasas excepciones) son logros que, siendo justos, tenemos que valorar.

Desde luego que Andrés Manuel López Obrador recibirá un país con broncas actuales como las caravanas de migrantes centro y sudamericanos, la relación con el difícil presidente de Estados Unidos, quien como dice una cosa dice otra y los naturales desafíos sociales de la nación, pero también es cierto que recibirá un México con estabilidad en materia económica con sólidos sectores productivos y con más de dos millones de compatriotas que dejaron la pobreza extrema y que ahora tienen mejores condiciones de salud y servicios básicos.

Pasado mañana arranca motores un nuevo gobierno para nuestro querido México, un gobierno que por fuerza tiene que marcar diferencias con los anteriores; que esas diferencias nos permitan tener una mejor calidad de vida a todos. Venga pues.