/ martes 1 de enero de 2019

“Es mejor prender una vela, que maldecir las tinieblas”.  Confucio


Bienvenido, 2019

Cronos inexorablemente devora a sus hijos y el tiempo transcurre, sin detenerse. Debemos recordar que los hombres sólo somos dueños de tres cosas: nuestro cuerpo, nuestra consciencia y nuestro tiempo, lo demás, no nos pertenece. La transformación de la sociedad se lleva a cabo en el tiempo y en el espacio, todo cambia, nada está estático. Reiteremos, un ser humano no crea ni determina el proceso histórico de ningún país. Es muy pretencioso afirmar que: “conmigo se inicia la cuarta transformación de México”. Quienes así lo mencionan desconocen la historia de nuestra nación. No es el capricho ni la actitud mesiánica del dictador la que forja etapas, sino la sociedad en su conjunto.

El año nuevo nos permite configurar las metas que nos proponemos alcanzar, sin concepciones horoscópicas ni forjando utopías, que nos pueden conducir por senderos de frustración y de amargura. La sensatez y la objetividad de nuestras acciones, por el contrario, traerán frutos que alimentarán las nuevas metas y las acciones para alcanzarlas. El optimismo y las ganas nos impulsarán al progreso, y por supuesto al éxito.

¡Claro que en nuestra reflexión damos la bienvenida a 2019! Seremos más cuidadosos con nuestro cuerpo, aprovecharemos mejor nuestro tiempo y, nos ocuparemos de que nuestra consciencia rechace los embates de las posverdades y de la demagogia fascista del régimen. Serenidad, paciencia, respeto a la ley y protección de nuestra familia y de nuestro patrimonio. No permitamos que nadie intente dividirnos, menos crear “los buenos” y los “malos”, porque daremos alimento a la dictadura.

Demos la bienvenida a 2019 porque seremos más trabajadores, más exigentes, más estudiosos y más honestos, eso está en nosotros y si lo logramos, México habrá dado un paso más en su devenir histórico. Tengamos la plena y absoluta seguridad que la vinculación familiar, la confianza en nuestros semejantes y la constante educación forjarán la necesaria conciencia nacional que tanto necesitamos para enfrentar los retos que nos depara el futuro. No olvidemos que el futuro tiene su raíz hoy.


Bienvenido, 2019

Cronos inexorablemente devora a sus hijos y el tiempo transcurre, sin detenerse. Debemos recordar que los hombres sólo somos dueños de tres cosas: nuestro cuerpo, nuestra consciencia y nuestro tiempo, lo demás, no nos pertenece. La transformación de la sociedad se lleva a cabo en el tiempo y en el espacio, todo cambia, nada está estático. Reiteremos, un ser humano no crea ni determina el proceso histórico de ningún país. Es muy pretencioso afirmar que: “conmigo se inicia la cuarta transformación de México”. Quienes así lo mencionan desconocen la historia de nuestra nación. No es el capricho ni la actitud mesiánica del dictador la que forja etapas, sino la sociedad en su conjunto.

El año nuevo nos permite configurar las metas que nos proponemos alcanzar, sin concepciones horoscópicas ni forjando utopías, que nos pueden conducir por senderos de frustración y de amargura. La sensatez y la objetividad de nuestras acciones, por el contrario, traerán frutos que alimentarán las nuevas metas y las acciones para alcanzarlas. El optimismo y las ganas nos impulsarán al progreso, y por supuesto al éxito.

¡Claro que en nuestra reflexión damos la bienvenida a 2019! Seremos más cuidadosos con nuestro cuerpo, aprovecharemos mejor nuestro tiempo y, nos ocuparemos de que nuestra consciencia rechace los embates de las posverdades y de la demagogia fascista del régimen. Serenidad, paciencia, respeto a la ley y protección de nuestra familia y de nuestro patrimonio. No permitamos que nadie intente dividirnos, menos crear “los buenos” y los “malos”, porque daremos alimento a la dictadura.

Demos la bienvenida a 2019 porque seremos más trabajadores, más exigentes, más estudiosos y más honestos, eso está en nosotros y si lo logramos, México habrá dado un paso más en su devenir histórico. Tengamos la plena y absoluta seguridad que la vinculación familiar, la confianza en nuestros semejantes y la constante educación forjarán la necesaria conciencia nacional que tanto necesitamos para enfrentar los retos que nos depara el futuro. No olvidemos que el futuro tiene su raíz hoy.