/ viernes 13 de noviembre de 2020

¿Es Cristo rey del Universo?

Me parece que es bueno recordar el desarrollo de la afirmación: “Jesús es rey del Universo”.

Cuando Cristo fue interrogado por Poncio Pilato: - “Entonces ¿Tú eras rey?” Cristo le contestó: “Soy rey. Yo para esto nací y para esto vine al mundo”. Cuando Pilato lo crucificó, le puso un letrero en la cruz: “Jesús, rey de los judíos”. El concilio de Nicea le agregó al Credo las palabras: “Cuyo reino no tendrá fin”. Pero quien acuñó en la Iglesia las palabras “Cristo Rey” fue el Papa Pío Xl. Empezó siendo Papa en 1922. Le tocaba manejar la Iglesia en una gran horrenda crisis mundial, crisis civil y religiosa. De 1914 a 1918 había estallado la Primera Guerra Mundial. Trajo muchos daños a los continentes: Europa, Asia y África. El mundo quedó destruido con la guerra. Por primera vez el automóvil entró en las batallas; se hizo un tanque de guerra blindado, podía llegar a cualquier frente. El fusil del soldado se transformó en una ametralladora, que en lugar de matar a un soldado, de su ráfaga mataba a muchos combatientes, e inmediatamente dejaba miles de viudas. No había murallas que detuvieran a los atacantes, ahora en el frente de batalla había zanjas a las que se llamó trincheras. Pero las trincheras no protegían a los soldados, porque la guerra empleó gases como armas. El gas llegaba a todas las trincheras y dejaba millones de muertos; inició la guerra química. Ahora no había sólo balas para las ametralladoras, la guerra inventó las bombas. Una sola bomba mataba a mucha tropa. Se perfecciona el avión, para realizar bombeos. El avión que estaba iniciando en el mundo no podía con muchas bombas, por eso se construyó el avión bombardero. Antes la batalla era de un soldado contra otro soldado: ahora un bombardeo mataba a todos civiles. Las ciudades quedaron destruidas. En la batalla más destructiva, en Verdún, en un solo día murieron cien miles de seres humanos: niños, jóvenes, hombres, mujeres y soldados. El resultado fue una destrucción total. Por eso después de terminada la guerra había desesperados que buscaban los puentes, los lugares altos, por aplicarse el suicidio. No había una razón para vivir en un mundo en ruinas.

Pío XI heredó este mundo para predicar el Evangelio. No había creencias religiosas, no había fe, dominaba el ateísmo, el laicismo negaba la existencia de Dios, no se creía en la Iglesia por eso era rechazada, estaba dominando la masonería. En 1922, el Papa, en su primera encíclica, se propuso como programa, establecer la paz de Cristo en el reino de Cristo. Y en segunda encíclica, 1925, estaba seguro de que sólo Cristo como Rey podía superar la indolencia del mundo. Y escribió: - Para dar a conocer la fe de Cristo “Instituyo la fiesta de la Fiesta de Cristo Rey; se celebrará en todas las partes de la tierra el último domingo de octubre”. Desde entonces se celebró la Fiesta de Cristo Rey.

Al Papa Pablo VI, en 1970, le pareció que Jesús era el Rey del centro de la Historia, y trasladó la fiesta al último domingo del año litúrgico, por eso este año 2020 se celebra el 22 de noviembre. A Cristo: conócelo, para que lo ames y lo adores como rey.



Me parece que es bueno recordar el desarrollo de la afirmación: “Jesús es rey del Universo”.

Cuando Cristo fue interrogado por Poncio Pilato: - “Entonces ¿Tú eras rey?” Cristo le contestó: “Soy rey. Yo para esto nací y para esto vine al mundo”. Cuando Pilato lo crucificó, le puso un letrero en la cruz: “Jesús, rey de los judíos”. El concilio de Nicea le agregó al Credo las palabras: “Cuyo reino no tendrá fin”. Pero quien acuñó en la Iglesia las palabras “Cristo Rey” fue el Papa Pío Xl. Empezó siendo Papa en 1922. Le tocaba manejar la Iglesia en una gran horrenda crisis mundial, crisis civil y religiosa. De 1914 a 1918 había estallado la Primera Guerra Mundial. Trajo muchos daños a los continentes: Europa, Asia y África. El mundo quedó destruido con la guerra. Por primera vez el automóvil entró en las batallas; se hizo un tanque de guerra blindado, podía llegar a cualquier frente. El fusil del soldado se transformó en una ametralladora, que en lugar de matar a un soldado, de su ráfaga mataba a muchos combatientes, e inmediatamente dejaba miles de viudas. No había murallas que detuvieran a los atacantes, ahora en el frente de batalla había zanjas a las que se llamó trincheras. Pero las trincheras no protegían a los soldados, porque la guerra empleó gases como armas. El gas llegaba a todas las trincheras y dejaba millones de muertos; inició la guerra química. Ahora no había sólo balas para las ametralladoras, la guerra inventó las bombas. Una sola bomba mataba a mucha tropa. Se perfecciona el avión, para realizar bombeos. El avión que estaba iniciando en el mundo no podía con muchas bombas, por eso se construyó el avión bombardero. Antes la batalla era de un soldado contra otro soldado: ahora un bombardeo mataba a todos civiles. Las ciudades quedaron destruidas. En la batalla más destructiva, en Verdún, en un solo día murieron cien miles de seres humanos: niños, jóvenes, hombres, mujeres y soldados. El resultado fue una destrucción total. Por eso después de terminada la guerra había desesperados que buscaban los puentes, los lugares altos, por aplicarse el suicidio. No había una razón para vivir en un mundo en ruinas.

Pío XI heredó este mundo para predicar el Evangelio. No había creencias religiosas, no había fe, dominaba el ateísmo, el laicismo negaba la existencia de Dios, no se creía en la Iglesia por eso era rechazada, estaba dominando la masonería. En 1922, el Papa, en su primera encíclica, se propuso como programa, establecer la paz de Cristo en el reino de Cristo. Y en segunda encíclica, 1925, estaba seguro de que sólo Cristo como Rey podía superar la indolencia del mundo. Y escribió: - Para dar a conocer la fe de Cristo “Instituyo la fiesta de la Fiesta de Cristo Rey; se celebrará en todas las partes de la tierra el último domingo de octubre”. Desde entonces se celebró la Fiesta de Cristo Rey.

Al Papa Pablo VI, en 1970, le pareció que Jesús era el Rey del centro de la Historia, y trasladó la fiesta al último domingo del año litúrgico, por eso este año 2020 se celebra el 22 de noviembre. A Cristo: conócelo, para que lo ames y lo adores como rey.