/ lunes 14 de diciembre de 2020

Éramos puros hombres en la foto

El pasado domingo acudí a una reunión en donde estuvimos nueve personas que ocupamos puestos en el servicio público, algunos de elección popular y otros con puestos administrativos, fuimos nombrados como: “aspirantes a alguna candidatura”. Sin sorpresas para muchas personas y generando molestias -con justa razón a otras- vemos que en la foto, todas las personas somos hombres.

Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el mayor reto para lograr una participación equilibrada entre hombres y mujeres se encuentra en el ámbito municipal. En 2013, únicamente el 6.9% de las presidencias municipales del país eran ocupadas por mujeres, y en el estado de Chihuahua de 2013 a 2016, de los 67 municipios de nuestro estado, únicamente 2 eran gobernados por mujeres.

Dentro del Ayuntamiento de Chihuahua, actualmente, contamos con 20 regidurías, de las cuales 11 están ocupadas por hombres y 9 por mujeres. Y sí, actualmente tenemos a una mujer ocupando la presidencia municipal, pero esto no debe ser tomado como una victoria absoluta en términos de equidad, cuando, por ejemplo, en julio del año pasado existieron personas que se opusieron a la reforma en tema de Derechos Humanos.

Hace falta congruencia, la lucha por los derechos no debe ser únicamente cuando se tiene la sensación de que se están violando de manera individual, sino para todas las personas. Debemos aspirar a que cualquier mujer en nuestra ciudad tenga igualdad de oportunidades para ejercer sus derechos políticos y eso se logra con “medidas temporales especiales para garantizar la igualdad de representación de las mujeres en todas las esferas de la vida política y pública”, tal como lo dice la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.

Los logros y avances han sido producto de la legislación internacional, nacional y estatal, sin embargo, aún nos faltan mucho por hacer en lo local para garantizar que la participación de las mujeres en la vida política y pública sea equitativa.

¿Y qué es lo que nos toca hacer en el plano municipal?

Comprender la participación política-electoral como un derecho humano. Existe un amplio marco normativo internacional que dicta que la participación política debe ser libre de discriminación en condiciones de igualdad, para poder votar, ser votado y acceder a funciones públicas. Es el deber de las servidoras públicas, quienes están ejerciendo estos derechos, sean capacitados y conscientes que dichos derechos son para todas las personas, no únicamente para unas cuantas.

Actualmente, de las 9 direcciones que conforman la Administración Pública Municipal, 7 son hombres y sólo 2 son mujeres. La ONU ha encontrado que en los países donde se han aplicado cuotas para incrementar el número de legisladoras, se han incrementado de manera considerable leyes progresistas en beneficio de las mujeres y de la igualdad de género. Proponer un gabinete local en donde las mujeres ocupen la mitad de los puestos podría ser una gran estrategia para vencer uno de los grandes males en nuestro estado: la violencia de género.

Tenemos que entender que la paridad en sí no es un logro, es una herramienta para que la política local sea más equitativa y más representativa para el 50% de nuestra población. Esperando así que para el próximo ejercicio electoral municipal tengamos muchas más mujeres aspirando a la presidencia municipal.

El pasado domingo acudí a una reunión en donde estuvimos nueve personas que ocupamos puestos en el servicio público, algunos de elección popular y otros con puestos administrativos, fuimos nombrados como: “aspirantes a alguna candidatura”. Sin sorpresas para muchas personas y generando molestias -con justa razón a otras- vemos que en la foto, todas las personas somos hombres.

Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el mayor reto para lograr una participación equilibrada entre hombres y mujeres se encuentra en el ámbito municipal. En 2013, únicamente el 6.9% de las presidencias municipales del país eran ocupadas por mujeres, y en el estado de Chihuahua de 2013 a 2016, de los 67 municipios de nuestro estado, únicamente 2 eran gobernados por mujeres.

Dentro del Ayuntamiento de Chihuahua, actualmente, contamos con 20 regidurías, de las cuales 11 están ocupadas por hombres y 9 por mujeres. Y sí, actualmente tenemos a una mujer ocupando la presidencia municipal, pero esto no debe ser tomado como una victoria absoluta en términos de equidad, cuando, por ejemplo, en julio del año pasado existieron personas que se opusieron a la reforma en tema de Derechos Humanos.

Hace falta congruencia, la lucha por los derechos no debe ser únicamente cuando se tiene la sensación de que se están violando de manera individual, sino para todas las personas. Debemos aspirar a que cualquier mujer en nuestra ciudad tenga igualdad de oportunidades para ejercer sus derechos políticos y eso se logra con “medidas temporales especiales para garantizar la igualdad de representación de las mujeres en todas las esferas de la vida política y pública”, tal como lo dice la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.

Los logros y avances han sido producto de la legislación internacional, nacional y estatal, sin embargo, aún nos faltan mucho por hacer en lo local para garantizar que la participación de las mujeres en la vida política y pública sea equitativa.

¿Y qué es lo que nos toca hacer en el plano municipal?

Comprender la participación política-electoral como un derecho humano. Existe un amplio marco normativo internacional que dicta que la participación política debe ser libre de discriminación en condiciones de igualdad, para poder votar, ser votado y acceder a funciones públicas. Es el deber de las servidoras públicas, quienes están ejerciendo estos derechos, sean capacitados y conscientes que dichos derechos son para todas las personas, no únicamente para unas cuantas.

Actualmente, de las 9 direcciones que conforman la Administración Pública Municipal, 7 son hombres y sólo 2 son mujeres. La ONU ha encontrado que en los países donde se han aplicado cuotas para incrementar el número de legisladoras, se han incrementado de manera considerable leyes progresistas en beneficio de las mujeres y de la igualdad de género. Proponer un gabinete local en donde las mujeres ocupen la mitad de los puestos podría ser una gran estrategia para vencer uno de los grandes males en nuestro estado: la violencia de género.

Tenemos que entender que la paridad en sí no es un logro, es una herramienta para que la política local sea más equitativa y más representativa para el 50% de nuestra población. Esperando así que para el próximo ejercicio electoral municipal tengamos muchas más mujeres aspirando a la presidencia municipal.